ESPANYOL - REAL SOCIEDAD

Enrique Silvestre, un fichaje marcado por la tragedia: "Era mucho más que un compañero"

Una leyenda txuri urdin como el 'Chino' Martínez recuerda la figura del catalán, fallecido hace dos años, y que llegó a Donostia tras un accidente de tráfico en el que perdió a casi toda su familia.

Enrique Silvestre junto a López Ufarte y Jon Toshack. /Diario Vasco
Enrique Silvestre junto a López Ufarte y Jon Toshack. Diario Vasco
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

Enrique Silvestre (Barcelona, 1941) nunca llegó a jugar en el Espanyol, pero tenía alma perica -era el socio 174- y eso que se formó en las categorías inferiores del FC Barcelona, aunque tampoco llegó a debutar con el primer equipo. Sí lo hizo en la Real Sociedad, durante cinco temporadas, en la que dejó su sello, no solo como futbolista, sino como persona. El delantero catalán jugó 100 partidos oficiales entre 1967 y 1972 con la camiseta txuri urdin, época en la que coincidió con ilustres de la historia de la entidad blanquiazul como 'Pela' Arzak, Marco Antonio Boronat, Gaztelu, Alberto Ormaetxea o Jose María 'Chino' Martínez, que se emociona cuando recuerda la figura de Enrique Silvestre, fallecido hace dos años.

"Vino con muy mala fama, de broncas, de armar líos y era todo lo contrario. Era un bendito. Ni bebía ni nada. Lo único que le gustaba era contar chistes y estar con los amigos", recuerda casi emocionado el 'chino', que fue mucho más que un simple compañero para el protagonista de esta historia. Su llegada a Donostia estuvo precedida por una tragedia en forma de accidente de coche que resultó con el fallecimiento de su mujer, que estaba embarazada, de su hijo de tres años, de su hermano y de su padre. Solo se salvaron su madre y él. "Yo, como capitán, dije: 'Algo tengo que hacer'. Yo estaba casado y tenía un hijo de la misma edad que el suyo que murió. Y le llevé a mi casa. Estuvo con nosotros dos años hasta que comenzó a darle la vuelta", rememora una leyenda de la Real sociedad como es Jose María Martínez.

"Después de lo que le pasó, yo, como capitán, dije: 'Algo tengo que hacer'. Yo estaba casado y tenía un hijo de la misma edad que el suyo que murió. Y le llevé a mi casa. Estuvo con nosotros dos años"

José María 'Chino' Martínez Exfutbolista de la Real Sociedad

El fatal desenlace tuvo lugar uno de los últimos fines de semana de junio, en una carretera de la Costa Brava. En su objetivo de evitar el choque contra un vehículo de matrícula inglesa, el coche pilotado por Silvestre se salió de la carretera, con tan mala fortuna que fue a estrellarse contra un árbol. En el acto fallecieron casi todos los integrantes del vehículo. Silvestre, con conmoción cerebral, se recuperó de sus lesiones, primero, en el hospital de Palafrugell, y más tarde en la Clínica Regina de Barcelona. Una vez recuperado, Silvestre viajó hasta Donostia para ponerse a las órdenes de Andoni Elizondo, técnico, por aquel entonces, de una Real Sociedad integrada solo por jugadores guipuzcoanos y que acababa de conseguir el ascenso la temporada anterior en Puertollano, en un partido que ya forma parte de los anales de la historia de la entidad blanquiazul.

"Vino con muy mala fama, de broncas, de armar líos y era todo lo contrario. Era un bendito. Ni bebía ni nada. Lo único que le gustaba era contar chistes y estar con los amigos"

Jose María 'Chino' Martínez Exfutbolista de la Real Sociedad

Enrique Silvestre (Barcelona, 1941) fue un futbolista profesional que militó en varios equipos del fútbol español entre las décadas de los sesenta y setenta. Se desenvolvía, principalmente, como centrocampista, ocupando el puesto de interior, pero en la Real llegó a jugar como delantero. Era habilidoso dentro del área, veía puerta con facilidad y era un especialista en el lanzamiento desde el punto de penaltis. "Que se lo pregunten al bueno de Esnaola", proclama Martínez, que cuenta una anécdota en este sentido: "Le gustaba jugarse el aperitivo y solía hacer apuestas con Esnaola, nuestro portero. Se puso y sin coger carrerilla, le metió de diez, diez. Era muy hábil, muy listo y muy técnico", significa el 'chino' Martínez.

