El futbolista que cambió el balón por la hostelería: "Si pude hacer que el Marsella me comprara,¿cómo no voy a hacer que mi panadería funcione?"
Renato Civelli repasa en Relevo su trayectoria como futbolista, que le llevó a pasar, entre otros, por el Niza, equipo al que se enfrenta hoy la Real Sociedad.
Su carrera como futbolista lo llevó a vivir ocho temporadas en Francia. Defendió los colores del Olympique de Marsella, del Niza, rival hoy de la Real Sociedad en la Europa League, y del Lille y en todos dejó un grato recuerdo. Estuvo a punto de quedarse a vivir en Francia, pero decidió regresar a casa. Eso sí, cuando decidió colgar los botas, buscó quedar vinculado con ese país que tan importante fue en su vida y entonces cambió la pelota por los croissants y los brioches. Renato Civelli (Pehuajó, Buenos Aires, 1983), defensa que debutó a los 20 años en Banfield (también jugó en Gimnasia, San Lorenzo y Huracán), ya lleva más de cinco años al frente de Gontran Cherrier, una cadena de panadería y pastelería francesa.
Hace cuatro años que colgó las botas, pero se sigue sintiendo futbolista. El Olympique de Marsella pagó por él 200.000 dólares y tuvo la posibilidad de compartir vestuario con grandes del fútbol francés como Fabian Barthez, Frank Ribéry o Djibril Cissé. Nadie creía en él como futbolista y menos que iba a desarrollar una carrera tan longeva, pero su personalidad y su actitud le hicieron superar todo tipo de obstáculos. Es lo mismo que está haciendo ahora para sacar adelante un negocio en una Argentina en la que "lo estamos pasando muy mal".
¿Qué hace un exfutbolista metido de lleno en un proyecto gastronómico de tanta enjundia como el que lidera?
Yo soy bastante inquieto. Empecé a jugar al fútbol a los 17 años. Yo jugaba en un pueblo, en Pehuajó, en el cual hacías todos los deportes. En verano hacía natación, después hacía básquet, hockey, fútbol, balonmano... Hacía todo lo que me podía alejar del colegio y de los libros. En el último año me salió la posibilidad de venirme a Banfield. Mis viejos me dejaron pero con la obligación de seguir estudiando y empecé Administración de Empresas en la UBA, en la Universidad de Buenos Aires. Bueno, hice un año, pero ya empecé a jugar al fútbol profesional y, por suerte, lo tuve que dejar. Pero siempre tuve inquietudes de ser curioso y me preguntaba qué es lo que iba a hacer el día que me retirara. No sabíamos si quedarnos a vivir en Francia o volver para acá con mi mujer. Uno cuando está afuera idealiza un poco Argentina. Después, cuando se vuelve, ve que no todo es tan así como cuando uno lo piensa, que a los amigos y a la familia no se la ve tan seguida, pero bueno, estamos acá y dijimos, ¿qué traemos? Y empezamos a ponernos en contacto con una franquicia francesa de panadería y pastelería, que no era Gontran Cherrier, es otra. Estuvimos muy cerca pero siempre cuando un futbolista te contacta por algo fuera del fútbol, se les prenden las alarmas. Logré hacer venir a Buenos Aires a la gente de esta franquicia por primera vez en la historia. Les encantó, pero no era el contexto actual en el cual ellos querían invertir.
Al año siguiente vino Gontran Cherrier, una franquicia francesa que lleva el nombre de su fundador. Vino a hacer una especie de muestra, por así decirlo, en Buenos Aires para buscar inversores, y yo estoy muy vinculado con la comunidad francesa porque mis hijas van al Liceo francés y tengo amigos franceses. Vino Gontran y ahí empezó la historia. Esto fue en 2018 y en 2019 abrimos el primer local con el centro de producción. Hoy tenemos seis locales más un centro de producción con 150 empleados. Estamos surfeando la crisis argentina que se agravó en este último año con el cambio de gobierno, que está tratando de estabilizar todo el desastre que se vino haciendo durante varios años, pero está muy duro y muy complicado. Es una pelea continua con el descenso pero bueno, nunca me fui al descenso y voy a tratar de no irme ahora que estoy del otro lado.
