Jorge Vilda anuncia guerra por su finiquito
"Me sentía seleccionador hasta 2028; tengo que defender mis derechos", dijo en 'Goles' de Radio Marca.

Jorga Vilda anuncia guerra. El exseleccionador femenino avisó en el programa Goles de Radio Marca que agotará todas las vías para intentar cobrar todo el finiquito. "Tengo cuatro años de contrato más uno de antes. Me sentía seleccionador hasta 2028", manifestó. Ayer, en El Larguero, ya desveló que justo después del Mundial apalabró la prolongación de su vinculación con la Federación.
Una versión distinta, por cierto, a la que ofreció Luis Rubiales en la posterior Asamblea vergonzante, cuando aseguró que el técnico no sabía nada del siguiente anuncio: "Quiero hacer un anuncio aquí que tú no sabes. Perdóname, Jorge. He activado los mecanismos para que Andreu Camps comience una negociación contigo en la que te invito a que te quedes con nosotros los próximos cuatros años cobrando medio millón al año. Te lo mereces".
El martes, Pedro Rocha, presidente en funciones de la RFEF, comunicó a Vilda su despido como seleccionador y director deportivo de la Selección. En ese encuentro, el entrenador le dice, según desveló en Radio Marca, que su contrato no expira dentro de un año sino dentro de cinco. La razón es que el madrileño considera que ese pacto verbal con Luis Rubiales, unido al anuncio ante los asambleístas, ya es vinculante para la Federación pese a no haber puesto la firma en un documento.
"Me considero seleccionador hasta 2028. Es lo que me dicen mis abogados y más cuando ya había un acuerdo previo y consensuado en la Asamblea. En la Asamblea se dice públicamente, pero anteriormente se había perfeccionado ese contrato con una renovación por cuatro años", defiende.
Vilda, que insistió en que no entiende por qué le han cesado de sus cargos, lanzó un órdago: "Tengo mis derechos y tengo que defenderlos por encima de todo". Esos derechos es el cobro del finiquito de un contrato que, según él, se extiende a cinco años gracias al pacto verbal que Luis Rubiales cerró con él justo antes de aquella Asamblea delirante en la que muchos aseguran que fueron a ver una dimisión y se encontraron con la verdadera estrategia del presidente suspendido, que hasta en cinco ocasiones proclamó "¡No voy a dimitir!".
No fue el único movimiento que realizó Rubiales antes de su cita con los asambleístas. Antes de su desafortunado discurso, el de Motril lo dejó todo bien atado: anunció que desaparecía el reparto de vicepresidencias, compuesto por nueve personas y Pedro Rocha, de la Extremeña, un hombre de su total confianza, quedaba como único vicepresidente y, por tanto, como su sucesor elegido a dedo.