FÚTBOL

Jugó en la cantera de Madrid y Barça y ahora ni su familia sabe dónde está: "Llamamos y nos dijeron que estaba en el calabozo…"

Familiares, amigos y excompañeros de Jeffrey Hoogervorst recuerdan en Relevo cómo el dinero y las malas decisiones hicieron que tocase fondo: "No me sorprende que haya acabado así".

Jeffrey Hoogervorst, durante un acto de firmas del Real Avilés./REAL AVILÉS
Jeffrey Hoogervorst, durante un acto de firmas del Real Avilés. REAL AVILÉS
June Lavín

June Lavín

"Mi familia no es así, no pienses eso". Estas son las primeras palabras del entorno más cercano de Jeffrey Hoogervorst (Ámsterdam, 1984). Hasta para ellos resulta complicado saber cómo y por dónde empezar. Formado en la cantera del Ajax y avalado por Marcelino García Toral ("Marce le dijo que tenía madera para ser su central titular en Segunda con el Sporting", señala el intermediario Jesús Bernal), pasó por dos de las mejores canteras del fútbol español: Real Madrid y FC Barcelona. Se retiró en la temporada 2014-15 y, desde entonces, su vida es una incógnita. "Hace tres años que no sé de él, desde antes de la pandemia", aseguran sus familiares. De hecho, a día de hoy sigue sin conocerse su paradero. "La tierra se lo ha tragado", responden desde uno de sus antiguos clubes. Esta es la historia de cómo una carrera que parecía prometedora fracasó por malas decisiones, llevando a su protagonista a pisar la cárcel.

Jeffrey creció en Ámsterdam y, con tan sólo 18 años, dejó su ciudad natal para cumplir su sueño: quería ser futbolista. "Era un central brutal", apuntan excompañeros con los que compartió vestuario. "Tenía unas condiciones únicas y su potencial era altísimo", matiza Jeroen Hoogewerf, su agente en aquel momento. Aterrizó en el Sporting de Gijón, coincidió con Marcelino García Toral y salió cedido al Marino de Luanco: "Aquí [en Luanco] echó raíces. Era como un Dios, todo el mundo le conocía". Durante dos años, vivió en un hotel del pueblo que tenía un convenio con el club para acoger a los futbolistas extranjeros e hizo amigos que recuerdan con nostalgia aquella época: "Era uno más, empezó a salir con mis amigos e incluso conocí a su hijo, pero la última vez que le vi fue hace 11 años".

En los relatos de todas las voces que recuerdan a Jeff, como algunos todavía se refieren a él, se aprecia que es un tema delicado. En la temporada 06-07, con Míchel en el banquillo, el Real Madrid Castilla se hizo con sus servicios en una apuesta arriesgada que tan sólo duró seis meses. "Sabían a quién estaban fichando, porque en su contrato tenía una cláusula que decía que si le pillaban borracho automáticamente le rescindían, y a los tres o cuatro meses pasó. Ya tenía antecedentes", reconoce uno de sus excompañeros. En el filial merengue, su participación fue residual: en medio año tan sólo disputó 16 minutos. Allí, compartió generación con Parejo, Granero, Kiko Casilla, Adán y Borja Valero, entre otros: "Viví con él un par de meses, pero no teníamos mucho en común, no había feeling. Él hacía su vida y yo la mía, cada uno por su camino".

Imagen de Jeffrey Hoogervorst durante su etapa en el Real Avilés. REAL AVILÉS
Imagen de Jeffrey Hoogervorst durante su etapa en el Real Avilés. REAL AVILÉS

En enero de esa misma campaña, cambió Madrid por la Ciudad Condal para vestir los colores del Barça B de Guardiola. Allí permaneció alrededor de un año y medio, compartió equipo con Busquets, Thiago, Pedro o Bojan Krkić y siguió haciendo de las suyas. "Llegaba tarde a todos los entrenamientos, y un día no apareció. Llamamos y nos dijeron que estaba en el calabozo... Nunca supimos el porqué. Guardiola dijo que no lo quería, que fuera", explica Dani Toribio, excompañero de Hoogervorst en filial culé que ahora juega en el Andorra.

