David Albelda, un murciélago que entona el mea culpa: "Habrá que recordar que al club lo vendieron los valencianos"
En uno de los momentos más críticos de la historia del Valencia, David Albelda, leyenda, excapitán che y ahora técnico del Villarreal C, repasa en Relevo su carrera y habla con crudeza de la situación del club de Mestalla.
El interlocutor de Relevo de hoy no es un cualquiera dentro del pedigrí del fútbol español. Cuando recitas su palmarés profesional, David Albelda, 47 años, exfutbolista internacional que quiere seguir manteniendo sus cuitas con el balón sentado en un banquillo, te das rápidamente cuenta de que tiene por méritos propios un hueco en el pelotón de los elegidos. Dos Ligas; una Copa de UEFA; una Copa del Rey; una Supercopa de Europa; una Supercopa de España; dos finales de Champions, sí, dos y una plata olímpica... en 17 años de profesional, muchos de ellos con un brazalete de capitán bien apretado en su tríceps. Y no ganó la Eurocopa del 2008 con España porque su aislamiento en el Valencia -Koeman le apartó del equipo- le tiró en marcha del tren de Luis Aragonés. Hasta entonces era uno de los pretorianos del técnico. "El chico este del Valencia es uno de los míos. Más bueno que bonito".
El Albelda futbolista nunca fue de los que dio paso atrás dentro del terreno de juego. Ni fuera. Al revés. Tiene la memoria justa que exige una buena charla futbolera. Por supuesto que le gustaría pasar de puntillas por algunos de los polémicos asuntos que sabe que vamos a tratar porque están de plena actualidad. Qué más querría él que hablar solo sobre su presente de entrenador en el segundo filial de un club tan especial como el Villarreal; o de esa posición de mediocentro en la que él jugó y que cada año acapara más trascendencia dentro del funcionamiento colectivo de un equipo. No. Sabe que le va a tocar otra vez hurgar en el presente más rabioso del club de su alma y que, con un Valencia-Real Madrid a vuelta de página de calendario, no se va a escapar de la pregunta de su presunto marcaje a Zidane; de su pique eterno con los madridistas... y sobre las dos posibilidades que tuvo de aterrizar en el Bernabéu.
Por respeto hacia su presente y porque tenemos que arrancar por algún sitio, comencemos por su día a día, por su vuelta a los banquillos después de su primera experiencia en el Atzeneta, por ese afán que tiene de realizarse como entrenador...
Cuando dejas el fútbol activo lo primero que tienes que hacer es formarte. En mi caso, era para ser entrenador porque era lo que pretendía y pretendo. Ahí, entre cursos y prácticas, se me fueron tres años. Además quería respirar. Mis últimos años como jugador habían sido demasiados intensos. Por el camino, fui colaborando con los medios de comunicación, radio y televisión, que me permitían mantener un contacto con lo que había sido mi actividad durante toda mi vida. Me llegó la oportunidad del Atzeneta, un club pequeño de Tercera, de unos amigos. Nos salió todo bien y ascendimos a Segunda B. Seguí ese año y al final lo dejé. El desgaste psicológico había sido enorme. Éramos un club que venía de Regional y no teníamos los medios para seguir creciendo, ni siquiera para quedarnos en Segunda B. No abandoné como tal. Decidí parar con la idea de que el día que volviera a un banquillo pudiera tener las posibilidades de trabajo que allí no tuve por las circunstancias. Surgió la oferta del Villarreal para trabajar en la cantera, concretamente en el segundo filial. Abandoné los medios de comunicación y me embarqué en esta aventura.
"En mi experiencia en el Atzeneta me quedé colgado de la adrenalina del banquillo. No es la misma que vives de jugador, pero te engancha y por eso acepté la oferta del Villarreal"
Entrenador del Villarreal C¿Y qué le invita a continuar la carrera de entrenador en una labor más de técnico-formador, que encierra unos condicionamientos distintos a los del fútbol profesional?
Me quedé colgado de la adrenalina que supone ser entrenador. No es la misma que de jugador, pero el banquillo te engancha. Sin darme yo cuenta, a lo mejor ya la echaba en falta en los años siguientes a retirarme y decidí volver. La primera experiencia fue un aprendizaje bonito y volví a sentir lo que se sentía cuando era jugador, cuando se gana y se pierde. En teoría, en un filial, lo primero tendría que ser formar jugadores para el primer equipo pero, en la práctica, juegas todos los domingos y, por supuesto, prefieres ganar que perder. Esta segunda obligación me la pongo yo mismo. Pueden ir unidas las dos situaciones. Es lo que intentamos. Además, en nuestro caso somos dos filiales al servicio del primer equipo. Más complicado y exclusivo todavía.
