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Los 21 días que adentran también al Espanyol en un territorio desconocido en LaLiga

Del derbi al próximo partido ante el Girona hay 21 sin competición: el primer equipo no alterará el plan de entrenamientos.

Manolo González, entrenador del Espanyol, durante uno de los entrenamientos de la semana en Sant Adrià. /RCD ESPANYOL
Manolo González, entrenador del Espanyol, durante uno de los entrenamientos de la semana en Sant Adrià. RCD ESPANYOL
Alberto Martínez

Alberto Martínez

De las buenas sensaciones del derbi ante el FC Barcelona, especialmente esa segunda mitad en la que el parcial fue de 0-1 para el Espanyol, que logró incluso anotarle cuatro goles a su eterno rival -dos de ellos anulados por un fuero de juego milimétrico, otro porque el balón salió claramente del terreno de juego antes del remate y el último, el de Javi Puado, sí subió al marcador-, al siguiente partido ante el Girona, el día 23 de noviembre, pasan 21 días, tres semanas en las que el equipo de Manolo González no tendrá competición. El Valencia está en una situación peor, suspendidos sus dos últimos encuentros, y totalmente afectados por una DANA que ha sacudido principalmente los alrededores de la ciudad. Para ellos, a la inactividad hay que añadirle el choque mental de ser el epicentro de la catastrófe.

Ajena a ella de forma directa aunque próxima emocionalmente -los cuatro tráileres de la Curva con material y comida o la voluntad desde el primer momento de aplazar el encuentro de este sábado-, el Espanyol, que coquetea con la zona de descenso y que acumula tres puntos de los últimos 21 posibles, se sumerge en un terreno desconocido en LaLiga, el de estar tres semanas sin partidos de manera imprevista. Es cierto que en el otoño de 2022, con la disputa en noviembre y diciembre del Mundial de Catar, los clubes estuvieron prácticamente un mes sin partidos, pero todo estaba planificado y se le dieron días de vacaciones a los jugadores: una especie de mini pretemporada y descanso dentro de la vorágine del calendario. Ahora es distinto.

El Espanyol mantiene su plan de entrenamientos. Esta semana, el equipo perico se entrenará este sábado en vez de jugar ante el Valencia, y para la próxima semana no se ha alterado el calendario y los jugadores disfrutarán de tres días de descanso de viernes a domingo. Aquí radica la imposibilidad de jugar un partido amistoso de nivel a estas alturas de competición, teniendo en cuenta los condicionantes: los equipos de Primera o de otras ligas aprovechen esa semana para dar descanso a los futbolistas el fin de semana y para apretar los entrenamientos entre semana; mientras que equipos de Segunda o de otras categorías tienen sus respectivos partidos de Liga.

El equipo blanquiazul, que empieza a estar más necesitado que nunca, se queda con la parte positiva de este descanso de tres semanas. Jugadores como Kumbulla o Gragera, que estaban con problemas físicos, a priori podrán llegar a tiempo para el siguiente encuentro, mientras que se le daría más tiempo a Pol Lozano. El mediocampo del Espanyol está tan maltrecho que ante el Barcelona se estrenó como titular el canterano Bauzá e, incluso, debutó el jugador del filial Justin Smith.

Después de 11 partidos de Liga, el Espanyol ha pasado por todos los estados. De la decepción inicial a la ilusión con aquel siete de nueve puntos que aupó al equipo a la zona media hasta llegar a un estado actual de aceptación de la realidad -la permanencia es el equipo objetivo-, pero también de temor por la falta de recursos de la plantilla, especialmente en ataque con la pobre aportación de los fichajes: Cardona, Veliz y Cheddira. Después de que pasen los 21 días de travesía inesperada, llegará la hora de la verdad antes de finalizar 2024.