REAL SOCIEDAD - GIRONA

Oro y brillantes para Imanol Alguacil, un entrenador de leyenda

El Reale Arena se ha venido abajo para rendir pleitesía en el último partido en casa a Imanol Alguacil, uno de los mejores técnicos de su historia.

Anoeta se ha puesto en pie para homenajear a Imanol Alguacil. /RElevo
Anoeta se ha puesto en pie para homenajear a Imanol Alguacil. RElevo
José Luis Lorenzo

José Luis Lorenzo

"Venimos de resaca. Ayer tuvimos boda y la idea era quedarnos en casa, pero venimos por Imanol", se oía a dos aficionados de la Real Sociedad en los aledaños del Reale Arena. La parroquia realzale lo tenía claro. Nadie quería perderse el último partido de Imanol Alguacil en casa al frente de la Real Sociedad. Hoy, lo deportivo era lo de menos. Rendir pleitesía a uno de los mejores entrenadores en la historia de la institución blanquiazul era motivo más que suficiente para acudir, por última vez esta temporada, al coliseo txuri urdin.

A Imanol Alguacil, ya lo ha reconocido en infinidad de ocasiones, no le van estas cosas, pero esta vez no ha podido librarse porque, aparte del club, era la propia parroquia realzale la que quería despedirle con el mayor de los cariños posibles. Se lo ha ganado a pulso. La entidad le había planteado todo tipo de actos, a lo que el todavía entrenador de la Real Sociedad se ha negado en rotundo, salvo el recibir la insignia, algo que acaba de suceder.

Aguacil saluda a la grada de Anoeta en compañía de Jokin Aperribay.  EFE
Aguacil saluda a la grada de Anoeta en compañía de Jokin Aperribay. EFE

Anoeta se ha puesto en pie para despedir a alguien que se ha convertido en leyenda. Llegó siendo un parche, sustituyendo, primero, a Eusebio Sacristán, y más tarde a Asier Garitano, y se va convertido en uno de los entrenadores más importantes en la historia de la entidad blanquiazul. Culminará su trayectoria al frente del equipo blanquiazul con 339 partidos, con cinco clasificaciones europeas, una de ellas para la Champions League, y, sobre todo, una Copa del Rey que quedará para siempre en la memoria de todos por ese gol de Mikel Oyarzabal que hizo que la Real lograra un nuevo título 34 años después. Lo dicho. Se va uno de los mejores entrenadores de la historia de la Real Sociedad, el tercero en partidos dirigidos, sólo por detrás de Benito Díaz y John Toshack, alguien que, además, ha logrado que toda Europa admirase el fútbol que practicaba la Real Sociedad los últimos seis años.

No hay que olvidar, además, que Imanol antes de llegar al primer equipo de la Real estuvo durante cuatro años dirigiendo al Sanse. En concreto desde finales de 2014 hasta la Navidad de 2018, con el breve paso por el primer equipo tras la destitución de Eusebio Sacristán, suamando en el filial 148 encuentros, por lo que al final van a ser casi 500 los que va a estar como técnico de los dos primeros equipos.

Una ovación de las que se recordarán siempre

Imanol Alguacil ha saltado al terreno de juego acompañado de Jokin Aperribay, que ha sido el que le ha hecho entrega de una insignia de Oro y Brillantes más que merecida, con los jugadores de ambos equipos formando pasillo, aplaudiendo, algunos de ellos, a rabiar porque ha sido con el oriotarra cuando han alcanzado su cenit futbolistico como es el caso de Martín Zubimendi. 

Uno de los primeros a los que ha saludado ha sido a Michel, el entrenador del Girona, que siempre que ha podido, se ha deshecho en elogios hacia la figura de Alguacil. Y es que muy pocos como él le han dado tanto a la Real Sociedad y, lo más importante, muy pocos son los que han alcanzado las cotas que él ha logrado. Y no eran muchos los que confiaban en sus posibilidades, pero el oriotarra ha tapado muchas bocas a lo largo de estos seis años en los que ha convertido a la Real Sociedad en un equipo envidiado. Para el recuerdo, actuaciones soberbias como las protagonizadas la temporada pasada en Champions League frente a Benfica, Inter o PSG. Que se lo pregunten a Luis Enrique si ha estado más enfadado al descanso de un partido.

Imanol Alguacil saluda a sus jugadores antes de comenzar el partido.  EFE
Imanol Alguacil saluda a sus jugadores antes de comenzar el partido. EFE

Quizá no se merecía este final, marcado, pese a sus palabras, por una temporada muy irregular en la que, finalmente, el objetivo perseguido, que no era otro que entrar en Europa por sexto año consecutivo, no se ha logrado. Pero todo eso ha quedado en un segundo plano en el día de hoy. Imanol Alguacil ha recibido su particular baño de masas por parte de una afición que le venera y para quien se ha convertido en su gurú en estos últimos años en los que se ha tocado la gloria con las manos. Y, como no podía ser de otra manera, el Reale Arena ha vestido sus mejores galas para despedir al oriotarra que no ha podido evitar emocionarse en un acto que le ha llegado al corazón.

Tras el pitido final llegó la fiesta y el manteo

La grada no se cansó de corear el nombre del protagonista de la jornada a lo largo de todo el partido, pero, una vez terminada la contienda, la fiesta ya fue completa. No era para menos. Hubo que sufrir hasta el final, eso sí, hasta que Arkaitz Mariezkurrena perforó, por última vez, la portería del Girona. El Reale Arena estalló de alegría. Muchas emociones contenidas en un día muy especial. El pitido final de Ortiz Arias fue una liberación. Los abrazos fueron una constante entre los jugadores y el cuerpo técnico. Porque el de Imanol Alguacil no fue el único adiós.

También se marcha Mikel Labaka, el segundo del oriotarra desde el princpio. Su nombre también fue coreado por la grada. Y todo hace indicar que Martín Zubimendi haya jugado su último partido en Anoeta y la afición le pidió que se quedara: 'Zubi, quédate, Zubi, quedate', le espetaban desde la grada, aunque el adiós del donostiarra parece cantada.

Los futbolistas, como siempre ocurre en estas situaciones, no han dudado en mantear el entrenador que les ha llevado a la gloria. Y se lo querían agradecer.