COPA DEL REY

Ontiñena, el sueño del pueblo más pequeño de la historia de la Copa del Rey: "No hay nadie del que no sepa dónde está su casa"

El equipo de Regional se enfrentará a Las Palmas en defensa de una localidad de solo 500 habitantes de la provincia de Huesca: "Todo el pueblo viene los domingos a vernos jugar".

El Ontiñena celebra su clasificación para la Copa del Rey./ONTIÑENA
El Ontiñena celebra su clasificación para la Copa del Rey. ONTIÑENA
Jonás Pérez

Jonás Pérez

El fútbol que nos gusta viaja a Ontiñena, un pueblo de Huesca de tan solo 500 habitantes. Para ellos nunca pasa nada, la vida es tranquila. En la gran ciudad, solo de un viaje en metro con transbordo tu cuerpo responde a más estímulos, observa a más personas. Son otras reglas. Algo que probablemente tú, al otro lado de la pantalla, no puedas llegar a comprender. La España vaciada carece de atención, pero la Copa les da un halo de esperanza. Existen, claro que existen, y en esta competición cuentan con el mismo derecho a ganar que un Real Madrid o un Barcelona.

Ontiñena saca pecho de ser el pueblo con menos habitantes de la historia en jugar la Copa del Rey. Es difícil contar con un archivo que así lo asevere, pero la grandeza de sus relatos es que no hace falta tirar de Newtral para sentir por ellos una ferviente atracción. Ni que decir tiene que probablemente el duelo ante Las Palmas de primera ronda sea uno de los días más importantes de la historia del pueblo. No del club, que por supuesto, sino del pueblo. Es el fútbol en su máxima expresión. Recibir a superhéroes en sus propias calles.

La plantilla lo vive con una ilusión atronadora, aunque muchos estén de paso. Es normal, es el fútbol de ocio, el de la esencia de las calles. Este año un equipo y el siguiente otro. Y a ver si cuela y consiguen subir a Tercera RFEF, un paso más cerca de los de arriba. En el Ontiñena, claro, pocos son del pueblo. Solo dos de hecho, el lesionado Iván y el capitán Andrés Roda, que atiende a este medio al otro lado del teléfono. Es curioso como una línea y una voz consiguen un viaje hasta sus entrañas, vivir en primera persona un acontecimiento que marcará sus vidas.

"Al principio no le daba tanta importancia como creo que está teniendo y tiene. En un pueblo tan pequeño, nunca o casi nunca ocurre nada. Hace ya muchos años sí que hubo un revuelo mediático muy grande porque se iba a hacer aquí una idea como Las Vegas, pero aquí. Vino Gran Scala, que luego llevaron a Madrid. Fue un boom mediático impresionante. Y esto me está haciendo volver a recordar todo aquello. Se vuelve a poner Ontiñena en el mapa para, a priori, algo bueno. Y sin el a priori, creo que esto ya va a ser bueno", cuenta a este medio.

Andrés vivió cinco años en Zaragoza, pero se aferró a sus orígenes. La magia de vivir en la España rural: "La gente de aquí y los abuelos van a recordar esto para todo la vida".

Un grito en defensa de la España vaciada

Cada vez es menos habitual ver a personas jóvenes viviendo en pueblos pequeños. Andrés Roda es uno de los miembros de la resistencia y el vínculo que tiene con sus calles trasciende de toda comodidad. Y algo de magia tiene, no nos vamos a engañar: "Por suerte puedo comparar, como he vivido en Zaragoza. La vida aquí es muy tranquila, no hay prisa, no hay el estrés de la ciudad. Al final lo haces todo igual, no tan rápido, pero todo igual. Conoces a todos los vecinos y hay un poco de cotilleo. Es parte de la gracia y el encanto. Hay mucha tranquilidad, nunca pasa nada".

Nunca pasa nada hasta que pudo pasar. Ontiñena fue elegida por Gran Scala para convertirla en una especie de Las Vegas en Europa. El proyecto deja en broma a lo de Arabia Saudí: estaban previstos 32 casinos, 70 hoteles, 18 parques temáticos, museos, campos de golf, un centro comercial y un hipódromo. Quizás si se hubiera dado ahora Al Khelaifi viviría en Huesca y no en París.

"Yo era muy pequeño, no sé decir exactamente qué pasó. Ni me acuerdo de las fechas. Esto empezó como una pequeña cosilla, como un rumor y de repente nos apareció aquí un fondo inversor, para presentar todo el proyecto. Mis padres no me dieron ni la opción de ir a la presentación. Vinieron televisiones de todas partes, fue un boom mediático. Y como se dice aquí, todo se quedó en agua de borrajas", recuerda Andrés.

