EUROPA LEAGUE | M. UNITED 2- FC BARCELONA 1 (4-3)

¿Por qué el Barça de Xavi es incapaz de imponerse en Europa?

Tras la debacle ante el Eintracht y la caída en fase de grupos, Old Trafford certifica el enésimo quiero y no puedo del FC Barcelona.

Xavi Hernández en Old Trafford. /GETTY
Xavi Hernández en Old Trafford. GETTY
Albert Blaya

Albert Blaya

Cuando el telón de Old Trafford se levantó, el Barça mostró todo aquello que ha ido atesorando este curso con aprecio, exhibiendo su mejoría y competitividad, silenciando Manchester con un fútbol sin alardes pero rebosante de fuerza y convicción. El 0-1 y el dominio de la delantera rival por parte de la defensa azulgrana hicieron creer, durante 45 minutos, que la historia sería distinta. Bastaron dos ajustes de Ten Hag y una subida de ritmo para que al cerrarse el telón, el cuerpo del Barça quedase congelado como los últimos años.

No puede existir sorpresa en la eliminación del Barça ante el Manchester United. Los ingleses llegaban con un buen resultado a un campo en el que solo han perdido una vez desde septiembre, y los de Xavi lo hacían sin Pedri, Gavi y Dembélé por primera vez en todo el curso desde que los azulgrana descubrieron el cuadrado en el centro del campo. No hay fórmula ganadora sin las que convierten las intenciones en realidades, el discurso en acción. Pese al buen rendimiento en el primer tiempo de Roberto y Kessie, la sensación era la de beber un buen vino echándole gaseosa; algo no iba bien. Y cuando Ten Hag ajustó, el Barça se cayó.

Los primeros 45 minutos dejaron al culé un regusto parecido al de Munich. Buen juego, sensación de empaque, de estar preparados para el examen definitivo tras meses estudiando el temario. El Barça se presentaba como un alumno ejemplar con todos los apuntes memorizados. El problema es que Europa rara vez plantea dos preguntas idénticas, sino que en cada respuesta clara que uno da, aparece justo debajo un interrogante nuevo que debe ser resuelto, y es en ese toma y daca constante en el que el Barça de Xavi todavía no se siente cómodo. En Munich, el Bayern hizo dos goles en cinco minutos. El United, otros dos cuando el Barça más se lamía las heridas. Cambian los protagonistas, pero el Barça padece igual, como un mal crónico que le atormenta.

El partido deja algunas cosas a la superfície. El United ganó un partido por sus delanteros, dos de los cuales entraron en la segunda mitad. Garnacho, Antony y Rashford han condicionado ida y vuelta, siendo elementos diferenciales en una zona que parecía inexpugnable, mientras que en la del Barça solo Raphinha se mostró en la ida. Lewandowski ha pasado de puntillas y la sensación es que su fichaje no iba encaminado en levantar el suelo en Europa, sino en ampliarlo en Liga, un torneo en el que el polaco marca diferencias. Tampoco aparecieron Ansu o Ferran, incapaces de rebelarse ante el apagón general. Cada gran cita ha venido a confirmar algo insospechado: que la que en verano parecía la mejor línea del equipo es en febrero la más debilitada.

Europa exige preguntas distintas, afinar la voz, erguir el torso, mantenerse firme pese a los golpes recibidos. Los de Xavi llevan tiempo tapándose la cara antes del primer golpetazo, como si intuyesen la caída antes de que se produjese. Y en el fútbol no se puede competir pensando en el golpe que no recibes sin antes preocuparte por el golpe que vas a dar. Hace mucho tiempo que el equipo juega y entiende los partidos europeos de una forma que le impiden sacar su mejor versión, arrastrando un trauma gigantesco que no se palia con fichajes o cambios de cromos. Para sanar una herida primero hay que entender por qué surge y no sólo dónde está.

Para imponer su voz en Europa, el Barça siempre necesitó primero imponerla en Liga. La historia así lo dice y la lógica del juego invita a ello. Para ser mejores allí donde el error se penaliza el doble y a veces el acierto no vale tanto uno necesita tener todos los atajos controlados, y eso se logra en el día a día. El Barça no puede hacerse trampas salvo que quiera crecer de forma antinatural. Hay derrotas que llevan mensajes cifrados. Le tocará a Xavi dar respuesta.