Todas las historias de Leicy Santos que ponen los pelos de punta: "Se metía al baño a hacer abdominales para que yo no la viera"
El sueño en el que siempre creyó la '10' del Atlético de Madrid visto desde los ojos de sus seres más queridos.

"Ay, hijita, te me vas a ir bien lejos, pero tú sabes que siempre estamos contigo. Allá donde tú estés, está tu familia apoyándote y sé que vas a ser muy grande. Porque, a ti, cuando se te mete algo en la cabeza…". Esas fueron las palabras de Diana Herrera a su hija, Leicy Santos, cuando esta acudió desde Bogotá a la casa familiar, en Lorica, una zona rural de Colombia, para transmitirle que se marchaba a España a jugar al Atlético de Madrid. Diana no se equivocaba en nada.
Después de un gran Mundial el pasado verano con su selección, incluso llegando renqueante debido a un esguince de rodilla, Leicy comenzó la temporada lanzada, liderando al Atlético y ya tan adaptada a Madrid que se le ha pegado hasta el acento. "A mí se me cruzan los cables cuando la escucho", bromea Isabella Echeverri, su amiga incondicional, excapitana del Sevilla y también internacional con 'Las Chicas Superpoderosas', como se conoce al combinado cafetero. Sin embargo, el camino para la futbolista, cuyo siguiente reto se sitúa en la MLS junto a Jonatan Giráldez, y su familia no fue nada fácil.
De «una casita sin construir» a comerse el mundo
Leicy creció en San Sebastián (Lorica), un pueblo que no supera los 3 000 habitantes. "Nosotros teníamos una casita acá muy humilde, con una sola habitación, lo demás estaba sin construir… Vivíamos hacinados", confiesa a Relevo su padre, Elizaith Santos.
"Ella viene de un pueblo en mitad de la nada, tenía que jugar descalza y su familia se cruzó Colombia para que pudiera jugar al fútbol". Resulta complicado expresar mejor que Isabella, en una sola frase, lo que representa Leicy Santos. Pero tiene a quién parecerse. "Cuando tú conoces a los papás, te enamoras de ellos y entiendes por qué Leicy es Leicy", aporta Joe Bonilla, el abogado y asesor legal que la ha acompañado durante toda su carrera. Sus padres, cuando el fútbol femenino en Colombia ni atisbaba un ápice de desarrollo profesional, "dejaron su casa, su pueblo y su trabajo para ir a pasar necesidades a Bogotá, a sufrir detrás del sueño de una niña de 12 años", relata emocionado Joe.
Lina Arciniegas, futbolista colombiana y socia de Leicy en la empresa Cacahuates, de productos proteicos saludables, cree que ese episodio descrito por Joe "la define tal cual es: sueña con algo y lo logra". Juntas poseían un canal de YouTube de retos futbolísticos que supuso el primer escalón mediático de la '10' rojiblanca. Por aquel entonces, la talentosa mediapunta ya estaba a un nivel superior. "Cuando nos enfrentábamos con hombres, ella los bailaba. Nosotras, en cambio, hacíamos lo que podíamos. Leicy era un baile", acota Lina.
Una vez establecida en Bogotá, Leicy conoció a Nicole Regnier, exfutbolista internacional y ahora analista en ESPN y piloto oficial de Honda, y se hicieron uña y carne en la selección sub-17 de Colombia. Ella vivió de primera mano aquellos tiempos complicados para la familia de su amiga. "Su mamá trabajaba en una panadería pequeña. A veces, Leicy me invitaba a su casa y era hermoso. Sabía que su familia tenía que hacer demasiado esfuerzo para darme cualquier cosa, y la mamá nos freía unas tortas de maíz o algo antes del entreno y yo me sentía supermal. ¿Cómo voy a ir cuando sé que ella me daría la comida que les cuesta tanto? Su familia era siempre así, si se tenía que sacar el pan de la boca para dárnoslo a nosotras, lo hacía".
En labios ajenos la historia cobra la fuerza que merece, pero a Elizaith, pese a perseguir el sueño de su hija con todo, al principio le asaltaron las dudas: "Conocíamos su talento, pero como el fútbol femenino estaba tan atrasado… nunca logramos imaginar lo grande que iba a ser". Lo que sí corrobora es que su hija "es una enamorada de su familia y una niña muy generosa".