Como argentino que has vuelto después de muchos años fuera, ¿cómo estás viviendo la situación actual de Argentina?
Mirá, yo no estoy politizado. Voté a Milei pero no me considero ni de izquierdas, ni de derechas. Para mí en Argentina la grieta está entre los que trabajan y los que no trabajan. Hay mucha gente que no trabaja por diferentes razones. Hay gente que no lo hace porque no tiene trabajo y hay gente que no trabaja porque se aprovecha del Estado. Y me parece que esa es la grieta. Yo me pongo a hablar con alguien de derechas, con alguien de izquierdas y seguramente estoy de acuerdo en un montón de cosas. Pero sobre todo estoy de acuerdo y me quiero poner del lado de la gente que quiere y cree que este país se saca adelante trabajando. Obviamente con condiciones, con un sueldo que a la gente le alcance, pero bueno, se transita. Es como cuando uno vuelve de una lesión y tiene que empezar a hacer cosas que duelen y que cuestan porque estás muy fuera de ritmo. Entonces, para volver al ritmo ideal, hay que hacer muchos sacrificios. Hay gente que la está pasando muy mal y hay que tratar de ayudar a esa gente. Pero se vivieron muchos años haciéndole creer a la gente que podía gastar más de lo que le ingresaba y no es así. No es así en una casa, no es así en un país, y en algún momento alguien lo paga, y ahora lo estamos pagando. Yo se lo trato de decir a Gontran: 'Si esto pasa en cualquier país serio de Europa, estalla'. Estamos en números de pandemia económicamente. Entonces, muy complicado. No sé cuánto más la gente va a aguantar, pero estamos convencidos de que es lo que había que hacer.
"Se vivieron muchos años haciéndole creer a la gente que podía gastar más de lo que le ingresaba y no es así. No es así en una casa, en un país, y en algún momento alguien lo paga, y ahora lo estamos pagando"
Yo no soy un fanático, no estoy de acuerdo con todo lo que hace Milei. Me parece que tiene formas que lo hicieron llegar a ser presidente, pero que hoy, siendo presidente, yo considero, y con mucho respeto lo digo, que por ahí no las tendría que tener, pero, en un ámbito general, estoy de acuerdo con lo que está haciendo, porque está haciendo lo que dijo que iba a hacer. Nadie se puede hacer el distraído.
La imagen que se tiene desde la distancia de Argentina no es nada positiva. ¿Cómo te lo tomas?
Lo que pasa es que eso es muy subjetivo. Hoy la verdad que, y perdón que me meta contra tu trabajo, la prensa está muy contaminada, tanto la de derechas como de izquierdas. Ya no sabes qué información creer. Yo me informo por Twitter. Trato de seguir un montón de cuentas, porque si uno sigue solamente las cuentas que dicen lo que a uno le gusta, no termina sabiendo la verdad. Y está pasando con la prensa. En Francia tenemos diarios de izquierdas y de derechas, seguramente en España también. Acá toda la vida tuvimos diarios que decían la verdad, que creíamos que decían la verdad. Y hoy, gracias al 'kirchnerismo', sabemos un poco más. Si te dejas llevar por los libertarios, la imagen que hoy tiene Argentina en el mundo es una imagen seria, de prosperidad, de alguien que se rebela ante el socialismo, por así decirlo y si vos escuchas otra prensa crees que un dictador nos está gobernando. Es muy relativo y generalmente la verdad está en el medio.
Dejando de lado el tema político, ¿tiene algo que ver la carrera de un futbolista con la de un empresario? ¿Hay alguna relación?
