Cuando María Llompart tocó fondo: "Estuve a punto de dejar el fútbol, pero apareció el Levante Las Planas"
La jugadora del Villarreal repasa en Relevo algunos de los mejores y peores momentos de su carrera futbolística.
A sus 22 años, María Llompart está aprendiendo a entender y a valorar su profesión de la mano de Sara Monforte, una entrenadora que "enseña y entiende muy bien el fútbol". "Antes no era consciente de lo difícil que es hacerlo, ella me lo está enseñando", confiesa la jugadora del Villarreal, que sabe que después de un año en el conjunto amarillo es "una persona totalmente diferente". Tuvo una irrupción prematura. Tras pasar por las categorías inferiores del Barça -portando el brazalete de capitana- y debutar con el Espanyol en Primera División, un gol en la final del Europeo Sub-19 contra Alemania hizo que su nombre acaparara los titulares de la prensa.
"Reconozco que ese gol me cambió la vida, para bien", dice. Aun así, recuerda que las consecuencias le costaron: "Cuando llegamos al aeropuerto de Madrid había un montón de cámaras, de micros. Estaba todo lleno de teles y a mí eso no es que no me guste, es que nunca lo había vivido. Me quedé en shock". Fue un momento que sirvió para poner un granito de arena más en el crecimiento del fútbol femenino y escribir el nombre de España en los libros de historia. Tanto le cambió la vida, que tiene aquel momento tatuado en su piel: "Recuerdo esa experiencia como la mejor de mi vida. Tengo tatuada la fecha. Tengo el 31/7, aunque en realidad fue el 30. No se por qué tengo el 31, porque sí, creo que me equivoqué". "Al final ese día fue cuando se acabó todo", recuerda entre risas.
Cuando empezó a jugar, no tenía referentes, no conocía a nadie. Sus primeras patadas a un balón fueron jugando con chicos, como era habitual. Cuando iba a los partidos, se cambiaba en los vestuarios de los árbitros o en el cuarto de la limpieza, pero sus compañeros le llamaban cuando terminaban para que ella pudiera hacerlo en su propio vestuario. Era conocida como "peque", un apodo que, a día de hoy, hay personas que lo siguen utilizando. Sigue siendo la misma, confiesa, y sigue manteniendo la energía de cuando era pequeña y tenía todo por delante: "Me hago notar, tengo mucha energía cuando voy a entrenar, me gusta mucho el ambiente social. Va con mi carácter. Llevo así toda mi vida y creo que seguiré siendo así".
La cita con el médico que acabó siendo el fichaje por el Barça
María Llompart se convirtió en la primera jugadora a la que el Barça fichó en edad alevín para jugar con el infantil, haciendo una excepción. La llamada llegó por sorpresa y su madre fue cómplice de una broma que hizo que aquel día se le quedara grabado para siempre. "Salía del colegio y mi madre me dijo que tenía que ir al médico. Yo llevaba un cabreo... Solo decía que no quería ir, que a ver por qué tenía que ir al médico si yo estaba bien", recuerda María. Su madre le dijo que tenía una revisión: "De repente me dijo que cogiera unas botas de fútbol. Yo no entendía nada".
"Para bajar a cualquier sitio en Begas, mi pueblo, tengo que bajar unas curvas. Claro, el médico estaba en mi pueblo, entonces no entendía a dónde íbamos", confiesa. En aquella época el Barça entrenaba en Hospitalet Nord, un campo municipal donde también se practicaban otros deportes. "Estaba muy nerviosa porque era la primera vez que contactaba con chicas en un ambiente diferente, deportivo. Era la pequeña y me sentí muy tranquila. Era un poco pesada, con mucho palique, también hay que decirlo", cuenta con una sonrisa en su rostro.