Un día, cuando las cosas empezaban a cuajar, le dijo: "Papá, gracias a Dios, hoy tengo la fortuna de ayudaros y olvidar aquellos momentos tan difíciles que pasamos en Bogotá". Una época que Elizaith no quiere que omita nunca, pues a la vez la ayudó a estar donde está ahora. "Agárrense porque ya vamos a construir nuestra casa para que ustedes estén cómodos y vivan dignamente como se merecen", les dijo Leicy en cuanto reunió lo suficiente. Elizaith vivió aquello como "una cosa impresionante" y cuenta que ese gesto les cambió la vida "al cien por cien".
"Hijita, no cambies. No olvides nunca de dónde vienes, cómo fue tu proceso para llegar donde estás. Cuando veas que estés subiendo, acuérdate y eso te ayudará a que otra vez pongas los pies en la tierra"
A Diana, su madre, vivir lejos de Leicy se le hace cuesta arriba. "Ella no está, pero yo la siento aquí, en su habitación, con sus cosas. Siempre la estoy arreglando", expresa con anhelo. Su relación es muy cercana, por lo que la despedida tampoco fue cosa de coser y cantar: "Cuando le sale ese viaje a España… ¡Dios mío! Eso me pegó bien duro".
Se quedó mucho más tranquila cuando pudo visitarla en Madrid y sus amigos le agradecían el "traer a este ser humano tan maravilloso al mundo". Sostiene que Leicy, "donde llega, tiene un nosequé maravilloso" que encandila al que la conoce. Eso sí, el mensaje que la envía nunca cambiará: "Hijita, no cambies, mantén esa esencia porque ese es tu don, esa es tu fortaleza. No olvides nunca de dónde vienes, cómo fue tu proceso para llegar donde estás, para que te mantengas ahí. Cuando veas que estés subiendo, acuérdate y eso te ayudará a que otra vez pongas los pies en la tierra".
¿Cómo llegó Leicy al Atlético de Madrid?
Hay una persona que tiene mucho que ver en las decisiones tan acertadas que ha ido tomando Leicy a nivel profesional durante su carrera: Joe Bonilla o, como él mismo cuenta a Relevo, "la persona a la que le toca el papel difícil de, a veces, jalarle un poquito las orejas" a la que considera "una hija".
Joe conoció a Leicy en 2016 gracias a los chivatazos de un par de amigos y, desde el primer momento, quedó prendado de su "buena energía" y de "esa sonrisa" que siempre le pide que no pierda.
Pensando en lo mejor para Leicy, Joe tuvo que hacer de tripas corazón en un primer momento. Él es hincha de Millonarios y estuvo a un paso de unir a su pupilo y el club de sus amores, pero en 2017, cuando nació la liga profesional colombiana, el presidente de la entidad le traslada un fatal "no tenemos los recursos necesarios". Entonces, "apareció Santa Fe -rival de patio de Millonarios- con un proyecto muy bonito" y la cabeza de Joe aceptó lo que su corazón permitió a regañadientes. "Uno se quita la camiseta cuando está trabajando", se dice a sí mismo.
En Santa Fe, Leicy Santos se convierte en la estrella del primer torneo de la historia del fútbol femenino en Colombia, logrando el título ante 33.000 personas. Su madre, Diana, tiene grabado ese momento, al mismo tiempo gracioso, pues al término del partido todas las jugadoras celebraban con sus familias sobre el césped y Leicy no encontraba a la suya. "Estábamos viendo los celulares y la gente y ella buscándonos por toda la orilla de la cancha", explica. Resulta que decidieron vivir el partido desde la grada, con amigos, y no en la zona del estadio reservada para los familiares. "Siempre nos pasan cosas así en sus momentos más grandes", ríe Diana.
"Acaba el campeonato y empiezan a llegar ofertas", expone Joe, siendo la más importante la del Levante. Él prefería que Leicy continuase en Colombia y su por entonces socio, Daniel, opinaba todo lo contrario. "Gracias a lo que fuese, no se dio y renovamos con Santa Fe", transmite complacido. Poco le iba a a durar la 'alegría'. Ese año, gracias a un convenio por el que los campeones de Colombia y España se enfrentaban en un amistoso, Santa Fe viajó a Madrid para jugar contra un Atlético (sí, no ganó el Barça esa temporada), que en cuanto vio a Leicy supo que no podía dejarla escapar.