En realidad yo de gastronomía no sabía nada. Ahora sé un poco, pero tampoco es que... Por ahí la gente me saluda en el día del pastelero o el día del panadero y le digo: 'No seas irrespetuoso'. No por mí, irrespetuoso por los panaderos y los pasteleros. Pero a mí lo que me gusta es la gestión. Me gusta la gestión, me gusta el contacto con las personas, me gusta emprender, me encantan los desafíos. Como en la cancha, soy un tipo que hago lo que se tiene que hacer. Yo, si tengo que ir a hacer algo un domingo a las 10 de la noche, lo hago. Me ha tocado ir a repartir pedidos. Para mí el fin justifica los medios. Entonces, yo quiero que Gontran sea una empresa rentable, quiero que nos vaya bien. Nunca fue el objetivo número uno hacernos millonarios con Gontran, pero quiero que ande bien, que funcione, que la empresa gane plata para poder pagar mejor, para que haya un sentido de pertenencia de los empleados con la empresa. Son cosas que he vivido con el fútbol. A veces, me ha tocado estar en equipos en los que me he sentido muy identificado y en otros, no tanto. Generalmente es una cuestión de tiempo para que eso pase, pero sí, hay muchas cosas que el fútbol me dio. Me cargan porque me dicen que no todo es un vestuario de fútbol, y es verdad, no todo es un vestuario de fútbol, las maneras y las formas son diferentes, pero a fin de cuentas es lo mismo, te tienes que mirar a la cara, no mentirte y decir las cosas como son y eso, cuando juegas al fútbol, le puedes hacer creer al periodista o al hincha una cosa, pero en el vestuario todos sabemos como son las cosas.
¿Se te hace raro este trabajo en el sentido de que alguien te reconozca por tu pasado futbolístico?
No. Yo trabajo en gran medida con chicos de entre 20 y 25 años y sí saben que soy futbolista porque se enteran, pero muy pocos me vieron jugar. Cuanto más pase el tiempo, peor o mejor va a ser porque el público se renueva. Yo ya estoy acostumbrado porque el futbolista tiene una vida fuera del fútbol. En Niza, que es donde más estuve y que es una ciudad relativamente chica, uno que tiene que convivir, va a comer con su mujer o va a buscar a los chicos al colegio o al médico y sigues siendo el jugador de fútbol. Lo llevo muy bien. Nunca me pesó ser jugador de fútbol ni tampoco me mareó. El hecho de no haberme mareado quizá no me haya hecho disfrutar lo suficiente porque siempre traté de tener los pies sobre la tierra. Pienso en mi último partido con el Niza, que yo viví tres años y medio espectaculares, pero me fui no muy bien con el presidente y con el director deportivo de la época, no renové, y en mi último partido de local no quise hacer la vuelta de honor. Y la verdad que hubiese sido lindo ese último momento. Después volví como jugador del Lille, volví como hincha a la cancha. Vuelvo todos los veranos a Niza, pero bueno, el equilibrio muchas veces es muy complicado.
Ya sé que habrá cambiado mucho el equipo, la ciudad. ¿Qué significa Niza para ti?
Si tuviese que elegir una ciudad para vivir fuera de Argentina, elegiría Niza, la ciudad donde nació mi primera hija, donde dejé un mejor recuerdo en el club, en el cual vivimos momentos complicados, pero la gran mayoría muy lindos. El club cambió muchísimo. Ya casi no quedan empleados de mi época, que ya pasaron más de 10 años desde que me fui. Las instalaciones, el estadio, todo cambió. Lo que no cambió son los hinchas, siguen siendo los mismos. Veo un club que se está transformando. Muchos se quejan, pero todos pasan por eso. Cuando el club quiere crecer, se pierde ese contacto con el hincha, se pierde lo familiar, se pierde la identidad un poco. Yo conocía a todos los empleados del club. Hoy es diferente. Es algo que siempre hablo con David Ospina, que tomábamos café y la cafetera estaba arriba del lavarropa. Hoy es un club espectacular que tiene todo para convertirse realmente en un grande de Francia. Y creo que va en camino. Es un equipo que ya no pelea más el descenso. Cuando yo llegué al club el objetivo era salvarse del descenso. Me puedo sentir satisfecho porque cuando nos fuimos, en mi último campeonato terminamos cuarto pero hoy ya no se mira más la tabla de abajo.
