Caparrós pone voz a un sentimiento unánime: todo lo que pierde el fútbol español sin Carlo Ancelotti
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Se merece una cena de despedida a la altura de su camaradería. Un buen vino y una sobremesa que sería impagable con los que han sido colegas y rivales todos estos años y que unánimemente admiran a Carlo Ancelotti. Solo le quedan dos tardes y sendos apretones de manos con dos entrenadores también veteranos, Joaquín Caparrós e Imanol Alguacil, antes de cruzar el charco. A falta del homenaje del Madrid en el Bernabéu la próxima semana, se espera que varios sigan la senda abierta hoy por Caparrós.
"Con la marcha de Carlo también pierde valor LaLiga porque es un referente para todos los entrenadores por su comportamiento en rueda de prensa y ser hombre de club. Es importante que escuchen todas sus declaraciones porque hay que saber ganar y hay que saber perder", elogió Joaquín al italiano, que dejará en 353 sus partidos al mando del Madrid, de los cuales 228 en Liga, repartidos en seis temporadas.
Apenas se le recuerdan encontronazos en el área técnica ni malas palabras para ningún compañero. Sí le costó navegar y concordar con la agresiva política de comunicación del club, enfrentado a todos. No pareció creíble cuando amenazó con no presentarse si no se respetaban las 72 horas de descanso. Como si pusiera voz a una postura que nunca asumiría como propia. Pero salió razonablemente indemne.
El club hubiera querido a un Mourinho para propagar sus teorías en sala de prensa, la de solos contra todos. Encontró a un técnico cordial, que nunca levantó la voz, sí la ceja. Los árbitros le pusieron nervioso, pero se mantuvo en su línea, sin traicionarse, dando la mano siempre, por mucho que se sintiera desprotegido e incluso atacado. Ahí supo morderse la lengua.
Un caballero que se ha ganado el reconocimiento de muchos de los rivales a los que se ha medido. Simeone se ha cansado de elogiarle, con Marcelino le une una relación estrecha, Bordalás, Valverde, Imanol, Jagoba, Pellegrini, Flick… Por citar los reconocimientos de entrenadores en activo y recientes, porque la lista es amplísima. Porque una cosa es lo que pierde el Madrid, por decisión propia, y otra lo que pierde LaLiga. Un entrenador campeón, un colega ejemplar, solidario con sus compañeros en sus luchas, como se ha podido comprobar en las reuniones de entrenadores anuales que se llevan celebrando los últimos años en Las Rozas. No miró para otro lado con problemas que no son los suyos.
No habrá una mala palabra sobre Carletto por parte de sus compañeros. Ni pública ni privadamente. Y eso es tan inusual como meritorio. Su legado será difícilmente olvidado. El ancelottismo, una manera honesta e inspiradora de dirigir, de comportarse y de vivir.