Como jugador, gracias al Villarreal, dio su gran salto al fútbol profesional. Jugó dos años alternos cedido por el Valencia, 1997 y 1999. ¿Piensa ahora que se puede repetir la historia, pero como entrenador?
Como futbolista, comencé en Segunda B, en el Mestalla, el filial del Valencia. Me cedieron al Villarreal, que estaba en Segunda, antes de llegar Fernando Roig al club. Volví al Valencia, ya en Primera y otra vez regresé al Villarreal, también en Primera, ya con Fernando Roig de presidente. Como entrenador es totalmente distinto. Mi mente ahora está en seguir progresando en el Villarreal. No pienso que este club tenga que ser una catapulta para llegar a otro. Quiero progresar aquí. Es un club me llena totalmente y ser un día entrenador del primer equipo me colmaría plenamente. No estoy para formarme y volar. Mi crecimiento esta aquí. Vamos a ver cómo evoluciona todo porque el fútbol está un poco revuelto. De momento, estoy aprendiendo todos los días de Miguel Álvarez que está con el primer filial y con Marcelino. Mi trampolín está aquí, es interno.
Loable su pensamiento, pero cuando desde su banquillo del Villarreal C ve lo que le acaba de suceder al que fuera su otra mitad futbolística durante muchos años, Pipo Baraja, que después de sufrir como un condenado ha sido despedido de mala manera por el Valencia... ¿No piensa que se está metiendo en un mundo peor aún del que formaba parte cuando era jugador y pocos como usted lo sufrieron en sus propias carnes?
Claro que lo pienso, cómo no lo voy a pensar. Sé que la situación se tiene que hacer angustiosa, pero somos nosotros mismos los que nos metemos en estas situaciones. Nadie nos obliga a coger un camino. En teoría, tenemos la ventaja de que, como futbolistas, hemos conocido situaciones parecidas y sabemos dónde nos podemos meter cuando nos llaman de un club. A mí hace unos meses me apareció la posibilidad de entrar en la estructura técnica del Valencia. Tuve conversaciones con la presidenta, pero no sé exactamente por qué, siempre tuve mis dudas y no acepté. Sin embargo, cuando me surgió la oportunidad del Villarreal no tuve ninguna duda. Sabemos lo que es ser técnico. Lo más fácil es siempre 'tirar' al entrenador. Hay que asumirlo desde el primer día. Incluso puedes fracasar estando en grandes proyectos. El fracaso forma parte de nuestra vida. Ahí tenemos el caso de Xavi en el Barcelona que comenzó ganado la Liga y la segunda temporada le 'tiraron' sin más.
Tiene 47 años, ¿se ha puesto una fecha tope para llegar a un equipo profesional? Los 50, por ejemplo. No se ha mirado al espejo y se ha dicho, David, si no llego. Lo dejo y me dedico a otra cosa.
No. Ahora estoy disfrutando con lo que hago día a día. No me ha entrado el flash de ponerme una fecha. Me siento pleno en el sitio donde estoy ahora. Lo puedo compaginar con mi vida personal y esto, hoy por hoy, es muy importante para mí. No busco más. Ser feliz y aprender.
"¿Qué tuve 20 entrenadores? No me parecen muchos para 17 años. A Valverde le tuve poco tiempo, pero siempre me llamó la atención su manera sencilla de gestionar todo"
Entrenador del Villarreal CUsted tuvo 20 entrenadores en su carrera profesional, aunque se me puede haber escapado alguno, un par de ellos, incluso, le entrenó en dos periodos. ¿A cuál de ellos tiene más presentes ahora como ejemplo para tomar decisiones? ¿Se pregunta que hubieran hecho los Luis Aragonés, Valdano, Ranieri, Cúper, Benítez, Emery, Valverde... en determinadas situaciones?
