REAL MADRID

Ancelotti no escapa del fuego y la final de Doha se convierte en una trampa

La Intercontinental marcará si se cumple el objetivo que el italiano repite en rueda de prensa: que el Real Madrid llegue vivo a Navidad.

Ancelotti, en Vallecas antes del Rayo-Real Madrid./EP
Ancelotti, en Vallecas antes del Rayo-Real Madrid. EP
Jorge C. Picón

Jorge C. Picón

Parece que el Real Madrid muere y resucita dependiendo del fin de semana. Siempre sobre el alambre, contra el Rayo Vallecano le tocó lo segundo. Unos primeros 35 minutos tétricos pusieron cuesta arriba un encuentro que consiguieron dar la vuelta pero que Isi decidió que no iban a ganar. Perdieron así la posibilidad de ponerse líderes de LaLiga y no terminan de despejar las dudas. Sí, el juego ha mejorado, pero no gana con regularidad: cinco derrotas y cuatro empates en los 25 partidos que llevan de temporada.

El que peor lleva lo que está sucediendo es Carlo Ancelotti, que asume las críticas con la naturalidad de siempre pero que no se corta a la hora de decir que se le dan muchos palos. Suele ser el principal señalado a pesar de las bajas que él mismo se encargó de enumerar en Vallecas, donde comenzó el partido sin Mbappé, Vinicius, Carvajal, Militao, Alaba y Mendy, a los que considera "siete titulares".

Con sus declaraciones tras el empate trata de ganar tiempo y reivindicar el trabajo de las últimas semanas. Desde el duelo contra Osasuna antes del parón, el cuerpo técnico ve una mejora clara. Un equipo con mejor actitud y tintes de poder competir como lo hizo el año pasado. "Me puso nervioso el empate de Mallorca, el de Las Palmas... me habían afectado mucho, este no. Fue un equipo con la actitud, la misma del año pasado. Veo un 2025 muy bueno", dijo en rueda de prensa.

“Estoy optimista, espero un buen 2025”.

Pero mientras el equipo trata de "llegar vivo a Navidad", como él mismo se ha encargado de repetir en varias ocasiones, Ancelotti no escapa del fuego. La directiva trata de transmitir un mensaje de tranquilidad de puertas hacia fuera. Los nervios son más cosa de la prensa y de la afición, comentan. Mientras tanto, los que no quieren al italiano dentro del club marcan una muesca con cada tropiezo.

Con todo ello, la final de la Intercontinental contra Pachuca se convierte en una trampa para Carletto y su staff. Un duelo que en otra circunstancia sería un 'paseo' por Doha y que, tal y como está el equipo, puede dejarlo en una situación delicada. Porque perder el título contra los mexicanos sería un duro golpe para un equipo que no termina de arrancar, no es líder en Liga y está lejos de los ocho primeros puestos en la Champions.

Ancelotti, en Vallecas. EP
Ancelotti, en Vallecas. EP

Y en una semana, otra 'final' contra el Sevilla. Un duelo importante en lo deportivo, para no perder más terreno con Atlético y Barcelona, pero también en lo anímico. Marcharse a las vacaciones de Navidad con victoria sería el mejor regalo posible y una bolsa de oxígeno para trabajar con tranquilidad hasta el 3 de enero, cuando jugarán contra el Valencia el partido aplazado por la DANA.

En el vestuario no pierden la calma. Ancelotti y sus futbolistas han vivido esta situación muchas ocasiones y en prácticamente todas han sacado las cosas adelante. Se ven mucho más vivos de lo que se escucha o lee de puertas hacia fuera. Las lesiones, el calendario y el encajar las piezas han ralentizado los procesos de esta temporada, pero todo parece empezar a encajar.

No es la primera vez que Ancelotti juega con fuego. Ya hubo runrún tras las derrotas en Champions contra Milan y Liverpool, pero el club, que muestra un respeto y un cariño ímprobo por el de Reggiolo, decidió darle una última bala, con Solari en la recámara. Los próximos dos partidos vuelven a ser decisivos en el devenir de una temporada que todavía puede enderezarse, pero que pasa por Doha.