"Suponía una gran oportunidad: una cesión por un año con opción a compra", relata el abogado, que económicamente "no difería mucho de lo que ganaba en Santa Fe, pero sí en crecimiento". La experiencia resultó tan satisfactoria para ambas partes que perdura hasta hoy: "Nos sentamos a negociar con Lola Romero para que fuera un año. Después, nos volvimos a sentar y lo renovamos por tres más. Se firmó un contrato por cuatro años que para la estabilidad de Leicy fue muy importante".
Y tanto que lo fue. Leicy, que en su día ya celebró un contrato histórico de tres años con Santa Fe, siendo la primera jugadora a la que vinculaban por tanto tiempo en Colombia, estableció otro hito en plena pandemia de coronavirus: "Dentro de ese préstamo entre Santa Fe y Atlético había una opción de compra. A los seis u ocho meses, Lola me dice: 'Queremos que Leicy se quede con nosotros tres años más'. Y se llegó a la transferencia definitiva a cambio de una suma de dinero, algo que no se había vivido y que hasta el día de hoy no ha ocurrido con ninguna otra jugadora del fútbol colombiano saliendo al exterior", expone Joe.
El fichaje fue "un antes y después" para Colombia por la época en la que sucedió y, en palabras de Nicole Regnier, pese a que "no tuvo el boom del de Linda Caicedo" por el Real Madrid, "lo de Linda no hubiera llegado sin Leicy". Nicole ve la buena imagen que ha dejado Leicy, "no solamente como futbolista, sino como persona" como un trampolín perfecto para que otras colombianas sean consideradas en el extranjero y puedan cruzar el charco.
Una verdadera líder desde el ejemplo
Isabella Echeverri mantiene intactos en la memoria los primeros días al lado de Leicy, compartiendo cuarto durante la preparación de un Sudamericano sub-20. "Esa niña entrenaba todo el día, no había ninguna otra jugadora con esa mentalidad. Incluso le daba vergüenza. Se metía al baño a hacer abdominales para que yo no la viera", nos comenta todavía con una migaja de asombro, ya que antaño "era muy raro ver a una futbolista todo el tiempo en el gimnasio y que tuviera 'cuadritos' (abdominales) y quisiera verse fuerte".
En Colombia, apenas había un desarrollo profesional del fútbol femenino y Leicy ya se preparaba así, "lideraba con ejemplo". Era "la que más corría, la que mejor entrenaba, la que mejor comía… La que hacía todas las cositas pequeñas que hoy por hoy sabemos que son muy importantes y antes nos tomábamos más a la ligera", puntualiza Echeverri.
"Esa niña entrenaba todo el día. No había ninguna otra con esa mentalidad. Incluso le daba vergüenza. Se metía al baño a hacer abdominales para que yo no la viera"
Nicole, por su parte, describe a Leicy como "una líder coherente", que "lo que piensa, lo hace" y esa es, precisamente, su manera de dar ejemplo: "No te va a decir 'cuídate, no salgas, que mañana tenemos partido', pero es tan profesional, y al final las cosas le salen, que uno piensa que se tiene que cuidar como ella".
Joe encuentra el mayor verbigracia de que "Leicy habla con su juego" en el pasado Mundial: "Entra un poco desacomodada por la forma de juego del entrenador y, al final, termina siendo la mejor jugadora, hablando con ese último golazo espectacular frente a Inglaterra".
A su vez, la tilda de "referente" y así lo vive en cada campo de fútbol que pisa: "Uno ve ese brillo en los ojos cuando una niña me dice 'yo quiero ser como Leicy, dime qué tengo que hacer, en qué tengo que trabajar". No es para menos. "Leicy lleva un proceso de selecciones de Colombia desde hace más de 12 años, desde la sub-15, ha estado en los Juegos Olímpicos, en dos Mundiales, en los Panamericanos… Fue campeona. La primera medalla de oro que tenemos en fútbol panamericano la tiene ella", recuerda Joe.
La fe de los suyos en su potencial es tanta que una frase de su padre lo resume todo: "Tenemos el convencimiento de que va a estar luchando por el Balón de Oro".
La evolución de Leicy como persona
A nivel más personal, Elizaith confiesa que existe una diferencia abismal entre aquella "niña desordenada" que creció en San Sebastián y la mujer que es hoy. Ahora "siempre está organizando el presente y el futuro", declara con orgullo. Describe a su hija como "un ser humano único" que basa sus éxitos "en la humildad y en el sacrificio". Para él, su madre y ella "son dos gotas de agua", pero el carácter es más parecido al suyo.