Si le digo la verdad nunca se me había ocurrido contarlos. ¿20? Pues casi le diría que no me parecen mucho. Estamos hablando de 17 años de carrera profesional. Me acuerdo mucho de algunos de ellos, pero no para pararme a pensar qué hubieran hecho ellos, sino para pensar qué puedo hacer yo ahora recordando lo que hacían ellos. Desde una charla a una corrección táctica sobre la marcha en un entrenamiento. Utilizo las experiencia vividas, por supuesto. Por ejemplo, con Ernesto Valverde no estuve muchos meses, pero siempre me llamó la atención su manera tan sencilla de gestionar todo. Desde los vídeos a las charlas. Invertía el tiempo justo en los dos casos. Todo muy sencillo y corto. Tener la virtud de conocer la alineación del rival y en siete u ocho minutos explicárselo a los jugadores, no es fácil.
En el buen sentido de la palabra, ¿quién era más pesado Rafa Benítez o Unai Emery?
Hay que tener en cuenta las épocas. En la primera época de Ranieri, o después con Rafa o Cúper, no existían los mecanismos que existen ahora para conocer al rival y a lo peor los entrenamientos eran más monótonos, por no decir más aburridos. Ahora todo es distinto, hasta en los entrenamientos. ¿Entre Rafa y Unai? Son épocas diferentes, en cuanto a horas ganaría Unai. Le metía muchas horas, nunca se cansaba, ni creo que se canse ahora. Tiene una pasión verdadera por esto.
Retrocedamos a sus comienzos... He leído que en edad cadete y juvenil usted era un delantero que marcaba muchos goles y a quien le daban muchas patadas. Hubo un torneo sub-15 de selecciones regionales, que ganó su equipo, la territorial valenciana, y en el que Vicente del Bosque en persona le vio jugar y le quiso fichar para el Real Madrid. Era la temporada 91-92. Tenía 13 años.
(Se ríe) Pues si que nos hemos ido lejos. Entonces no había futbol-7. Jugábamos en campo grande, teníamos seis, siete, ocho años y todos hacíamos un poco de todo. Las posiciones no estaban tan definidas como ahora. Hasta un poco antes de cadete solía ser el máximo goleador del equipo. De la historia de Del Bosque sé lo que me contaron. Todos los clubes iban a ver esos torneos. Eran un plataforma para esas edades. Yo estaba en el Alzira. Lo que sí sé es que ese torneo fue para mi el paso definitivo para ir al Valencia. Parece ser que sí, que preguntó por mí. Me lo dijo un amigo de la familia que se dedicaba al tema de jugadores. Yo había salido pocas veces de mi pueblo, de Pobla Llarga, que tenía cuatro mil y pico habitantes. ¡Cómo para que me hablaran de ir al Real Madrid! Con las carreteras de entonces. Ya me parecía que Valencia estaba lejos de mi pueblo... Así que pasó lo que tenía que pasar, que del Alzira me marché al Valencia y allí ya estuve en las categorías inferiores. Creo que pagaron 50.000 pesetas por el pase. Sobre que me dieran patadas en esos años, era lo normal que le pegaran al niño que destacaba un poco. Ya en el Valencia seguí jugando más adelantado.
[Del Bosque confirma a Relevo que es auténticamente cierto que estuvo presente en la final de aquel Campeonato de España y apuntaron el nombre de Albelda. "Ese torneo entre selecciones regionales era el gran punto de referencia para ver jugadores hasta 15 años. Luego ya estaba la categoría juvenil. Albelda destacaba pero jugaba más adelantado de la posición en la que brilló como profesional. No digo que nos interesara, pero era difícil quitar un jugador a los grandes clubes de cada Comunidad... y se lo quedó el Valencia"].
"Sí, es verdad que cuando Makélelé se fue del Madrid, llamaron al Valencia y preguntaron por mí. En aquellos tiempos ganábamos Ligas y era difícil salir, además el club siempre tenía un truco para retenernos..."
Entrenador del Villarreal CPara que después se diga que es usted es anti madridista desde pequeñito. Resulta que además de aquella vez con 13 años, el Real Madrid quiso ficharle cuando se fue Makélelé y se quedaron sin mediocentro... Hablamos del comienzo de la temporada 2003-04.
