El Barcelona luce sus Balones de Oro pero aún recuerda los fantasmas alrededor de Alexia Putellas y Aitana Bonmati
Sus renovaciones fueron dos de las noticias más importantes del 2024.
Ahora que se termina 2024, y echando la vista atrás, se puede decir -sin miedo a equivocarse- que el Barça ha salvado uno de los años más difíciles de su historia. La secretaría técnica blaugrana -con Marc Vivés, con apenas dos meses como director deportivo y con el difícil papel de suplir a Markel Zubizarreta- afrontaba el 2024 con un reto mayúsculo: renovar el contrato de Alexia Putellas y Aitana Bonmatí, las dos mejores jugadoras del mundo.
Y recordando el 2024, su hazaña -por la envergadura de sus protagonistas, de las operaciones y del 'nuevo' contexto económico del fútbol femenino- no podía pasar desapercibida. Si no, que se lo digan a sus seguidores y seguidoras más fieles, que vivieron días de auténtico 'terror'.
En el camino, aparecieron fantasmas, pero el compromiso de ambas -culés mucho más que confesas- con el club, entre otras cosas, pudo con todo. Si el reto era mayúsculo, el peligro de quedarse sin Alexia Putellas y Aitana Bonmatí, inabarcable. Perderlas a ellas -en un año en el que el Barça también acabaría desprendiéndose de Sandra Paños y de Mariona Caldentey- habría significado un puñal, sin precedentes, directo al corazón del ADN blaugrana. Tanto dentro como fuera del campo.
Sin embargo, y a pesar de que cada renovación guardaba su aquel y que algunos pasaron 'miedo', las opciones de ver un Barça sin ninguna de las dos -o sin alguna de ellas- planeaba en el horizonte más como una escena de ciencia ficción que como una realidad.
La compleja renovación de Alexia Putellas
Si bien es cierto que ambas son más culés que el palo de la bandera, el viento no siempre remó a favor. Especialmente, en el primer caso. Por primera vez, la idílica relación entre Alexia Putellas y el club blaugrana se resquebrajó, dando lugar al capítulo más crudo que se recuerda.
La renovación de la del Mollet del Vallés se acabó estacando y resolviéndose pocos días antes de la final de la Champions, el 5 de mayo de 2024. El caso es que Alexia Putellas venía de un año complicado. Tras romperse el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, a la dos veces Balón de Oro le estaba costando volver -por suerte, estás líneas ya han caducado-. La renovación se iba posponiendo y los aficionados empezaban a ponerse nerviosos.
Tal y como informó Relevo en su día -en unos días en los que se dijo de todo, como que el Real Madrid iba tras ella y que le había presentado una gran oferta-, la campeona del mundo mantenía el contrato previo a sus dos Balones de Oro, a convertirse en un icono global del fútbol femenino y uno de los mayores activos del club, que no sólo de su sección femenina. Es decir, su contrato permanecía inmune al vendaval mediático y deportivo y el asunto llevaba trabajándose un tiempo sin avances significativos.
Según adelantó este medio, la cifra que planteaba la futbolista era cercana al millón de euros, una cantidad que suponía una subida sustancial de sus ganancias -su sueldo rondaba tercio de esa cifra-. Sin embargo, Alexia Putellas estaba dispuesta a ceder en sus pretensiones -teniendo en cuenta la delicada situación económica que atravesaba y atraviesa el club-, permitiendo que esa subida fuese progresiva, como acabó ocurriendo. Pero había que añadir algo más: qué pasaba por la cabeza de la dos veces Balón de Oro.
Alexia Putellas quería, y necesitaba, volver a sentirse importante en el Barça, cuidada y valorada. Y, por momentos, en ese camino aparecieron más obstáculos que en el del dinero, alcanzando su punto álgido en febrero. La centrocampista -de naturaleza- recibió la llamada de la Selección para jugar la Final Four en plena recuperación de su lesión. En el Barça, se mostraron enfadadísimos con su convocatoria: "De ahí el malestar que hay con la futbolista, de la que creen que ha forzado su convocatoria yendo por libre y a espaldas del club", citaban en Mundo Deportivo. "Los servicios médicos creen que no debería acudir a la convocatoria. Tendremos que gestionar esta situación que no nos gusta. Espero que todo vaya bien", afirmaba Elena Fort, vicepresidenta del club, oficializaba esa versión en los micrófonos de RAC1.
Lo cierto es que Alexia, tal y como informó Relevo, no sabía nada del enfado y le pidió al Barça que, en caso de que Montse Tomé la convocase, la dejasen ir. Es decir, si Alexia había sido convocada es porque quería. Ni más ni menos. Sin embargo, el asunto dejó alguna que otra herida. Alexia no disputó ni un minuto -ella entendía que los entrenamientos con la Selección le iban a ayudar con su regreso- y las aguas se calmaron. Poco a poco, la situación se fue destensando y ambas partes llegaron a un acuerdo. Alexia acabó firmando su renovación (hasta el 30 de junio del 2026, con opción a un tercer curso) y llorando ante un emocionado Joan Laporta.
La renovación de Aitana y los cantos de sirena en forma de ofertas 'surrealistas'
La renovación de Aitana se resolvió antes. La actual Balón de Oro acaba contrato el próximo 30 de junio y quería evitar, a toda costa, que el asunto se alargase de más. A pesar de que la intención de la centrocampista siempre fue seguir vistiendo la camiseta del Barça y resolver la renovación con celeridad, eso no impidió que se sentase a escuchar, al menos, alguna que otra oferta de la ristra de clubes que llamaron a su puerta.
Entre todos los cantos de sirena, por supuesto, estaba el de Michele Kang. La magnate del fútbol femenino llegó a ofrecerle, tal y como desveló Relevo, un contrato vitalicio a la vigente Balón de Oro -que, por aquel entonces, no había sumado el segundo a su palmarés-. Michele Kang le ofrecía jugar en el Olympique de Lyon, para después cruzar el charco y defender la camiseta del Washington Spirit (dirigido por Jonatan Giráldez). Aitana declinó la oferta. Al igual que la del Chelsea, también en medio de cualquier gran contrato que se precie. La oferta del club inglés fue estratosférica: 11 millones por cuatro años, previo pago de la cláusula de rescisión de tres, claro. Y Aitana volvió a decirles que no.
El 16 de septiembre de 2024, Aitana Bonmatí estampaba su firma en el el mejor contrato del mundo. Tal y como adelantó Relevo, la '14' no sólo es la jugadora mejor pagada del plantel blaugrana, si no del mundo. La operación, en la que los meses de abril y mayo fueron clave, se saldó con una cifras cercanas al millón de euros por curso hasta el 30 de junio de 2028.
"Esta temporada comienzo la 13ª temporada y si termino el contrato serán 16 años, qué más puede pedir una 'culer' desde muy pequeña que lleva este sentimiento tan profundo y que quiere seguir haciendo historia con este club", afirmó el día de su renovación.
Con su firma, el Barça logró atar en apenas cuatro meses a las dos mejores jugadoras del mundo y quitarse dos pesos de encima y el lastre de haberse tenido que reinventar y ver jugar con otra camiseta a sus dos buques insignia.