¿Qué te dio el futbol francés para jugar allí ocho temporadas?
Me encantó. Todos decían que el fútbol francés no iba a ser para mí y al final lo terminó siendo. La gente decía que para mí era más el fútbol italiano, más defensivo, pero yo me hubiese adaptado a cualquier campeonato. A mí me llevó tiempo, sobre todo los primeros años en Marsella. Imagínate que seis meses antes de que llegara yo, jugaba Laurent Blanc en mi puesto. Julio Falcioni, que fue el técnico que me hizo debutar en Banfield, me decía que yo no se la podía dar al '5' de espalda, que era peligroso. Y tenía que jugarla en larga. Entonces cambió mucho. A mí la pelota llegaba de aire y yo la cabeceaba. No la intentaba parar. Era otro fútbol. Hoy es diferente. Yo pasé de Banfield a entrenar con Fabián Barthez, con Frédéric Dehu, con Frank Ribéry, con Samir Nasri. Era un nivel de entrenamiento que a mí me costaba mucho. Pero bueno, me impuse. Yo entrenaba todos los días con media larga, espinilleras y tacones de aluminio. Compensé mi falta de técnica natural con entrenamiento y con actitud. Nunca llegué a ser Laurent Blanc, pero compensé bastante con actitud y creo que la gente me valoró eso.
¿Cómo era aquel Olympique de Marsella?
Para mí el Olympique de Marsella es el club más grande de Francia. No hay un conocimiento muy grande del fútbol francés acá. Hay gente que cree que el clásico de París es el Mónaco, que el Mónaco es un club grande. Es grande por títulos, pero no tiene hinchas. Las únicas dos veces que se llena la cancha de Mónaco es cuando juegan contra el Niza y contra el Marsella. El Marsella es el club que más vende, de lejos. Y yo cuando llegué había nombres importantes. No me tocó ganar un título. Salí dos veces segundo y perdí dos Copas de Francia. Sin duda algo mal habré hecho, pero a veces es el destino. Era un club hermoso. Yo cuando llegué a Marsella no lo podía creer. Yo fui a préstamo. Pagaron 200.000 dólares. Y cuando llegué, el director deportivo me dijo: ¡Mira, Renato, vamos a decir que llegas a la reserva porque no estamos necesitando un central. Pero vos quedate tranquilo'. Le respondí: 'Vos comunica lo que vos quieras, vos no te hagas problema. Yo de acá no me voy. No sé qué voy a tener que hacer, pero yo de acá no me voy'. Y no me fui. Me compraron y bueno, la verdad que fue muy lindo y por eso me animo, por eso me animo a la gastronomía, a los emprendimientos, porque si yo pude hacer que Marsella me comprara, ¿cómo no voy a hacer que Gontran funcione?
¿Con quien entablaste buena relación de aquel vestuario?
Uno, con el paso del tiempo, va perdiendo la relación, sobre todo cuando son de otras nacionalidades, pero cuando yo llegué estaban Christian Giménez, que jugó mucho en Suiza. Era goleador, pero en Marsella la verdad no le fue bien y coincidí con él en los primeros seis meses. Después llegó Benoît Cheyrou, con el cual sigo teniendo una buena relación, con Mandanda… Con Frank Ribéry tenía buena relación, con Mamadou Niang, con Samir, con Mathieu Valbuena. Nunca fui conflictivo, sí de mucho temperamento. He tenido buena relación con la gran mayoría, aunque me llevaba tiempo. Cuando yo ya tenía un nombre me constaba que me conocieran y yo, conocerlos, a gente de personalidad. Me acuerdo de Didier Digard, que hoy es técnico de Le Havre. Llegamos en el mismo momento a Niza. Él era más pequeño, pero también con mucha personalidad. Y al principio fue muy complicado. Estuvimos así de irnos a las manos. Y después terminamos con muy buena relación. Fuimos los dos artífices importantes de ese cuarto puesto. Y es el día de hoy que seguimos teniendo relación.
