Ancelotti medita cambios para que Mbappé sea Jordan y no Romario
El técnico italiano detecta que los problemas empiezan en la presión. El 0-1 del Barça, con Casadó libre, señaló a un Kylian que sólo corrió ocho kilómetros. Hay alternativas para corregirlo.
Carlo Ancelotti, como él mismo reconoce, aún no ha dado con la tecla para que el Real Madrid funcione como la máquina engrasada que se esperaba que fuera. Pero eso no quiere decir que no lo vaya a conseguir o que esté cruzado de brazos mientras sus estrellas recuperan el brillo por arte de magia. El técnico italiano está estudiando más que nunca cada uno de los pasos que da su equipo, en ataque y en defensa, para detectar dónde se originan los problemas. Y ya ha llegado a la conclusión de que, sobre todo, hay que poner el foco en el sistema defensivo, que no sólo es la línea de atrás. La presión alta salta fácil por los aires y en ese análisis Kylian Mbappé no sale muy bien parado.
Carletto ya aseguró este mes en la sala de prensa que la verdadera exigencia para el francés es que se destape en ataque. Dio a entender una cuestión lógica: no pretende que sea el mejor defensa del mundo y se desgaste hasta el punto de que se vea afectada su definición en los metros finales. Pero de ahí a que se desentienda en sus responsabilidades hay un mundo. A ojos de una mayoría, el delantero quedó retratado ante el Barça por su tendencia a caer en fuera de juego y por desperdiciar ocasiones claras. Pero Ancelotti sabe que eso es puntual y pasajero. Nadie pone en duda su capacidad ni que acabará el curso con números de crack. Lo que más inquieta es, por ejemplo, lo que sucedió en el 0-1 de Lewandowski, donde Casadó arrancó la jugada en medio campo sin que el galo ni siquiera le molestara.
Mbappé, según los registros que manejan los preparadores físicos del Madrid, corrió sólo ocho kilómetros en el Clásico pese al ritmo y la exigencia. El que menos, con bastante diferencia del resto, que suele sobrepasar los 10 con facilidad y se eleva hasta los 12 o 13 kilómetros como llegó a alcanzar Gavi en Anoeta hace dos temporadas. Los delanteros, según un estudio del Observatorio CIES de la temporada 20/21 donde analizaron las distancias recorridas en un partido en 31 competiciones, la cifra se sitúa en los 9,9 kilómetros. Y eso, lejos de ser una anécdota o una estadística más en el club blanco, preocupa en el vestuario por diversas razones. La más importante de ellas es que su dejadez de funciones en defensa obliga a otros compañeros a realizarlas y descordina todo el planteamiento para recuperar el balón. El Madrid corrió en total 10 kilómetros menos que el Barça. Y no fue por falta de actitud en muchos momentos. Más bien fue porque los esfuerzos llegaron mal y tarde.
Bellingham es uno de los grandes perjudicados de este desequilibrio táctico. Y aunque corre más que nunca, sus resultados son los peores desde que llegó al Bernabéu. Por eso, hay cierto mosqueo en la plantilla con el rol de Mbappé a la hora de remangarse. Ante el Borussia, y sobre todo frente al Barça, se multiplicaron las conversaciones y debates acalorados en mitad del campo entre los futbolistas para encontrar soluciones a los desajustes. Hay una corriente en la caseta que, aunque comprenda que las estrellas siempre fueron así (vean vídeos de Romario o Ronaldo persiguiendo defensas...) y han de estar frescas para decidir, considera que Mbappé tiene una tendencia a desear que el balón supere su línea de presión cuanto antes para ponerse a caminar, coger aire y pensar en la siguiente arrancada. Algo que, al inicio de su etapa blanca, le sucedía también a Benzema y que luego corrigió hasta el punto de ser una pieza fundamental en la recuperación tras pérdida. La transformación e implicación de Karim fue tal con el paso de los años que el Madrid logró varios goles, en finales incluidas, por su mordiente en la presión.
"He leído que te gustaba Michael Jordan".
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) October 3, 2024
"Michael Jordan se ponía a defender como un hijo de p***".#LuisEnrique 🗣️ Mbappé
📼 Lunes 7, '𝑵𝒐 𝒕𝒆𝒏𝒆́𝒊𝒔 𝒏𝒊 **** 𝒊𝒅𝒆𝒂' Capítulo 2. pic.twitter.com/VSYqtTAIsl
Máxima confianza
Ese es el deseo que hay en Valdebebas con Mbappé: que haga autocrítica y entienda que es tan importante en ataque como en defensa. Las dudas en cuanto a su colocación y desgaste al inquietar a los rivales viene alimentada también por el careo que el delantero tuvo en su día con Luis Enrique. Un encuentro que se ha podido ver estos días a colación del estreno del documental 'No tenéis ni p*** idea' donde se desvela un encuentro entre ambos para solventar este problema. En el segundo de los tres capítulos de la serie de Movistar+, el técnico asturiano se encierra en una sesión de vídeo con Kiki, como cariñosamente le llama, para hacerle ver lo que no está haciendo en defensa y lo que debería hacer en el futuro.
