Lo que hay detrás de la crisis del Girona: la distracción de la Champions, una plaga de lesiones, "falta de alma"... y fe absoluta en Míchel
El conjunto catalán solo tiene tres puntos de margen con el descenso.

La dolorosa caída del Girona ante el Betis ha encendido todas las alarmas en Montilivi. El conjunto catalán acumula cuatro derrotas y diez jornadas consecutivas sin vencer, igualando la peor racha de la historia del club en Primera, la de Eusebio que acabó un el traumático descenso a Segunda en 2019. Fruto de la actual mala dinámica, a falta de seis encuentros de Liga, el equipo gerundense apenas tiene un margen de tres puntos con el Alavés, el primer equipo que bajaría.
El año más ilusionante de la historia del club, el de su debut histórico en la Champions League, se ha convertido en un suplicio para los gerundenses, que piden a gritos que finalice el curso, un vía crucis, y que lo haga con la entidad en Primera. "Hemos tocado fondo", llegó a decir Míchel tras el último encuentro. Pero, ¿por qué se ha llegado a esta situación? ¿Qué hay detrás de la crisis del Girona?
Precisamente eso es lo que le preguntaron al vallecano en DAZN, tras perder contra el Betis. Y si bien aseguró que lo que quiere hacer es "mirar para adelante", citó algunos de los problemas de fondo que ha sufrido su equipo y que lo han mermado a lo largo de la presente campaña. "Un poco todo, cuando haces, una pretemporada donde no tienes el grueso de la plantilla, porque una plantilla nueva para estar en tres competiciones no tienes todos los jugadores. Estamos en un mercado diferente, y somos el Girona. Para nosotros era todo nuevo, estar en tres competiciones, una plantilla nueva, 12 jugadores nuevos, y lo tienes que hacer compitiendo", se arrancó el técnico madrileño, al que, como al resto del club, la inexperiencia en Europa le ha costado cara.
"La Champions League distrae", dijo Manuel Pellegrini tras la victoria del Betis haciendo alusión a las dificultades que padece su rival. Y es que jugar la máxima competición continental cargó de minutos a los jugadores rojiblancos y les privó de sesiones de entrenamiento, tan necesarias en la idea de fútbol de su entrenador, a causa del apretado calendario, lo cual ha condicionado y mucho el trabajo del metódico Míchel. A eso, como comentaba él mismo, hay que sumarle que no dispuso de una plantilla definitiva, con muchos nombres nuevos, hasta bien entrado el curso. Y eso hizo que algunos de los futbolistas no tuvieran una pretemporada para asimilar el libreto y los automatismos que requiere el juego de este Girona.
Otra de las razones que explican la debacle del Girona es que en verano perdió a la mitad del once que le llevó a la Champions: Yan Couto, Eric García, Aleix García, Savinho y Dovbyk. Y que la mayoría de los que llegaron para reemplazarlos no han rendido igual o, como mínimo, al nivel esperado. Y es que de los nuevos fichajes, apenas Ladislav Krejci está dando la talla. También lo hacía Bryan Gil, pero se lesionó de gravedad y no volverá a jugar de rojiblanco.
La plaga de lesiones
El problema de las dolencias físicas, convertido en plaga, es otro punto trascendental en el asunto, uno de los que más ha pesado a lo largo del año. Hasta 14 lesiones llegó a tener el Girona en apenas 41 días. "Da hasta respeto jugar, estamos esperando a ver quién será el próximo", verbalizó David López en el mes de noviembre, cuando Míchel declaró que solo tenía "12 jugadores de campo".
Volviendo a los nuevos fichajes, esa diferencia de nivel entre los que estaban antes y los que están ahora, se aprecia especialmente arriba, en el gol, cuya ausencia es lo que más adolece un Girona que el año pasado tuvo al Pichichi de Primera División, un Artem Dovbyk que metió 24 goles, y al gran descubrimiento de LaLiga y uno de los futbolistas más desequilibrantes de la competición, Savinho, que marcó nueve dianas y regaló diez asistencias. Con Miovski y Abel Ruiz negados de cara a portería, en la presenta campaña, el máximo goleador gironí es Stuani, con siete dianas.
A la crisis del Girona, hay que añadir al cóctel de causas la incapacidad en la propia área, habiendo encajado a falta de seis jornadas, cinco goles más que en el global de la pasada Liga. También que el rendimiento de casi todo los que brillaron el año pasado dista mucho del que están mostrando este curso. Es el caso de Iván Martín, Tsygankov o Gazzaniga.
En todo caso, Míchel no advierte un problema de nivel: "No es un tema futbolístico, es un tema mental porque estoy convencido de la calidad de mi equipo, somos un equipo capaces de jugar bien". Dejó muy claro el vallecano que, en este punto exacto de la temporada, la cabeza juega un papel muy importante: "Nos falta alma. Falta creerte que vas a superar al rival. A veces la situación te puede".
Míchel no se cuestiona
Y el vallecano tiene muy claro que, al igual que sus jugadores, tiene capacidad de sobras para revertir la situación. Así lo explicó cuando le preguntaron si se veía con fuerzas para seguir: "¿Despedirme? Siempre me han dado confianza, me la están dando. Hay algo que no me falta y sí, soy muy humilde, pero tengo mucho orgullo y talento para superar esta situación. A nivel de fútbol sé qué hay que hacer y a nivel anímico he pasado por situaciones difíciles y sé como superarlas. Tengo que dar la clave para que los jugadores la vean. Son momentos complicados, pero tengo fortaleza. He tenido mis caídas, muy grandes, pero he sabido superarme".
Ni el club ni los jugadores ni el público, que terminó coreando su nombre pese a la dura derrota ante el Betis, se plantean un futuro a corto plazo sin Míchel en el banquillo de Montilivi. Por lo pronto, en una temporada de ensueño que arrancó con el Girona escuchando el himno de la Champions en el Parque de los Príncipes de París, lo que le toca ahora al conjunto catalán es viajar a Leganés y poner la primera piedra de la salvación, el único objetivo a día de hoy de un equipo sumido en una crisis que es multifactorial.