A medida que fue creciendo, Llompart subió de categorías en el FC Barcelona e incluso llegó a portar el brazalete de capitana. En el juvenil se estancó, lo que hizo que las opciones de ir a otro equipo aumentaran: "En el Barça he sido muy feliz, creo que ha sido una de las mejores etapas de mi vida. Cuando decidí salir de ahí, lo hice para dar un paso un poco más grande. Me hubiese quedado en el Barça toda mi vida". Hacía pretemporada con el equipo B, pero luego jugaba con el juvenil, lo que generaba esa irregularidad. "Llegó una oferta del Espanyol y no podría rechazarla porque para mí significaba dar un paso más grande, en ese sentido", dice la centrocampista.
Su paso por el Espanyol lleno de luces y sombras
Llompart debutó en Primera División con el Espanyol, pero no todo era tan bonito como parecía: "Fue un año muy bueno en lo futbolístico, pero un año malo en general para mí, tenía la cabeza un poco ida. Cuando eres joven, a veces...". Pese a ello, lo recuerda como un año especial por su debut en la máxima categoría. Además, vino precedido por el Europeo Sub-19 en el que España se coronó como campeona con su gol de falta en la final.
De su época como jugadora del conjunto perico recuerda a Joan Bacardit: "Conocí a personas magníficas, tuve entrenadores muy buenos como Joan, que me ayudó mucho y me enseñó bastante y se lo agradezco, porque él fue quien me hizo debutar". Debutó en el Espanyol jugando en la liga Nacional y acabó la temporada jugando algunos minutos con el primer equipo antes de formar parte de la plantilla la temporada siguiente.
"Fue un año muy bueno en lo futbolístico, pero un año malo en general para mí, tenía la cabeza un poco ida"
jugadora del VillarrealComo toda jugadora joven, lo único que María quería era jugar. "No eres consciente, realmente, cuando no juegas en ese momento, porque eres pequeña y quieres jugar. Estás en un ambiente de Primera División, conoces campos nuevos, juegas en la máxima categoría... A lo mejor no le das la importancia que tiene jugar cuando sabes dónde estás", explica. A ella le costó asimilar su rol pero al final "lo acabas aceptando y solo te queda darle la vuelta".
El vínculo con Nerea Eizagirre que va más allá del fútbol
Cuando jugaba en Primera División con el Espanyol, hubo un partido que todavía recuerda a día de hoy. Su equipo, en el que militaban jugadoras como Elba Vergés, Eli Del Estal, Elena Julve y Berta Pujadas entre otras, se enfrentó a la Real Sociedad en Zubieta. María no jugó y terminó el encuentro con lágrimas en los ojos: "Me acuerdo de ese día perfectamente. Eres joven, lo que quieres es jugar y llevas muchos partidos en los que ves que no tienes protagonismo o esas oportunidades, pues...".
Lo que le hizo llorar no fue eso, sino que sintió que se debilitó cuando vio a Nerea Eizagirre: "Cuando veo a alguien que quieres mucho yo me debilito. Ha sido una persona muy importante en mi vida y cuando la vi me vine abajo. Me pasa cuando estoy en un momento malo, no solamente en el fútbol, sino en el día a día, normalmente me derrumbo". Y es que con la capitana de la Real ha vivido muchas experiencias que han hecho que se forjara una amistad que va más allá del fútbol.
Su vínculo se fortaleció en el Europeo. "Con ella he vivido momentos únicos", recuerda. Ambas compartieron habitación durante casi dos meses, pasaban las 24 horas del día juntas: "Ella me sabía llevar a mí, yo la sabía llevar a ella". También recuerda un momento junto a Nerea que quedó grabado en su mente desde aquel torneo: "Ella es más calmada que yo, que hay momentos en los que estoy muy arriba y empezaba a molestarle saltando en su cama, encima suyo...". "Éramos un desastre. Un día, Jorge Vilda vino con nosotras al Europeo, estábamos en la habitación y teníamos toda la ropa interior y todo tirado por el suelo. Él vino a la habitación a preguntarnos qué tal estábamos y cada vez que alguien tocaba la puerta cogíamos todo y lo metíamos debajo de las camas. En ese momento todo estaba limpio y nadie se enteraba de nada", cuenta María Llompart mientras se ríe recordando aquel momento.