Se dijeron cosas, sí, no se puede negar. El Madrid no esperaba que se fuera Makélelé al Chelsea y estuvieron buscando un mediocentro. Creo que querían a Vieira, pero no fue posible su fichaje. Parece que sí hubo conversaciones con el Valencia para que me pudiera marchar, hablaron con Manolo Llorente, que era el 'jefe' entonces. Conmigo nunca hablaron. No voy a mentir. Por mucho que yo hubiera querido irme, que tampoco era el caso porque estaba en mi casa y ganando Ligas, lo que hubiera podido querer no tenía ninguna fuerza. Llorente les dijo que no. Tenía un truco para cuando los clubes más grandes en presupuesto que el Valencia venían a buscar jugadores. Nos retenía siempre con una formula. Nos decía: allí te dan cuatro años y tanto dinero. Yo te doy seis años y un dinero más o menos aproximado, siempre menos, claro. No era lo mismo, pero nos terminaba convenciendo y nos quedábamos. Es que aquel Valencia luchaba por todo...
¿No se arrepintió nunca de no haber forzado para salir a otro club?
Lo que sí es verdad que cuando acabas tu carrera y la repasas es cuando piensas, ¿tal vez me equivoqué en aquel momento que pude ir a tal sitio, no solo al Madrid, sino a otro sitio, o al extranjero. Yo recuerdo que el Barça, al principio de la época de Laporta, estuvo muy pesado con la 'triple A' que formábamos Ayala, Aimar y yo... El Madrid también quiso a Ayala, es verdad, incluso tuvo algún problema con el Valencia porque habló con el Madrid.
Con el Real Madrid en la puerta de Mestalla, todavía no hemos hablado de su famoso marcaje a Zidane en el estreno de la Liga 2001-02... que fue 'trending topic', cuando no las redes sociales estaban en pañales.
Es que ya no debe quedar nada por comentar de aquel partido. Se dio más importancia en la prensa de Madrid o en la nacional de lo que realmente pasó. Primero, yo no hice ningún marcaje al hombre a Zidane. Les marcábamos en zona y en función del balón. Hice las faltas justas, siete u ocho. Si vi la tarjeta fue por la reiteración. No porque hubiera alguna acción violenta o alevosa. Eran 'faltitas' tácticas. Él no me dijo nada a lo largo del partido. Si entras duro, a veces, el rival te comenta, te dice 'ten cuidado, me vas a lesionar...' Zidane no me dijo nada. Con el tiempo, vi hasta normal todo lo que se montó. Era una forma de querer explicar que el Madrid se estrelló ante un equipo como aquel Valencia que había vendido jugadores importantes y que no parecía que pudiéramos aspirar a nada. Nunca existió una persecución a Zidane por el campo. Nunca. El partido no lo vi repetido, pero sí vi las imágenes. Creo que las quejas de Del Bosque que se vieron por televisión fueron más por la reiteración de la que hablamos que por la agresividad. Hay una imagen de Vicente contando las faltas... Es más, creo que los dos equipos hicimos las mismas faltas. Y solo expulsaron a un jugador y fue del Madrid, Figo. Además le enseñaron las dos tarjetas por dos faltas que me hizo a mí.
"En aquel partido del debut de Zidane, no le hice un marcaje al hombre. Ni hice ninguna entrada alevosa. Fueron todas faltitas tácticas. Había que justificar que eran los galácticos, se habían gastado miles de millones y se la habían pegado en el primer partido"
Entrenador del Villarreal CEse partido le elevó al púlpito del valencianismo. Se vieron pancartas en Mestalla en los siguientes encuentros: “Ni Figo, ni Zidane, Albelda el més gran”
Sí, sí... Aquí se leía todo lo que se decía y escribía en Madrid y se consideraba injusto. Surgió la polémica entre clubes y titulares fuertes. Sucedió cuando el crecimiento del Valencia le había hecho ponerse a la altura del Madrid. Allí me machacaban por el presunto marcaje y aquí lo que hacían era idolatrarme cada vez más. La tristeza fue que al día siguiente fui a la concentración de la Selección y todos mis compañeros me preguntaban por Zidane y el dichoso marcaje y era un poco cansino. Al final, con el tiempo, situaciones como esas terminas considerándolas normales. Lo terminas de entender. Ellos eran los Galácticos, se habían gastado miles de millones y al primer partido se la pegan. Yo lo que intenté fue no enredarme en un asunto que no era mío.
Hubo una anécdota. Cinco días después de aquel partido, el día 20 de agosto, el Real Madrid fue a jugar un amistoso a Cartagena y allí jugaba su hermano Pepe, central para más señas. En la prensa se hicieron comparaciones sobre cual de los hermanos era el más duro...
Sí... (ja, ja ja). Hubo un titular desafortunado sobre si mi hermano iba utilizar la misma dureza que yo con Zidane. Querían hilar un partido con el otro. Cosas menores....