"El hincha de Niza es del sur. Ellos se sienten más italianos que franceses y se sienten muy identificados con el fútbol y el hincha argentino e intentan plasmarlo. Niza no es una ciudad muy grande y los hinchas son menos cantidad, pero se hacen sentir"
¿Qué se va a encontrar la Real Sociedad o sus aficionados en Niza?
El hincha de Niza es del sur. Ellos se sienten algunos más italianos que franceses y se sienten muy identificados con el fútbol y el hincha argentino también e intentan plasmarlo. Niza no es una ciudad muy grande comparada a Marsella, entonces por ahí los hinchas son menos cantidad, pero se hacen sentir de la misma manera y tratan de acompañar al club siempre. Obviamente, como todo aficionado, cuando el equipo anda bien, acompaña más. Es así y ganan más cantidad. Pero yo creo que va a ir mucha gente porque jugar con la Real es un muy lindo partido. Niza es un equipo al cual le gusta tener la al pelota. Po ahí no es tan punzante, pero le gusta cuidar la pelota. A la Real Sociedad no la tengo muy vista, pero se ha caracterizado también por tener un juego. Es un partido que voy a tener que mirar.
En su época el contacto del futbolista con el aficionado de a pie era un hecho. Hoy en día eso se ha perdido, como la relación del futbolista con el periodista. Cada vez es más difícil entrevistar a las grandes estrellas. Desde la distancia, desde tu vida de futbolista retirado, ¿cómo ves esa situación?
Yo creo que es culpa un poco de todos. Culpo mucho a las redes sociales. Yo, cuando me voy a vivir a Marsella, me voy a vivir en el centro y no pasó nada. Había muchos miedos y me prevenían: 'Cuidado que en el centro de Marsella te va a pasar esto' Siempre fui un tipo muy respetuoso. Nunca me vieron a las 3 de la mañana un jueves en un boliche y si te ven a 3 de la mañana, capaz que alguno te pueda llegar a decir algo. Pero si llevas una vida normal como la que tienes que llevar, yo nunca tuve ningún problema. Yo a veces salía, pero cuando estaba en condiciones de salir. Si el equipo andaba bien y ganábamos, yo salía. Yo era de fumar unos cigarrillos de vez en cuando, nunca fui un fumador asiduo, pero nunca fumé en público. O sea, son reparos que hay que tener. La vida del futbolista no es la misma tiene sus pros y sus contras y hay que aceptarlo es el combo, no puedes elegir esto sí y esto no. Hoy la gente, en su gran mayoría, está muy alterada mucha frustración y vuelca esa frustración en los jugadores en las redes sociales con pseudónimos anónimos. El jugador dice que no lo mira, pero lo mira. Mira las redes sociales, mira los comentarios. Antes nosotros mirábamos el diario, y de última, si no querías mirar el diario no lo mirabas y se terminó, no te enterabas de nada. Hoy con las redes sociales cambió eso, hoy hay muchos más periodistas. Me siguen escribiendo a mí infinidad de periodistas y yo hace cuatro años que me retiré. Si hoy no se canaliza todo por un jefe de prensa del club, es muy complicado. Le tiran la lengua a los chicos, le hacen decir cosas que los chicos no quieren decir, o no están preparados, y hablan de temas que después hacen un escándalo, entonces yo creo que la culpa es un poco de todo.
"Hoy la gente, en su gran mayoría, está muy alterada y vuelca su frustración en los jugadores y en las redes sociales con pseudónimos anónimos. El jugador dice que no, pero mira las redes sociales, los comentarios. Antes nosotros, si no mirabas el diario, no te enterabas de nada"
Te voy a preguntar por Muniain y su fichaje por San Lorenzo. ¿Qué opinión te merece?