El fútbol, en un segundo plano
Después del éxito en el Europeo y tras su paso por el Espanyol, decidió fichar por el Levante las Planas, que militaba en Primera Nacional. Un mal momento personal hizo que necesitara desconectar de la competición: "Ahora mismo me doy cuenta de que si no lo hubiese hecho, a lo mejor hoy no estaría aquí. Me costó bastante decidirlo, pero creo que hice bien. Hoy en día lo volvería a hacer".
No se arrepiente de nada. "Son problemas personales que te dan o que tú te buscas sola y me agobié mucho, estuve a punto de dejar el fútbol, pero apareció el Levante Las Planas y me metí ahí", confiesa a Relevo.
"Estuve a punto de dejar el fútbol, pero apareció el Levante Las Planas"
Su vuelta a la máxima categoría fue de la mano de la SD Éibar, una decisión que también le costó tomar. "Llevo tres años en los que mi objetivo es la permanencia. Es una presión totalmente distinta a jugarte una Copa de la Reina, una Champions. Fue una decisión que me llevó un tiempo", confiesa. Tuvo que consultarlo con su entorno más cercano y de confianza. El Éibar llevaba tiempo detrás e insistió en su fichaje: "Es como un tren que pasa, que si no lo cogía en ese momento, a lo mejor yo no hubiese jugado nunca más en Primera".
Recuerda su etapa como armera como una etapa muy bonita de su vida, a pesar de que el último año, en el que compartió vestuario con Ana Junyet, el Éibar perdió la categoría. "Hay entrenadores que te gustan más o menos. Soy una persona que, a veces, es un poco complicada por mi manera de ser porque soy muy abierta, muy natural y a veces puede llegar a cansar. Eso lo entiendo". Aun así, si pusiera en una balanza los buenos momentos y los malos, se quedaría con los buenos: "El Éibar me ha dado personas maravillosas, he aprendido de mí misma muchísimo y eso es un reto personal que lo he superado".
La complejidad y la exigencia del fútbol
La cabeza juega un papel fundamental en el deporte de élite y no todas las jugadoras pueden soportar la presión y la exigencia de competir al máximo nivel. "El fútbol es complicado porque tiene muchas repercusiones, hay mucho sacrificio, tienes que cuidar la alimentación, tienes que estar 24 horas al día focalizada en el deporte. También hay que entender que los jóvenes tienen vida social, necesitan otro tipo de ambiente y más si estás fuera de casa", reflexiona la jugadora.
Hablando del Barça, cree que el club catalán es "un mundo totalmente paralelo al nuestro". "El mundo del deporte, desgraciadamente, se mueve mucho por dinero. Yo a la hora de decidir equipos, lo económico no es algo que me importe. Soy un poco nómada en ese sentido", confiesa. Ella es una jugadora que, a sus 22 años, ha pasado por cinco equipos diferentes y en algunos de ellos ha coincidido con jugadoras que ahora son de talla mundial: "Creo que hay un error muchas veces que nos cuesta mucho valorar, sobre todo en el mundo del fútbol femenino, que estamos acostumbradas a ser un poco más inferiores, tanto tema económico. Al final es nuestro trabajo, y si no puedes vivir de ello, no lo acabas de valorar del todo".
Ella jugó en el Barça con Aitana Bonmatí y coincidió con Laia Aleixandri, una situación que ahora le impacta al ver a sus excompañeras jugando en Champions o en Inglaterra. "Me acuerdo que Aitana vino a probar e hicimos un torneo amistoso y ella fue la MVP. Pienso en lo que es Aitana ahora y que yo he jugado con ella estando ya de prueba, pues me choca", cuenta Llompart, que empieza a recordar su pasado y confiesa que ella no pensaba en su "yo del futuro". "No me lo imaginaba", finaliza.