La realidad es que, al final, el Real Madrid, de una y otra manera, estuvo más presente en su vida de lo que podía imaginarse.
Sí, así fue.... Ja, ja, ja... Después de ese pique daba la impresión de que había surgido una animadversión mía hacia el Madrid o que era anti madridista. Para nada. Lo único que sucedió fue que durante unos años un equipo creció tanto que se convirtió en el principal rival del Real Madrid. Entre otras cosas, porque el Barcelona estuvo un tiempo largo sin conseguir ningún titulo. Y ahí fue donde surgió todo. La realidad también es que para nosotros la motivación de jugar contra el Madrid o el Barcelona era la máxima. No eran tres puntos como contra los demás... Era algo más.
Usted algún día también puso de su parte. He leído que el día que cumplió los 38 años puso un mensaje en las redes sociales. “Siempre recordaré este cumple por el ridículo del Real Madrid en el fichaje de De Gea”.
Síiii, pero eso ya era cachondeo puro... Ni me acordaba del tema.
Tenemos que hablar de su Valencia. Mal tiempo para ser 'murciélago' como es usted desde que tiene uso de razón. La situación empeora por momentos y el próximo rival es nada menos que 'su' Real Madrid.
Sí, es mal tiempo, pero al final si eres del Valencia eres del Valencia en Primera, en Segunda o en Segunda B. Desgraciadamente, estamos pasando por unas circunstancias delicadas, pero también es verdad que si miras para atrás todos estos años existe un sentir general de que el Valencia está donde ha querido, en algún momento determinado, gran parte de su masa social. Del valencianismo. Yo he vivido como jugador toda la trayectoria pasada desde finales de los 90 y diría que, al principio, todo el mundo vio con buenos ojos, empezando por los políticos, la venta del club a alguien de fuera... Había muchos intereses detrás como el proyecto del nuevo Mestalla. Se abrió un proceso de venta un poco extraño. Al final se vendió a la gente que desde el minuto uno se había decidido venderlo por parte de los que tenían la fuerza para vender, que eran Amadeo Salvo, Aurelio Martínez y los patrones de la Fundación. Todos valencianos. Al final, al Valencia lo vendieron los valencianos.
Hablábamos antes de 20 entrenadores en su etapa de futbolista, pero de presidentes vamos también bien servidos.... Pasan de la docena.
Empecé con Paco Roig... acabé cuando el club cayó en manos de Salvo. Al principio todo se movía entre Llorente y Cortés... Desde la entrada de Juan Soler, sí que empezó a haber más movimiento... Cuatro, cinco, seis o siete... presidentes. La gran desgracia fue que los hermano Roig, Fernando y Juan, vendieran sus acciones del Valencia. Ellos eran seguidores del club. Por eso entró Llorente, era el hombre que representaba sus acciones. Aquí se compraban acciones por una gran cantidad de dinero, 100.000 pesetas, creo de memoria y ellos vendieron su 37 por ciento en packs de 10 a ocho mil pesetas. Ellos no querían hacer negocio con el club, ni enriquecerse, y sus posteriores gestiones en el Villarreal o en el Valencia de basket les avalan y ahí están a la vista de todos. Ellos no querían entrar en ninguna guerra, ni a hacerse ricos. Tenían sus empresas y su dinero se lo habían ganado con la cerámica y el supermercado.
¿Aunque esté en el Villarreal, sufre con este Valencia? ¿Le preocupa que el equipo descienda a Segunda?
De reojo miro al Valencia, por supuesto. Para los que estuvimos tantos años allí y en el momento que estuvimos, disputando títulos en España y en el Europa, es difícil entender lo que está pasando. Es complicado entender cómo en dos décadas el Valencia ha pasado de ser un grande de Europa a coquetear varias temporadas claramente con el descenso. Yo no puedo esconder que he sido del Valencia de toda la vida, desde pequeño. Pero cuando acabé como acabé, después de tantas guerras y tantas historias, intenté un poco alejarme de la realidad del presente. Incluso ahora lo intento para no tener mi cabeza todo el día ocupada en la situación del Valencia.
¿Se ha puesto una coraza?
Sí, podríamos resumirlo así. Si me tengo que obsesionar con algo, que sea con mi día a día que es el Villarreal. ¿Lo otro? Ojalá vuelva a ser el club que fue. No renuncio a lo que he mamado de pequeño. Tengo a mis tres hijos jugando en la Academia.