Arriba, Esnaola, Gorriti, Santamaría, Ormaetxea,  Arzak, Gaztelu, Juan Mari Anza (masajista); abajo, Urreisti, Urtiaga, Silvestre, Mendiluce y Aranbarri.  Real Sociedad
Arriba, Esnaola, Gorriti, Santamaría, Ormaetxea, Arzak, Gaztelu, Juan Mari Anza (masajista); abajo, Urreisti, Urtiaga, Silvestre, Mendiluce y Aranbarri. Real Sociedad

Tras pasar por Osasuna y Murcia, el Celta decidió pagar en el verano de 1965 la friolera de 900.000 de las antiguas pesetas para hacerse con un futbolista singular. Se convirtió en uno de los dos refuerzos más sonados del conjunto vigués junto al sevillista Rivera. Pero el Vigo no le salieron las cosas. César Rodríguez Álvarez su entrenador en el cuadro celtiña dicen que acabó desesperado con Silvestre: "Quiere, pero no acaba de encontrar su sitio". Fue entonces cuando la Real Sociedad se lanzó a por el futbolista, un fichaje que llamó la atención al tratarse de un jugador nacido fuera de las fronteras del País Vasco. Se convirtió, de hecho, en el último jugador nacional que militó en la Real Sociedad hasta la llegada de Sergio Boris en 2002. Tuvieron que pasar 35 años.

"Le gustaba jugarse el aperitivo y solía hacer apuestas con Esnaola, nuestro portero. Un día se puso y sin coger carrerilla, le metió de diez penaltis, diez. Era muy hábil, muy listo y muy técnico"

Jose María 'chino' Martínez Exfutbolista de la Real Sociedad

"En aquella época, la Real no tenía los medios suficientes para fichar a gente de fuera. Silvestre quedó libre en el Celta. Aquí se enteraron de que estaba libre y como era un buen jugador, para nosotros", explica el Chino Martínez. "Encajó a la perfección", reconoce el exrealista pese a que aquel equipo estaba formado, no solo por jugadores de la cantera, sino solo nacidos en Gipuzkoa. "Fue el primero que vino de fuera de Euskadi. Encajó muy bien, perfectamente. Le ayudamos todos. Era muy extrovertido", sostiene. "Si lo que le pasó a él, nos pasa a alguno de nosotros no sé lo que hubiera pasado. Él le dio la vuelta. Se le trató muy bien. Él lo agradeció. Si le llamabas para cualquier cosa, él acudía, cualquier excusa era buena para venir. Cogía el coche y se presentaba en Donostia. Era un niño grande", recuerda entre risas.

"A mí me hicieron la primera peña de la Real en Pasaia. Fueron varios jugadores y entre ellos estaba Silvestre. Después de cenar, chistes, chistes y más chistes y nos dieron las 3 de la mañana. Era una máquina de contar chistes"

José María 'Chino' Martínez Exfutbolista de la Real Sociedad

"Era muy buena persona. Su vicio eran los pasteles. Entonces decían que era malo y ahora dicen que es bueno, que entra en la dieta del futbolista. Era muy dicharachero, muy amigo de sus amigos, muy buena persona, muy juguetón, como un niño grande", reitera Martínez a la hora de referirse al malogrado Silvestre, al que le encantaba contar chistes: "A mí me hicieron la primera peña de la Real en Pasaia. Fueron varios jugadores y entre ellos estaba Silvestre. Después de cenar, chistes, chistes y más chistes y nos dieron las 3 de la mañana. Era una máquina de contar chistes", asegura.

“En una cama de la habitación dormía mi hijo y en la otra, él. Con eso está todo dicho”

Jugó un total de 100 partidos oficiales -debutó contra el Athletic marcado en tanto del empate en Atotxa- con la Real, 84 de ellos en Liga, y marcó 22 goles, de los que 17 fueron en la competición nacional. Ese fue el legado deportivo que dejó como jugador blanquiazul. Aunque su herencia va mucho más allá de lo futbolístico. "Era algo más que un compañero", declara Martínez. "Dormía en una habituación con dos camas. En una dormía mi hijo y en la otra, él. Con eso te digo todo. Son cosas de la vida. Se hacía lo que se podía. Yo me ponía en su lugar y qué hubiese sido de mí si me hubiera ocurrido eso en otras circunstancias y fuera de casa", se pregunta el mito blanquiazul. "No sé lo que me hubiera pasado", reitera. "Él remontó. Se juntó con buena gente y en ese sentido, tuvo suerte. Si cae en otro equipo, no sé lo que hubiera sido de él", sentencia. "El recuerdo y el cariño era muy grande. Todo es poco para lo que te pueda contar", se sincera.