Raquel Pinel: "En el Santa Teresa me sentí engañada y defraudada, se rieron de nosotras"

Raquel Pinel está volviendo a reencontrar tanto físicamente como mentalmente. El Alhama, su actual equipo, le ha dado la confianza y la seguridad que perdió después de pasar por uno de los episodios más difíciles de su carrera como futbolista: su paso por el Santa Teresa. Un equipo que, después de haber estado cinco campañas en la máxima categoría del fútbol femenino español, se vio superado por las deudas y desapareció en septiembre de 2022.

Después de pasar por el Villarreal el año pasado y contar con pocos minutos, perdió la ilusión por continuar jugando a fútbol. "Mi primera intención fue irme a Badajoz para despedirme del fútbol bajando dos o tres categorías, que para mí era lo de menos. Quería retirarme jugando y siendo partícipe", confiesa. Era consciente de que irse a un club que estaba siendo protagonista por los problemas en los despachos era todo un desafío.

En la temporada 20/21 descendieron de Primera después de un año complicado en lo deportivo, donde no pudieron sumar más de seis victorias y seis empates. Desde entonces, las malas gestiones hicieron que el primer equipo cogiera un rumbo que tenía su final en la desaparición.

"Muchas jugadoras lo han dado todo en ese club y creo que nunca se valoró. Los de arriba, los que han querido llevarse el dinero, se lo han cargado", reflexiona Raquel, quien llegó al equipo con intención de afrontar la actual temporada defendiendo esa camiseta.

El cambio de directiva y de inversores fueron el principal aliciente para que jugadoras como ella diesen una oportunidad a un club que el año anterior dejó a deber "alrededor de 30.000 euros", según cuenta la jugadora. El cambio empezó a notarse cuando terminó la temporada (21-22) y se abrió el mercado. Anunciaron la marcha de 14 jugadoras y 3 miembros del cuerpo técnico. El 5 de agosto de 2022 el club lanzó un comunicado haciendo oficial la dimisión como presidente del club Manuel Guerra Correa por "cuestiones personales" y la creación de una Comisión Gestora presidida por Mario Acedo Fernández quien, hasta entonces, era el vicepresidente del club.

"Me sentí engañada y defraudada porque se rieron de nosotras. Nos lo pintaron muy bonito y se aprovecharon de todo eso", cuenta Raquel. Una vez allí, las jugadoras estuvieron 15 días en un hotel, entrenaron dos o tres días y su rutina se resumió en reuniones diarias para saber si jugarían o no.

En septiembre el Santa Teresa fue expulsado de la Segunda Federación tras no presentarse a los dos primeros partidos de liga. También ocurrió lo mismo en la Copa de la Reina, donde no pudieron jugar su partido de primera ronda ante el Elche.

Entonces, las jugadoras decidieron abandonar el club: "Fue difícil porque estábamos dadas de alta en una empresa y no podíamos pedir el paro. No teníamos ingresos porque no nos habían pagado esos meses y tampoco sabíamos si nos podíamos ir a otro equipo". Por suerte para ellas, la Federación Española de Fútbol no permitió al Santa Teresa inscribir a las nuevas debido a las deudas que arrastraban del año anterior.

"Para que no siga pasando, si tiene que desaparecer mejor que desaparezca. Da pena porque el club no es de los cuatro o cinco que quieren aprovecharse, es de toda la gente que lo ha llevado a estar donde está", comenta la jugadora.

El primer equipo del 'Santa' terminó desapareciendo pero el filial siguió adelante ya que solo pudieron tramitar las fichas de las jugadoras del equipo B. De esta manera, evitaron que el club desapareciera en la misma temporada.

Situaciones como las del Santa Teresa o el Rayo Vallecano femenino dejan entrever que por mucho que el fútbol esté en crecimiento, queda mucho trabajo por delante. "Me da la sensación de que los de arriba quieren aprovecharse de cualquier situación para llenarse los bolsillos, pero tampoco sé de qué, porque el fútbol femenino no es que dé grandes beneficios". reivindica Pinel. También cree que hay gente que se mete más de la cuenta "en lo económico" y a la que realmente les dan igual lo deportivo y las jugadoras, que pasan a estar en un segundo plano para ellos.

Raquel confió en que después de los obstáculos que tuvo que superar, la vida tendría preparada para ella nuevas oportunidades que le hicieran ver que el fútbol merecía la pena. Así fue. El Alhama se interesó en ella anteriormente, pero su estado emocional le hizo creer que no estaba preparada para seguir compitiendo en Primera división. Comenzó a ver partidos del equipo murciano y pensó que sería la última bala que tenía para seguir en la máxima categoría: "Llegó la oferta y casi que me hubiese venido gratis", confiesa entre risas.

El Alhama es uno de los equipos que este año ha ascendido a Primera. Un club humilde que representa a un pueblo de aproximadamente 22.000 habitantes. Aunque para muchos pueda ser un equipo más que está de paso, detrás de todo hay años de trabajo y sacrificio, con la dificultad extra de ser un equipo independiente: "Los recursos son más limitados, pero puedo asegurar que es un equipo totalmente profesional. Todos los medios que tenemos están a la altura de otro club grande y, además, con el punto a favor de que todo el mundo se vuelca muchísimo con nosotras".

A pesar de no tener a un club grande que respalde al equipo, Raquel cree que en Primera se puede vivir única y exclusivamente del fútbol. Hay clubes como el Alhama para los que cada año es más difícil llegar a tener un buen presupuesto y poder hacer frente a todos los gastos. "Creo que la liga tendría que respaldar a todos estos equipos mucho más que al Real Madrid y Fútbol Club Barcelona. Creo que tenemos que poner todos un poquito más de nuestra parte", afirma la jugadora del Alhama.

Fuera de lo económico, vio a un equipo con garra y que jugaba con mucha intensidad cada partido a pesar de que los resultados no le estuvieran acompañando. Pensó que podía sumar al equipo y seguir disfrutando del fútbol. La ilusión volvió y aceptó la oferta sin pensárselo. No se equivocó.

Después de estar parada un tiempo tras los problemas con el Santa Teresa, Raquel no llegó físicamente bien a Alhama. Esta situación le ha hecho aprender y ver que todavía está capacitada para jugar a fútbol y aportar al equipo: "A todos nos mueven las emociones y el Alhama es emoción. Desde el minuto 1 hasta el 90. Eso es lo que me ha dado hasta ahora".

En los últimos partidos lo ha demostrado. Diez minutos le hicieron falta para marcar el gol de la victoria contra el Athletic y también dejó su huella en el partido de Copa contra el Levante con un doblete. Su buen rendimiento puede hacer que sume más minutos y aparezca de forma más habitual en el once inicial: "Sé que tengo que entrar poco a poco. Asumo el rol que tengo. Los depósitos de confianza y tranquilidad están llenos y estoy disponible para cuando el míster me necesite".

Actualmente parece que los resultados están empezando a acompañar también al equipo a pesar de seguir últimas en la Liga F con nueve puntos. Una victoria en la última jornada contra el Athletic y haber conseguido eliminar al Levante en octavos de final ha supuesto un extra de motivación para las jugadoras. "Creo que todo se va a ajustar y se van a dar resultados locos. El trabajo que no hemos hecho en la primera vuelta lo tenemos que hacer en la segunda", explica Raquel. También advierte de que tienen que seguir "con los pies en la tierra" para seguir compitiendo y dependiendo de ellas mismas en esta carrera de fondo que es el fútbol.