REAL MADRID

Los días más intensos de Brahim: confianza desde 'arriba', un hombro dislocado y una infiltración para jugar "sí o sí"

El club tiene fe en el malagueño, que empieza a ganarse más minutos. El cuerpo técnico también lo cuida.

Brahim Díaz celebra su gol contra Las Palmas./Reuters
Brahim Díaz celebra su gol contra Las Palmas. Reuters
Jorge C. Picón

Jorge C. Picón

Fue llegar y besar el santo. La primera titularidad de Brahim Díaz en esta su segunda etapa en el Real Madrid no pudo salir mejor, con un partidazo y un gol que sirvió para derribar el muro de Las Palmas. Control, pausa y disparo directo a la escuadra ante un Valles imbatible hasta ese momento. El malagueño, que hacía de Bellingham, había fallado dos veces antes del glorioso minuto 48. Estallido de alegría del jugador y de toda la grada, que mira con buenos ojos a uno de sus niños mimados.

Después de su gran actuación sobre el césped, su show en los micrófonos. Maduro, directo, gracioso... Empezando con una petición: que le bajasen el micro. "Demasiado alto para mí. Son sólo 1,69", bromeaba. "He tenido minutos y lo he aprovechado bien. Qué mejor que con ese gol para meterle presión para los próximos partidos", reconoció. Y paciencia. "Han sido tres años muy buenos en Milán. El jugador siempre quiere jugar más, pero paciencia. Esto es muy largo y son muchos partidos".

Al marcar, se acordó de alguien muy especial. "Mi abuelo falleció hace no mucho. Me he acordado de él porque era muy madridista. Este gol va para él y para mi familia, que no son momentos buenos porque no estoy jugando tanto pero estar aquí es algo único". Se trata de su abuelo materno, una de las personas que más hizo por transmitirle ese espíritu madridista de no rendirse nunca.

Se le preguntó también sobre qué país va a elegir: España o Marruecos. "Lo importante es jugar aquí, hacerlo bien en el Madrid, y luego ya llegarán las oportunidades que tengan que llegar". Los africanos trabajan como locos para convencerle de que juegue con su selección.

Confianza de la directiva y cariño del cuerpo técnico

Semana muy intensa para Brahim, que desde hace días veía muy posible ser titular contra Las Palmas. El cuerpo técnico se ha echado encima de él para transmitirle confianza. Charlas, consejos, bromas... Todo para que se sintiese cómodo y preparado. Él ha correspondido con trabajo y sacrificio. Tanto que, a pesar de haberse dislocado el hombro contra el Atleti en el derbi, el cual se le colocó en el momento, pidió que le infiltraran para quitarle el dolor y así poder estar contra los canarios. Quería jugar sí o sí.

"Le dedico el gol a mi abuelo".

Todavía le queda para terminar de ganarse a Ancelotti. El italiano ha demostrado ser el único en todo el Real Madrid que todavía no se ha enamorado de Brahim. Sí que ha caído en sus encantos la directiva, que lo considera un jugador fundamental para el proyecto de los próximos años, sea cual sea el técnico. Por ello, a pesar de la insistencia del Milan por quedárselo, lo trajeron de vuelta de su cesión.

Brahim aprovecha cada minuto que le da Carletto. La afición, a la que también le ha costado poco ganarse, quiera verlo más a menudo. Él, jugador de puro ritmo, vive esta oposición calmado. Quiere jugar más, pero sabe dónde está y lo mucho y muy bueno que tiene por delante. Cuestión de esperar y aprovechar, como contra Las Palmas. Pasarle la presión a un entrenador que cada día se enamora un poquito más de su jugador.