El hoyo en uno de Jon Rahm y el par de Florentino y Tebas

En una cata de vinos, primero se degustan los más jóvenes y frescos para dar paso progresivamente a los que presentan más matices, a los que cuentan con más tiempo en botella. "En la vida hay que ir a más, ir a pobre es lo fastidiado", suele ejemplificar José Moro, bodeguero de Cepa 21 y referente en la Ribera del Duero.
Esa máxima descontextualizada, despojada del romanticismo del vino, debió de rondar por la cabeza de Jon Rahm, de la D.O. Rioja, cuando aceptó la oferta del LIV golf y embocó sus principios pretéritos en un hoyo en uno que ya es historia del deporte. ¿Qué haría usted si le ofrecen 500 millones de dólares? Ni lo sabe ni lo sabrá jamás, así que no le dé más vueltas.
El golf es la penúltima disciplina cuya tradición salta en pedazos por la irrupción en la mesa de póquer de un apostante que no conoce límites y que revienta mano a mano la partida. Cuando el mercado no se regula solo y la entropía aumenta hasta el infinito, gana el que tiene la máquina de hacer dinero y pierde el deporte. Nadie le pone el cascabel al gato por si le cae una pedrea.

El dopaje financiero es de lo poco que pone de acuerdo a Florentino Pérez y Javier Tebas, enemigos irreconciliables con un frente común: los clubes Estado. Ambos hacen vudú a las prácticas de varios equipos de la Premier alérgicos a la rentabilidad y al presidente del PSG, Nasser Al-Khelaïfi, que, añada tras añada, degusta un fair play financiero aparte.
La solución al embrollo del fútbol, en una burbuja de salarios que no atiende a umbrales ni asíntotas en el cuerpo de los reales, es lo que enfrenta a los dos pesos pesados del balompié patrio. Florentino Pérez aboga por la Superliga y, mientras espera la sentencia del 21 de diciembre, juega al hundir la flota con A22, la compañía creada para su largometraje. Tebas, en cambio, defiende con vehemencia la estructura actual del fútbol, con la meritocracia y las Ligas nacionales por delante.
Es un momento oportuno para recordar a @A22Sports, el cuento de "Caperucita y el Lobo" que compartimos hace unos meses 👇. Estos días estaremos expuestos a un relato interesado sobre la Superliga, tanto en medios audiovisuales como escritos, e incluso a conclusiones sesgadas… https://t.co/f5yUUc3Dr2 pic.twitter.com/ON6iDtan19
— Javier Tebas Medrano (@Tebasjavier) December 15, 2023
En el green les espera el factótum Nasser Al-Khelaïfi. El catarí jugó un rol importante a la hora de frenar la Superliga y ha ganado muchos enteros en la UEFA de Ceferin. A Tebas también le vino bien ese parche en los días en los que el fútbol pudo cambiar tras un brindis al sol en El Chiringuito, pero ahora marca de cerca al jefe del PSG y presidente de la Asociación de Clubes Europeos (ECA, por sus siglas en inglés). "La ECA es una Superliga a otra velocidad", decía el patrón de LaLiga en primavera en Bruselas.
Tebas apoya la UEC (la Unión de Clubes Europeos), la otra asociación creada en abril de este año como paraguas para todos aquellos que, con independencia de su tamaño y logros, quieren tener voz y voto en el fútbol. Es el tercer vértice de un triángulo escaleno (ECA, A22 y UEC) cuyo baricentro comenzará a calcularse el día 21 de diciembre. La jornada en la que cada uno se agarrará a un párrafo de la sentencia con la misma naturalidad con la que Jon Rahm se puso la visera del LIV. Una gorra que nos podíamos haber puesto cualquiera.