"Estábamos de fiesta, bebiendo, y se cogió el coche a eso de las cuatro de la mañana para irse a Luanco a pasar unos días... volvió diciendo que se había comido una rotonda"

Habitual en el ocio nocturno de Barcelona, "no perdonaba ni un sólo día" de la semana: "Salía todas las noches hasta tarde, porque llegaba a los entrenamientos oliendo a alcohol. Eso sí, era un profesional y entrenaba como el que más. Luego se echaba la siesta y a eso de las ocho o nueve de la noche nos mandaba un mensaje diciéndonos que qué hacíamos, que a ver si salíamos de fiesta o cenábamos fuera. A todos nos gustaba salir, éramos jóvenes, pero no estábamos acostumbrados a esos niveles". Incluso llegó a coincidir con Ronaldinho de fiesta en repetidas ocasiones: "Tenían cierta amistad por compartir gremio [la fiesta y la noche]. Cerraban una planta del hotel Large o Vela, y él estaba invitado por eso, porque era el perfil perfecto para ese tipo de fiestas. Incluso una amante de Ronaldinho me lo dijo".

Jeffrey (izquierda), junto a dos amigos en el concierto de AC/DC de Barcelona en 2009. CEDIDA
Jeffrey (izquierda), junto a dos amigos en el concierto de AC/DC de Barcelona en 2009. CEDIDA

La vida de Jeffrey en Barcelona no era la de un joven normal y corriente. Tampoco la de un canterano que empieza a hacer dinero y sólo quiere divertirse. Iba más allá. "Se gastaba mucho más del sueldo en fiesta, en prostitutas y en otras cosas. Vivía por encima de sus posibilidades y siempre nos decía el dinero que se había gastado y en qué. No me sorprende nada que haya acabado así", relatan exjugadores del Barça B. "Siempre le gustó la fiesta, pero también comer bien y los relojes. Recuerdo que íbamos al Asador Donostiarra o a Casa Parrondo y, aunque había mucha cola para entrar, él iba como Pedro por su casa, con mesa allí y conociendo a todos los camareros", añaden algunos de sus amigos. Todavía en el Barça, tuvo su primer hijo a principios de 2009.

Luego, regresó a Luanco para vivir su segunda etapa en el Marino. Allí compaginó el fútbol con un trabajo como camarero y recepcionista en un pequeño hotel cerca del pueblo. "Si ahora llegase a aparecer en Luanco le verían como a Jesucristo, todo el mundo le conocía y le quería mucho", insisten. Después, probó suerte en el Zamora ("tenía un bozal en su taquilla", destacan trabajadores del club), en el Real Avilés y en el Villaralbo de Tercera Federación, donde se retiró hace ya ocho años.

"De fiesta le conocía todo el mundo. Salió muchas veces con Ronaldinho, tenían amistad por eso y le invitaba a sus fiestas"

Colgar las botas en la temporada 2014-15 supuso empezar una vida llena de incógnitas que todavía persisten. Tras su retirada, estuvo viviendo en diferentes ciudades españolas: Zamora ("estuvo un par de años porque jugando allí tuvo su segundo hijo", dicen); Barcelona, donde trabajó en diferentes locales como camarero; Zaragoza y Valencia. También en Andorra, según su entorno.

En noviembre de 2022, de hecho, varios medios de comunicación recogieron diferentes informaciones que daban por fallecido a Jeffrey. "Fue un bulo que a saber quién lanzó, pero varios medios publicaron eso y tuvieron que borrar luego las noticias. Nosotros nos preocupamos mucho y volvimos a hablar de él, de que no sabíamos dónde estaba", apuntan sus amigos. Según ha podido saber Relevo, en 2021 estuvo en la cárcel de Topas (Salamanca). "Tuvo algún problema con drogas en un bar", explican.

"Creo que sufrió mucho en su infancia. Nunca se sinceró al respecto, pero yo percibí que había pasado por cosas complicadas, cosas por las que no tiene que pasar un niño cuando es tan pequeño", reflexiona Jeroen Hoogewerf. A día de hoy, se desconoce si Jeffrey sigue en prisión o cuál es su paradero. Relevo ha intentado contactar con él a través de sus diferentes redes sociales —inactivas desde 2018— sin suerte. Parte de su familia, aunque desearía saber de él, reconoce que quizá el silencio sea la mejor opción: "Antes siempre preguntaba a mis padres qué sabían de él o si iba a venir en Navidad, pero pasan los años, te enteras de cosas y cada vez nos interesa menos".