Su Valencia era mucho Valencia.
Sí, así es, pero yo tanto como de los títulos disfruto de mi carrera en general. Jugar 16 años en Primera ya tiene por sí mismo un valor especial juegues en el equipo que juegues. Mis hijos se están dando cuenta ahora de la carrera de su padre, cuando jugaba eran muy pequeños. Con el mayor hablamos mucho de fútbol, de su situación. Tiene 14 años. Ellos ven los vídeos más que yo. Por ejemplo puedo decir que no he visto repetidas las dos finales de la Champions. Y la de la Copa de la UEFA, una vez. Me gusta el fútbol, pero no me gusta verme mis partidos. Ni con el tiempo. No tengo esa curiosidad. Miro más fotos que vídeos. No he transformado ni las cintas de VHS que tenía de cuando jugaba en juveniles.
"Yo sufrí una lesión de cruzado con 20 años y estuve siete meses sin jugar. Me llama la atención ahora que estén tardando bastante más tiempo en recuperarse, nueve, diez meses... Entonces no era así. También pasó con Xavi"
Entrenador del Villarreal CDos últimos asuntos de plena actualidad. Estamos en el era de las lesiones graves, de los ligamentos cruzados... De eso podía escribir un capítulo del libro.
Sí. En mi primer año en Primera, con 20 años, a una semana del debut liguero, con Valdano de entrenador, me rompí el cruzado. Año 97. Pasaron siete meses y el 15 de marzo del 98 reaparecí. Valdano había salido en la tercera jornada. Llegó Ranieri y siempre le estaré agradecido. Me hizo debutar sin conocerme de nada, solo por lo que había visto en los entrenamientos en la fase de recuperación. Lo pasé mal, sobre todo por la edad. Esa lesión había retirado a Maceda. Llegué a pensar que se me acababa mi carrera, pero fui muy fuerte de cabeza. Ahora me llama la atención que las lesiones de cruzados están tardando bastante más tiempo en recuperarse. Se están yendo a nueve, diez meses, casi al año. Entonces no era así. Con Xavi en el Barça pasó lo mismo, Luis se lo terminó llevando al Mundial y jugó con seis meses y medio. Luego tuve una fractura de peroné: cuatros meses. Las dos en la pierna derecha.
Su puesto, el de mediocentro, se ha puesto más de moda que nunca. Si siempre se les había valorado, ahora existe una obsesión por esta figura futbolística. Con Rodri, incluso, se ha multiplicado por infinito.
Siempre han estado de moda. Cuando yo era todavía juvenil, recuerdo que el Valencia de Luis Aragonés, que fue segundo en la Liga, estaba el brasileño Mazinho, que había sido campeón del mundo con Parreira. Posiblemente, antes eran más defensivos, pero la evolución del fútbol les ha dado otra perspectiva. Ocurre con los defensas en general. No voy a decir que todos sean unos virtuosos del balón, pero todos, sobre todo los que llegan a Primera, tienen un cierto nivel para dar, filtrar pases, comenzar el juego... No se pueden comparar etapas. El mediocentro siempre fue importante. Todos los grandes equipos los han tenido. El Deportivo en su mayor esplendor tenía a Mauro Silva. El Madrid de Redondo. A veces el mediocentro te sirve para compensar cuando tienes un equipo tan ofensivo, como ocurre en el Real Madrid. Ahí está Tchouameni, que puede que no haya dado lo que se esperaba de él, pero el Madrid fue a buscarle porque valoraba esa posición...
No ha hablado de Rodri...
Pero con Rodri ya nos estamos yendo a un nivel top. Hablamos de un jugador supercompleto en todos los aspectos: técnico, táctico y físico. Encontrar un Rodri sí que es difícil. Es una barbaridad. Yo, históricamente, lo pondría al lado de Busquets. Sergio era un poco más técnico, más limpio en la salida del balón, pero Rodri le ganaría en el aspecto físico. Es una posición de intuir por donde va el balón. A veces se dice que los mediocentros tenemos imán, no es eso, es una cuestión de visión del juego. De estar siempre en el sitio. Baraja y yo nos repartíamos el campo, por ejemplo. A él le gustaba la parte izquierda y a mi la derecha. Él era más ofensivo y metía más goles y yo siempre intentaba ofrecerle la vigilancia y el 1-4-4-2 con el que jugábamos se convertía en un rombo.