REAL SOCIEDAD

Erik Bretos, el nuevo arquitecto realista: el tapado tras los éxitos de Eibar y Real Sociedad que se gestó en Pamplona

El hasta ahora mano derecha de Roberto Olabe asumirá un papel principal 10 años después de llegar a la estructura txuri-urdin.

Erik Bretos, junto a Jokin Aperribay, en Zubieta./Archivo
Erik Bretos, junto a Jokin Aperribay, en Zubieta. Archivo
Patxo De la Rica

Patxo De la Rica

Para llegar a las salas de televisión del Colegio Mayor Larraona de Pamplona había que bajar un piso. Al sótano de un edificio antiguo, en plena Avenida Pio XII. Un lugar repleto de jóvenes llegados de toda España que pasaban las horas entre libros de estudios, noches universitarias y amigos. Y fútbol. Para muchos, esa sala subterránea era sinónimo de fútbol. Allí era habitual ver en muchas noches de partido a un joven estudiante apasionado por este deporte. Él no estaba en los días 'gordos', cuando los gritos retumbaban en esas pequeñas salas, pero sí en partidos con menos foco. Alguna vez, incluso solo.

Buen estudiante y 'panenkita' antes de existir el término, Erik Bretos, Director de Fútbol de la Real Sociedad a partir de noviembre de 2025, completaba sus estudios en Periodismo de la Universidad de Navarra al mismo tiempo que iniciaba una web futbolera. Imposible imaginar lo que sucedería años después, pero allí comenzó a gestarse el nuevo líder del proyecto txuri-urdin: su interés por el fútbol superaba al que tenía por el periodismo. Al menos a un tipo de comunicación deportiva. Obsesionado por el juego y no tanto por el envoltorio, su primer proyecto, el Diván del Fútbol, deja a las claras que había madera.

Aquel blog lo formó junto a Felipe Sánchez Mateos, hoy segundo entrenador del Ajax tras haber pasado por Niza, Alanyaspor, Independiente del Valle de Ecuador o la Academia Aspire, coincidiendo precisamente con Roberto Olabe en estos dos últimos destinos. En el caso de Erik, probó unos meses haciendo prácticas en el Mundo Deportivo de San Sebastián, pero su carrera periodística duraría muy poco. Aunque esa pasión por cómo entendía el fútbol tendría años después importancia a la hora de conformar un grupo deportivo que haría historia en la Real Sociedad.

Cuentan que aquella experiencia le abrió los ojos. O se los cerró para el periodismo. Desencantado, buscó otros caminos y los encontró pronto en un Eibar en depresión. Llegó siendo un 'niño' recién salido de la universidad a un conjunto armero en crisis, intentando el regreso a Segunda. Le reclutó Fran Garagarza como mano derecha para elaborar en un primer momento informes de los rivales, pero formó parte de un equipo deportivo que, con paciencia, construyó un proyecto histórico. Un éxito sin comparación en la historia de nuestro fútbol: un club de un municipio de 27.000 habitantes encadenó dos ascensos consecutivos hasta la élite del fútbol español de la mano de Gaizka Garitano.

Es cierto que Erik vivió el ascenso definitivo a Primera desde la distancia. Ya había dado el paso a la cantera de la Real Sociedad en el verano de 2013 por petición de Jokin Aperribay, convertido en un ojeador de jugadores en la zona de fuera de San Sebastián. Para entonces, el periodismo parecía olvidado, pero no los estudios. Obtuvo el título de Director Deportivo meses antes de llegar a la estructura txuri-urdin y, formando parte ya del equipo de su vida, decidió también 'sacarse' el nivel 3 de entrenador. Le coincidió, precisamente, con su primera experiencia en un banquillo profesional, aunque desde un lugar que nunca hubiese imaginado.

Bretos, junto a Moyes en la etapa como traductor del británico. Archivo
Bretos, junto a Moyes en la etapa como traductor del británico. Archivo

Su futuro cambió por completo en noviembre de 2014, cuando el club txuri-urdin firmó a David Moyes como entrenador y pasó del anonimato al primer plano: Se convirtió en traductor del técnico británico en el primer equipo a los 25 años. Sus amigos le 'vacilaban' y se enorgullecían entonces, sorprendidos de verle por televisión cada día y en el banquillo de Anoeta, el estadio al que siempre acudió como aficionado. La experiencia no duró mucho, pero fue un primer paso importante que tuvo continuidad en los años siguientes, ganando espacio en la estructura deportiva que lideraba entonces Lorenzo Juarros.

Pieza clave con Roberto Olabe

El cambio en la dirección deportiva txuri-urdin, en el verano de 2018, supuso también un paso adelante para Bretos. Roberto Olabe ya había coincidido con él en los ocho meses que estuvo en el club en 2016 y confiaba plenamente en sus capacidades. Compartían puntos de vista y una forma de entender el fútbol y la filosofía de trabajo. Con amigos en común, como el mencionado Felipe Sánchez Mateos, conformaron un tándem jerarquizado en el que fueron incluyendo diferentes perfiles.

El periodismo volvió a ser clave. A la estructura deportiva, denominada Unidad de Reclutamiento del área Profesional, se sumaron, entre otros, Tomàs Martínez, Abel Rojas, Guillermo Valverde y Xabi Esnaola. Bretos la lideraba, por lo que habrá que esperar -mañana comparece Roberto Olabe en el Reale Arena- para saber quién asumirá ahora la responsabilidad de ser la cabeza visible de esta estructura que fue clave para conseguir los fichajes de Alexander Isak, Take Kubo o Luca Sucic, pero también operaciones como las de Mikel Merino o David Silva.

La noticia es una apuesta por la continuidad y por el talento local. Lo celebra buena parte de la afición y, por supuesto, su familia, sus hermanos, entre los que destaca públicamente un Aimar Bretos que lidera la Cadena Ser, y sus amigos. El sueño de su vida se ha hecho realidad, aunque tendrá una tarea complicada para sustituir a un Olabe que construyó una Real campeona y que enamoró a toda Europa la temporada pasada. El nuevo libro del que habló Jokin Aperribay en pretemporada iniciará realmente en 2025 con Bretos a los mandos.

Su lado más desconocido

Erik Bretos, de niño, cuando presentaron el cortometraje. Archivo
Erik Bretos, de niño, cuando presentaron el cortometraje. Archivo

Si sus estudios de periodismo han sido ya muchas veces comentados, hay un lado más desconocido de Erik Bretos. El guipuzcoano participó como actor en 2002, con solo 13 años, en el cortometraje La Pescadilla que se muerde la Cola, presentado en el Aquarium de Donostia en aquellos días. Unos pinitos en el mundo audiovisual que no tuvieron continuidad pero que dejan su imagen en la hemeroteca.