Yo creo que lo pensó mucho. No es una decisión de un día para otro. Quiero creer que lo pensó mucho o eso espero. Yo creo que al principio le va a costar porque a nosotros los argentinos que redebutamos acá, nos cuesta volver. Hoy San Lorenzo no está pasando una buena actualidad, entonces le va a costar también eso. El hincha de San Lorenzo está contento con que haya venido. Yo creo que le va a dar un poco más de tiempo que por ahí le puede llegar a dar a otro jugador. Y quiero creer que es un jugador inteligente. Yo tampoco lo tengo un montón visto, pero que es un jugador inteligente y se va a saber adaptar al fútbol. Es mejor el fútbol español que el fútbol argentino. Hay que decir las cosas como son. Es diferente, puede costar más, es más complicado y no sé, puede ser que sea más complicado porque se juega menos, se mete más, hay más intensidad, pero los jugadores inteligentes y los jugadores que juegan bien, se adaptan a cualquier fútbol.
¿Cómo está el fútbol argentino? ¿Ves fútbol argentino?
No soy un enfermo, peor lo miro. Miro a Banfield, a River. Estuve en la cancha viendo Boca-River. Tengo amigos dirigiendo o todavía amigos jugando, entonces los miro. ¿Cómo está? Con esa misma intensidad y pasión de siempre, con esa locura que se vive en cada partido, que parece que es la final del mundo, con un campeonato de 28 equipos que para mí baja la calidad. Francia pasó de un campeonato de 20 a 18 y nosotros, de uno de 20 a 28 y hay muchas chances que se pase uno de 30. Te puede gustar o no, pero es matemático. Cuando yo llegué a Banfield estaba en el Nacional B y Asciende, la semifinal en el Nacional B, era una intensidad y un nivel impresionante. Y hoy esos equipos están en primera. Entonces, bajó el nivel de todas las categorías. Habrá que preguntarle a la gente que lo decidió así por qué lo hizo. Seguramente debe tener sus buenas razones. Pero está siempre igual. Los jugadores se van un poco antes de lo que se iban. Pero no ha cambiado mucho. Empeoró un poco en cuanto a nivel, pero siempre siguen saliendo buenos jugadores. Se siguen vendiendo jugadores de Europa, los estadios se siguen llenando, el periodismo sigue hablando y sigue siendo la actividad número uno de Argentina. Entonces, cambió un poco, sí, pero no tanto.
Echas la vista atrás y ¿qué queda de aquel niño que debutó en Banfield, dio el salto a Europa, regresó y ahora regenta varios restaurantes?
Bueno, por un lado me siento orgulloso de la carrera que hice, sin haber ganado nunca un título, pero bueno, y no lo digo con rencor ni con nada, la gente no daba, como se dice acá, dos pesos por mí y pude jugar mucho tiempo al fútbol, hice lo que me gustaba. Me he equivocado, sí, en alguna toma de decisiones, pero no mucho. Y la verdad que sobre todo orgulloso. Orgulloso y feliz por haber podido hacer lo que me gustaba de chico. Yo lo hubiese hecho gratis al principio. Obviamente, uno cuando ya firma el primer contrato ya después dice, no juego más gratis. Pero lo hubiese hecho gratis, hubiese pagado por jugar los partidos que por ahí jugué. Y no solo que lo jugué sino también que pude hacer una diferencia económica que hoy me permite emprender tener una buena vida poderle pagar el colegio a mis hijas poder ir a Francia una vez por año y yo creo que alguna vez voy a volver al fútbol. No sé cómo, no sé de qué manera pero lo que vivimos el fútbol como lo viví yo con intensidad que lo viví, es difícil dejarlo. Uno lo corre a un costado por momentos, pero esa adrenalina no se va y yo la sigo necesitando. Y espero en algún momento poder volver.