OPINIÓN

El silencio de Tebas y los pelotas de Rubiales

Javier Tebas, presidente de LaLiga. /GETTY
Javier Tebas, presidente de LaLiga. GETTY

"Tebas estará radiante con esto de Rubiales". Por Granada, al calor de la Selección, esta muletilla es tendencia entre directivos. Y es que la guerra institucional del fútbol español ha sido y es tan cruenta, que durante todos estos años de batallas con la Federación y LaLiga en los extremos -siendo enemigos irreconciliables y locomotoras de bandos enfrentados- todo, absolutamente todo, se ha reducido al lenguaje de combate. A muchos les da igual Jenni, la lección aprendida en esta crisis y el futuro que hay por crear. Ni qué decir de Chipre o la fase de clasificación para una Eurocopa. En el mundo de corbatas que rodea a nuestro deporte importa quién agoniza, para alejarse de él, y quién se impone, para volver a rondarle. Ver a los presidentes de Territoriales ir de acá para allá como Minions, en busca de un jefe que les guíe y les ordene, es escalofriante.

De momento, de todas las víctimas que han quedado por el camino (y las que quedan) en este continuo careo que ha llevado al hartazgo, la Marca España es la más débil de todas ellas y la que, con toda seguridad por lo viral del momento, peor pronóstico tiene de recuperación. La sensación es que o se actúa con celeridad o en 2030, más que celebrar un Mundial en nuestra tierra, seguiremos recogiendo cartuchos por el suelo debido a esta sanguinaria historia. El conmigo o contra mí desde que Rubiales entró en AFE en 2011 y Tebas en LaLiga en 2013 sigue más latente que nunca. Nunca existió el término medio.

Así, a ojos de todo el mundo que compra lo primero que lee, ve o escucha, AFE se ve ya, por poner un ejemplo, como un agente que juega al dictado de la patronal por mil razones. De ahí que se esté poniendo a David Aganzo como cabeza de cartel como futuro candidato a Las Rozas. Mientras, el CSD, el COE y hasta Futbolistas ON van virando, y han pasado de poner ojitos a la RFEF desde hace tiempo con la excusa de que es necesario un equilibrio de fuerzas a no saber ahora cómo echarse a un lado de la foto. Periodísticamente también es un caso curioso ya que, al parecer, la imparcialidad ha saltado por los aires. Para unos, hay periodistas que son considerados "los hombres de Tebas" y para los de enfrente, más de un plumilla se echó al monte con Rubiales y ahora debería rendir cuentas.

La guerra tiene estas cosas. Que el fragor de la batalla hace perder a más de uno la cabeza y obliga a todo el mundo a posicionarse de manera estratégica. Pienso en todo esto por las elecciones que se celebrarán en la Federación en 2024, quiera o no el presidente de paja que anda encantado en el foco, y me he dado cuenta de que la pelea, ahora con otra excusa, no ha hecho más que empezar y que el alto al fuego es toda una quimera. Aunque parezca mentira. Aunque dé pereza. El caso Jenni-Rubiales ha hecho reaccionar a la ONU, FIFA, UEFA, CSD, TAD, LaLiga, AFE y Fufpro haciendo que padezcamos un verdadero empacho de siglas. 

Así que lo mejor es ayudar al lector y ordenar los datos para esclarecer por qué las vidas de los protagonistas de estos conflictos de cuello blanco son hoy totalmente opuestas. En concreto, a qué se debe que, en un lado del ring, Tebas acaricie un gatito en su sillón mientras visualiza a los futuros candidatos para la RFEF; mientras que en el otro, el opuesto, Rubiales anda camino del exilio para organizar su defensa con otro buen puñado de ataques. Los datos son los datos y conviene recordarlos. El pasado sirve para entender el presente.

Tebas llegó a LaLiga el 26 de abril de 2013. Desde entonces, lleva tres mandatos, amenaza con presentarse sin oposición para completar un cuarto y, con sus cosas -que siempre las ha habido-, ha logrado mantener y ampliar la unión de la mayoría de clubes, salvo el Real Madrid, con el único amago de Álex Aranzábal para presentarse a unas elecciones.

Mientras, en el resto de instituciones del tablero en este juego de tronos ha sucedido esto:

En la Federación, durante estos más de diez años, con la UCO y la Guardia Civil entrando por la puerta al salir la honradez por la ventana, y con el Caso Soule aún flotando en el ambiente, han tenido el mando algún día a estos dirigentes: Ángel María Villar, Juan Luis Larrea de forma interina, Marcelino Maté durante una final de Copa al frente de la Gestora, Luis Rubiales y ahora Pedro Rocha a la espera de inminentes novedades que podrían llevar a tener dos nuevos nombres en la lista en menos de un año.