"Era la única y ahora, aquí, gracias a ella todas las niñas practican fútbol"
Diana Herrera rememora con nostalgia esos primeros pasos en la infancia de Leicy, cuando "no quería que jugará" con un balón. "Todos eran niños, era ella la única niña y tenía problemas con las vecinas", razona, aunque cuando la atacaban salía a defenderla. "Déjenla, eso es lo que a ella le gusta y no les interesa a ustedes. Si es la única niña, que sea la única, no hay problema. Quienes la apoyamos somos los papás", les reprimía a las demás. Tuvo sus momentos más desagradables. "Me la ponían nombres, le hacían comentarios feos", recuerda Diana. Y a esas que en su día se lo hicieron pasar mal, les deja un mensaje con la ternura que la caracteriza: "Ella era la única y ahora aquí, gracias a ella, todas las niñas practican fútbol".
La talentosa mediapunta vivía "en su rollo y en sus cuentos, y no se fijaba en nada", confiesa Isabella, su excompañera de cuarto en una selección sub-20 en la que también hicieron piña con Carolina Arbeláez y Nicole Regnier. "Éramos tres que hablábamos muchísimo y Leicy, más introvertida, pero con un corazón gigante, siempre con una sonrisa y con ganas de bailar. El merengue es lo que más nos unió. Era difícil seguirle los pasos, pero ahí lo intentábamos todas", bachatea Echeverri. En aquella época aún 'amateur', "Leicy ya sabía en qué club quería jugar. Decía: 'Yo quiero jugar la Champions League con el PSG'. Era el equipo más grande y que más sonaba en Colombia".
A Nicole le tocó vivir las primeras veces de Leicy: la primera vez que se quedaba en un hotel, que se montaba en un avión… "Su sueño más grande era comprarse una Play Station… ¡Y ahora tiene todos los juegos!". Todo ese proceso, "desde esos sueños tan simples", pone los pelos de punta a una Nicole que asocia la timidez de Leicy a que no necesitaba hablar porque "lo que hacía con la pelota, ninguna podía hacerlo". La cosa, como bromea Nicole, ha cambiado mucho: "Ahora es ella la que me cuenta las cosas".
Al respecto, Lina Arciniagas recuerda que la primer vez que varias jugadoras salieron a comer después de un partido "Leicy no dijo ni una sola palabra". Pero cuenta con una gran ventaja, afirma Lina, y es que una vez que la conoces, "ya de una la quieres". Por eso, "ahora es lo más extrovertido que hay, no le da pena nada".
Por tanto, Leicy poseía una mentalidad adelantada a su tiempo, incluso en la selección absoluta "seguía escondiéndose para hacer abdominales", puntualiza Isabella. Y ahí, no lo tuvo de nuevo nada sencillo. Cuando aterrizó, debía competir con Yoreli Rincón, "la jugadora insignia de Colombia por muchos años". Ahora Leicy ya "es figura, capitana, lleva el '10' de la selección desde hace años" y son las jóvenes jugadoras las que aprenden de su liderazgo.
"Es como cuando estás en un lugar opaco y ella es ese rayito de luz que llega, ilumina y da esa energía"
Precisamente, esa hambre por querer mejorar cada día la llevó a forjar una relación con Geral Matallana la primera vez que la coach faenó con la selección colombiana, en la preparación para el pasado Mundial de Australia y Nueva Zelanda. "Se me acercó y me trasladó su deseo de trabajar de manera individual, y no grupal", descubre a Relevo. Después de trabajar varios meses juntas, la coach se rinde a la estrella rojiblanca: "Es muy de sentir. A nivel profesional siempre demuestra ese carisma hacia sus fans. Puede salir cansada, incluso habiendo perdido un partido y no le cambia su sonrisa. Es algo que la caracteriza muchísimo. La definiría como la mujer más noble del mundo, de verdad. Su carisma es de locos. Es como cuando estás en un lugar opaco y ella es ese rayito de luz que llega, ilumina y da esa energía".
A nivel humano, como podemos comprobar, el entorno de Leicy Santos coincide en muchos aspectos. Isabella la pregona como "una mujer que nunca ha perdido su nobleza, su característica más grande", aunque tampoco "su alegría, sus ganas de comerse el fútbol y sus ganas de bailar en la cancha y afuera". Sobre todos, destaca un detalle que la define como persona: cuando trabajó duro para poder terminar la casa de sus padres. "No era la que mejor estaba económicamente y siempre puso a su familia primero".
