MANCHESTER UNITED 2 - FC BARCELONA 1 (4-3)

Old Trafford reabre viejas heridas al Barcelona de Xavi

El Manchester United demostró que el proyecto azulgrana no está tan avanzado como parecía.

Ter Stegen, en uno de los goles del United./GETTY
Ter Stegen, en uno de los goles del United. GETTY
Albert Rogé

Albert Rogé

Lo avisaba Xavi en la previa: "Veremos si hemos cambiado y estamos a la altura de la Europa League. No lo estuvimos de la Champions. No podemos decir que hemos vuelto. Mañana examen y a demostrarlo en el campo". Y no, el Barcelona no ha vuelto. Por lo menos en Europa. A los azulgranas solo les dio para jugar unos muy buenos primeros 45 minutos. En el descanso se fundieron los plomos. La mística de Old Trafford les atropelló, viéndose superados y cayendo eliminados a las primeras de cambio en la Europa League. Un jarro de agua fría para una plantilla que parecía tener superados viejos traumas del pasado.

La eliminatoria ante el Manchester United solo es un fiel reflejo de lo que es el equipo en la actualidad. Equipo en construcción, sería la mejor definición. No es un proyecto sólido. Aún no. Para ello están los entrenamientos diarios y la competición liguera, donde la regularidad premia y ahí sí que puedes ir enseñando tus cartas. En Europa es distinto. Se tiene que estar bien en momentos determinados. Si no das el nivel, te vas fuera. Y el Barcelona, aunque sea por pequeños detalles, no le ha dado ni para superar la fase de grupos de la Champions ni los playoffs de la Europa League. Esa es la dura realidad.

Cierto es que Xavi no contaba en Old Trafford con tres de los jugadores que mejor le han rendido esta temporada. Ni la anarquía de Dembélé, ni la magia de Pedri, ni el carácter de Gavi. Y se palpaba en el ambiente ese aire de derrota. De resignación. De que no se daba para más. El gol de penalti de Lewandowski alejaba los fantasmas, que rápidamente Fred y Anthony se encargaron de recuperar. No hubo capacidad de reacción. Ni en el campo ni en el banquillo. Ni Ferran ni Ansu cambiaron la cara de un equipo que anhela una gran noche, pero que aún no está preparado para vivirla.

Recuperar el respeto de Europa

Uno de los objetivos que tenían Joan Laporta, Mateu Alemany y Xavi Hernández durante el pasado verano era que el equipo volviera a competir en Europa. De tú a tú contra los mejores. Las famosas palancas  permitieron varios fichajes de renombre, como Kounde y Lewandowski, que con la unión de jóvenes como Pedri, Gavi y Balde hacían una combinación prometedora.

La realidad, ya sea por A o por B, es que al Barcelona no le ha valido para ganar ni al Bayern, ni al Inter, ni al Manchester United. Ni una victoria en los seis partidos que han disputado. Balance de cuatro derrotas y dos empates. Y, lo que duele más, con gestos como el de Garnacho al final del encuentro, evidenciando que al Barcelona ya no se le respeta como antes en Europa. Europa aún es una plaza demasiado exigente para los de Xavi.

En cuanto a lo económico, el Barcelona vuelve a tirarse piedras a su tejado. Si no estaba contemplado caer en la fase de grupos de la Champions, tampoco lo estaba caer tan pronto en la Europa League. El mensaje no es alentador y consecuencias tendrá, aunque a día de hoy no se conozca el alcance real de lo que ha comportado perder ante el Manchester United. Los próximos meses marcarán el futuro a corto plazo, con un mercado de fichajes de verano donde no se sabe si se podrá fichar. Lo de ayer no ayuda, eso está claro.

Prioridades

En 2009, 'Crackovia', programa de TV3, hacía famosa la canción "Copa, Lliga i Champions", haciendo referencia a lo que había conseguido el Barcelona de Pep Guardiola. Pensar en ese triplete es una utopía para el Barça actual. Sin embargo, no lo es pensar en el doblete. O por lo menos, eso creen en el vestuario azulgrana. Antes de la eliminatoria ante el United, ya lo recalcaban. Quizá para poner la venda antes de la herida por si caían eliminados. Pero lo decían.

Con LaLiga muy bien encaminada, las semifinales de Copa del Rey ante el Real Madrid toman gran relevancia. Eliminar al máximo rival, ganar la final a Osasuna o Athletic y conquistar LaLiga, sería un final que hubieran firmado muchos a principio de temporada. Y después de la eliminación de esta pasada noche, la obligación a conseguirlo ha crecido.

Autocrítica y cambio de mentalidad

A diferencia de otras ocasiones, el Barcelona no fue humillado el día de su eliminación. Quizá al aficionado más azulgrana no le valga de consuelo, pero en el vestuario culé existe la sensación de que el equipo crece día a día. Hay una idea. Una intención. Hay ilusión y cimientos donde agarrarse. Pero falta dar un paso adelante. Autocrítica, exigencia y cambio de mentalidad, fueron las palabras más repetidas por los jugadores.

Ellos son los primeros que son conscientes de que han fallado. Otra vez. Ahora tienen dos opciones. Bajar la cabeza o levantarla y mirar hacia delante. Almería será el siguiente escenario donde tendrán que demostrar que camino escogen. Xavi lo tiene claro y los jugadores, también. Ahora falta darle forma. Como decía el técnico en la previa, "lo tenemos que demostrar". En Old Trafford no se consiguió. El fútbol sigue. El Barcelona, también. Europa tendrá que seguir esperando un poquito más para reencontrarse con el Barça.