En el CSD, órgano que ha intentado siempre mediar entre los duros ataques entre unos y otros contendientes, ya fuera con Mariano Rajoy o Pedro Sánchez en la Moncloa, han pasado por su sillón presidencial en esta década Miguel Cardenal, José Ramón Lete, María José Rienda, Irene Lozano, José Manuel Franco y Víctor Francos, que ha llegado a parecer estos días nuestro Fernando Simón con la pandemia. Más movimientos que en una comunidad de vecinos de esas en las que saltan astillas en mi pueblo.

En el TAD, tribunal que ha adquirido más importancia en este tiempo que el de Supervivientes o Gran Hermano, ni les cuento. Allí se renuevan sus siete miembros con una celeridad espectacular, porque los beneficios son bastantes menores que las presiones. En la Era Tebas, Francisco de Miguel Pajuelo, Julián Espartero, Lidia García y Enrique Arnaldo han dirigido el órgano con máximo rango jurídico en el mundo del deporte.

FIFA, por su parte, ha tenido estos años a Blatter, a Iss Hayatou de manera provisional y a Gianni Infantino. Y UEFA contó con Platini, tiró de Villar cuando suspendieron a su amigo y ahora tiene al frente a Ceferin.

Hasta en AFE, actor relevante también entre tantas cuitas, hubo cambio de guardia. De Rubiales se pasó a Aganzo con otro dedazo que posteriormente ratificó la Asamblea. Y si no hubo más fue porque las mociones contra el presidente eran de fogueo y teledirigidas por kamikazes, porque Morientes se riló y debido a que Toquero fue goleado en las urnas.

Salvo el futbolero Papa actual, que vigila todo desde su atalaya y llegó a su cargo el 13 de marzo de 2013, y Alejandro Blanco, que aterrizó en el COE casi cuando aún se pagaba en pesetas, no hay nadie con una trayectoria tan equilibrada y sólida que la de Tebas.

¿Por qué? ¿Cómo lo ha hecho Javier si siempre está en el candelero y en mitad de las polémicas? Podríamos señalar muchos motivos. Pero encuentro uno clave: Tebas ha entendido, algo tarde pero bien, y con algunas recaídas como las de los últimos días, que cuanto menos hable y crispe, más unión encuentra mientras se remanga en la sombra. Si al principio de su reinado concedía entrevistas a diario y hablaba hasta en Radio Patio -lanzando dardos que iban perdiendo fuerza, agotando al personal con algunas frases repetitivas y prefabricadas, lastrando a los personajes que quería alabar y elevando a los que quería machacar-, ahora se contiene más y dosifica. Ha cambiado de estrategia. No es casualidad que el Gobierno haya sido más contundente que nunca coincidiendo con el mayor silencio del costarricense. El día que de verdad se ponga en manos de su nutrido y profesional equipo de comunicación, y deje de tuitear y encararse con tanta vehemencia y algunas erratas, habrá terminado de alcanzar la excelencia.

Pero lo más determinante de todo es el rigor con el que ha envuelto a su proyecto y con la fe con la que ha dado peso a muchas mujeres en su cargos más relevantes, elevando así su sensibilidad con temas candentes donde otros se agarran el paquete. Si la RFEF contó en 2022 con 128 trabajadoras, un 27,3% que le deja lejos del 35% acordado, y tiene a siete en la Junta (16,7%); en LaLiga hay 208 (32,5%) y diez en dirección (37,04%). Al mismo tiempo que uno puede entrar en la Federación en más de un puesto de tronío, casi por sorteo o juntando cinco tapas de yogures de Hacendado; acceder en LaLiga, aunque sea para levantar la barrera o hacer fotocopias, es más duro que opositar por su protocolo de selección de personal. Y el resultado, claro, no puede ser diferente al que es, al que se venía cocinando y al que el concilio internacional está observando este verano: mientras a Rubiales le han rodeado muchos pelotas con estrategias pueriles de Goebbels que le han conducido al matadero, Tebas cuenta en cada sección con lumbreras que, hasta el momento, mantienen a LaLiga en las páginas más lustrosas de economía y lejos de las más truculentas de sucesos. Por eso esta pugna institucional va con la goleada que va en el marcador.

Ahora, si de verdad Tebas quiere seguir yendo por delante en esta guerra de guerrillas y, más que nada, desea un cambio real en la Federación, lo mejor que puede hacer es no postularse en los próximos meses a favor de ningún candidato. Con Gerardo González y Larrea, y los intentos fallidos de Jorge Pérez y Casillas, ya fue suficiente. Que alguno de los más de setecientos trabajadores que le rodean en su transatlántico se lo recuerde.