Madrid, la ciudad de sus amores
Otro instante imborrable para Isabella fue la llegada a España, para jugar en el Sevilla, el mismo año que Leicy fichó por el Atlético. "Me acuerdo de ese fin de semana en Madrid, las dos comiéndonos una paella de turista, malísima, en una esquina. La típica con 500 langostinos encima. Pero las dos emocionadas… Todavía pasamos por ahí, nos reímos y decimos: 'Esta pobre gente está igual de engañada que nosotros cuando llegamos'".
A pesar de vivir en diferentes ciudades, se las apañaban para no faltar una al cumpleaños de la otra. "Para mí, es como una hermana de otra madre", se sincera. En palabras de su querida Nicole, Leicy considera Madrid el mejor lugar donde ha vivido en su vida. "Estoy enamorada de esta ciudad", le dice.
Del mismo modo, nadie puede negar que Leicy es una buena anfitriona. Geral recuerda el día que aterrizó en Madrid y la futbolista se prestó para ir a recogerla al aeropuerto: "Estaba haciendo un frío terrible y nos metimos una emparamada (llovía)… Claro, yo en la vida lo hubiera hecho y ella me decía: '¡Cómo te voy a dejar que llegues hasta allí sola…!'. Había dejado el coche superlejos y nos empapamos. Vernos caminar por Gran Vía mojadas, dentro de esa sencillez de tú has estado conmigo y yo contigo yendo hacia donde vamos, sin importar si nos mojamos… Eso me pareció muy lindo y quedó marcado en mí. Me asusté un montón por ella, porque una gripe, cualquier cosa… Yo, preocupada y ella, muerta de la risa. Las dos con el plástico que compramos allí… Se me quedará marcado por siempre".
El Atleti, un amor para siempre que le ha cambiado la vida
Leicy Santos representa como nadie ese coraje y corazón que demanda la afición atlética cada partido. Pese a su decisión de hacer las maletas este verano, con su contrato llegando a su fin, para asumir nuevos retos en Washington Spirit, su padre Elizaith destaca que su sentimiento rojiblanco permanecerá siempre intacto. "Muere por la camiseta del Atleti", enfatiza.
En el club, desde que debutó un 4 de agosto de 2019 frente al Sporting de Huelva, su impacto se tradujo en un ascenso progresivo. En diciembre del 2020, marcó el primer gol de una futbolista colombiana en la historia de la Champions League, ante el Servette. Poco después, en enero de 2021, ganó la Supercopa con el Atleti.
También formó parte de la plantilla que alzó la Copa de la Reina en 2023 frente al Real Madrid, en un derbi vibrante que, para su 'tristeza', no pudo disputar por culpa de una lesión. En 'Quiero ser como' relató cómo lo vivió a pie de campo, casi como un miembro más del staff técnico, dando instrucciones a sus compañeras.
Por el Atleti lo ha dado y lo daría todo, sin dudar. De hecho, lo que pocos saben es que Leicy ya estaba ayudando al desarrollo del Atleti mucho antes de su llegada gracias al sentimiento de amistad que le une a Nicole Regnier.
En el Mundial sub-17 de Azerbaiyán 2012, tras ser eliminadas por Nigeria, dos ojeadores del club se acercan a su amiga. Un contacto que desemboca en una prueba de 15 días con el Atleti. Al regresar, Nicole se lo cuenta a Leicy: "Me salió esta oportunidad".
La respuesta de esta fue tajante: "Confía que yo te ayudo". El resto, se entenderá mejor contado directamente por Nicole: "Aquí en Bogotá, en el edificio donde vive mi tía hay una canchita de fútbol y Leicy se iba todas las tardes a entrenar conmigo y me amarraba a caucho y decía: 'Yo nomás te voy a tirar centros. Tú, dale, cabecea, haz los movimientos que te diga'. Literalmente, Leicy fue la que me preparó a mí para irme. Y yo le decía: 'Yo siento que tú eres la mejor jugadora y la que tiene que ir en ese avión'. Y ella se reía y me tranquilizaba: 'No. Si se está dando así es porque así tiene que ser'. Y bueno, dos años después yo ya había regresado y era Leicy la que estaba montando en ese mismo avión".
Cosas del destino.