"He leído que te gustaba Michael Jordan. Michael Jordan cogía de los h****s a todos sus compañeros y se ponía a defender como un hijo de p***", le espetó el entrenador. Y continuó con sus consejos justo antes de enfrentarse al Barça en la Champions: "Te vas a pegar todo el partido presionando a Cubarsí, a Ter Stegen y volviendo rápido... Para ser un líder. Tú eres un fenómeno, un top mundial, pero a mí no me vale eso. Un líder de verdad es que, cuando no nos puedas ayudar con los goles, como el otro día que tenías dos jugadores top para ti, tú nos ayudas en todo lo defensivo... Yo quiero que te vayas de aquí por la puerta grande, pero te lo tienes que ganar". El internacional, educado, cercano y comprensivo, asintió sobre sus errores y prometió cambiar. E imágenes posteriores demostraron que lo corrigió. Hasta que cambió París por Madrid y ha vuelto a las andadas.
A principios de octubre, Mbappé era el atacante de LaLiga, con un mínimo de 300 minutos jugados, que menos presiones ganaba, 0,63 por cada 90 minutos. La mitad que el segundo peor en esta estadística (el sevillista Lukebakio, con 1,23) y muy por detrás de Takuma Asano, extremo del Mallorca, con 4,49. Estos datos de Kylian, facilitados por StatsBomb, contrastaban con los de Rodrygo, por ejemplo, que promediaba 2,42 por encuentro mientras que Vinicius firmaba 2,69. El jugador blanco que más presiones gana es... Luka Modric, de 39 años. Ahora, en los duelos uno contra uno ganados, Mbappé tampoco no está destacando. De los 48 delanteros que han jugado 500 minutos o más, ha logrado unos 3,5 duelos por cada 90 minutos, situándose en el 11º puesto 11 por la cola (Julián Álvarez es el peor del ránking, con 2,26). Contrasta con registros como el de Vinicius, noveno en lo alto de este listado con 6,7 duelos ganados por cada 90 minutos.
Las alternativas
Esta realidad está haciendo pensar al staff técnico del Madrid sobre diferentes alternativas para mejorar la presión que el centro del campo -y por extensión los centrales- no sufran tanto. Siendo Mbappé indiscutible, y por lo tanto no habiendo ni debate en cuanto a la opción de sentarlo, Ancelotti quiere seguir probando cosas sobre la marcha hasta dar con la mejor de las soluciones. Una de ellas pasa por intercambiar las posiciones, sólo en defensa, entre Mbappé y Vinicius. Esto es, que la primera presión a los centrales y el portero la haga el brasileño, con más mordiente, y dejar al francés tapando al lateral derecho. Así se aumenta la posibilidad de robo y el equipo no se rompe.
Pero hay más. En los estudios tácticos que se han realizado últimamente también gusta la variante de que Bellingham, e incluso Modric cuando está en el campo, sean los que salten primeros a la presión, dejando por detrás a Camavinga y Valverde para ir a realizar coberturas a la banda a toda mecha. En este caso, la responsabilidad de Mbappé se centraría en taponar la salida desde atrás del rival con su mediocentro mientras que Vinicius hace lo propio con su marca. Lo que Ancelotti no quiere, por encima de todas las cosas, que el efecto Mbappé contagia al resto como ha sucedido en ocasiones. Esto es, si tú no presionas, yo tampoco.
Aunque también ha habido tentaciones de retrasar más la línea de presión, juntar al equipo a partir de tres cuartos de campo y cerrar así las grietas sin separar las líneas por una descoordinación defensiva, la conclusión a la que llegan los técnicos es que eso empeoraría las cosas. Contra el Stuttgart, Borussia Dortmund, Barça e incluso por momentos ante el Lille se dio un paso atrás en busca de esa unión y la solidaridad y ésta no sólo no llegó sino que, además, deslució otras virtudes. Ese plan obliga al equipo a recuperar el balón lejos de la portería, con la pegada que tiene, y le pilla menos activo de lo normal al jugar en zona y no ir tanto en busca del rival, por lo que el robo y estampida habitual da paso a un robo y posesión pastosa. De esta manera, el Madrid seguirá mordiendo arriba. Hay fe en que el Barça le haya hecho ver a Mbappé que defender es una tarea necesaria, urgente y colectiva.