En 2012, no se hicieron efectivas las compras de los terrenos y el proyecto, que ya llevaba unos cuantos años en vigencia, se cayó definitivamente. Andrés Roda era muy pequeño, ¿pero qué pensaba el pueblo? Una elección fatal: ver resurgir sus calles, aumentar su nivel de vida y, además, perder la identidad. "Había de todo. Había gente que quería que saliese esto adelante porque ves que el pueblo iba a menos. En 40 años hemos perdido el 70% de población. Aquí llegaron a vivir cerca de 2.000 y ahora nos tratamos con 500. Si quieres traer a gente a vivir aquí tienes que darles algo que les llame. Realmente aquello era una oportunidad, lo veían desde esa perspectiva. Luego había otros que lo veían mal, que iba a traer aquí el juego, adicciones, dinero negro, adicciones… Lo veían negativo y les gustaba la tranquilidad del pueblo".

Asumimos nuestros errores. Buscamos el resurgir de la España vaciada, hallamos belleza en sus rincones... pero tampoco vamos. Desde la distancia siempre es más sencillo hablar. Por ello, la pregunta era inevitable: ¿por qué recomienda el capitán del Ontiñena pasar un día en su pueblo? "Hay cosas que ver, pero la tranquilidad con la que vive la gente… Cuando voy a la ciudad solo veo gente que va corriendo de aquí para allá. Tienes una reunión a las seis de la tarde y ya vas corriendo a las cuatro. Que si el metro va fatal o o lo que sea. Aquí no, aquí si tienes una reunión a las seis, puedes salir a las 17:59 y vas a llegar a tiempo. Vivimos tranquilamente. A la gente de la ciudad le encanta ver cómo se vive aquí. Tenemos una casa rural que casi siempre está llena. Buscan escapar de la agonía y el agobio de vivir en una gran ciudad".

Un pueblo volcado, un pueblo en el que todo se sabe

No lo entenderás si no lo has vivido. Los pueblos sí que son casa de todos en los veranos. Ir a casa de la abuela, las lentejas a 35 grados, el frontón y cruzarse a una mujer que pronuncie: "¿Y tú de quién eres?". Entre mezcla de orgullo y rubor, los nietos pronunciamos el nombre de nuestra abuela a la que, claro, conocen. En un pueblo de 500 habitantes no queda duda alguna. ¿Hay algún habitante que no sepa quién es Andrés?

"No creo. Tampoco creo que haya ninguna persona que no conozca yo. Sin duda, sabría decirte dónde está su casa y con quién vive casi", cuenta entre risas. Por supuesto, a quién conoces disfrutas: "Ya lo creo que nos vienen a ver. La mitad del pueblo es socia. Quien no viene es porque ya es muy mayor o el fin de semana tiene un plan especial. Todo el pueblo viene todos los domingos a vernos jugar".

Solo es uno de los defectos que tiene esta Copa del Rey, tampoco nos vamos a poner exquisitos: el Ontiñena no va a poder jugar en su campo. Se tendrá que ir a Monzón, a unos veinte minutos: ya no será tan fácil para los mayores ni tan mágico para los jugadores. "No teníamos alternativa. Nuestro campo no cumple los requisitos mínimos que te pide la Federación. A quién no le gustaría, ojalá viniera Las Palmas aquí. Ya lo vamos a recordar para siempre, pero lo recordaríamos aún más", desvela. Aun así, todos irán, fieles a su pueblo y a un día que les acompañará por el resto de sus vidas: "Hombre, claro que van a venir. Ya se han vendido todas las entradas".

Una historia irrepetible

Vamos a ponernos serios. Sin ánimo de desmerecer a nadie, jugar en Preferente, y más en comunidades más pequeñas como Aragón, es algo más accesible de lo que parece. Solo en la redacción de Relevo se puede encontrar a unos cuantos que lo han probado, han estado a las puertas o han alcanzado el nivel necesario para ello. Jugamos con la trampa del comodín periodístico: los deportivos somos futbolistas frustrados. Pero párate un segundo a mirar a tu alrededor: ¿conoces a alguien de más o menos este nivel? Lo más probable es que sí. Ahora imagina que tu amigo va a jugar contra un equipo de Primera. Te va a sonar absolutamente imposible.

Pero pasa, claro que pasa. El Ontiñena es un gran ejemplo. "Yo nunca me lo podría haber imaginado. Ya había jugado en esta categoría antes del Ontiñena. En Segunda Regional, en la última categoría de todas. Recuerdo que el que fue nuestro presidente hasta el año pasado, después de encajar un 8-0 en un campo de aquí cerca, me dijo que algún día jugaría la Copa del Rey. Me quedé como 'Hostia, David, sabes lo que estás diciendo'. Y mira. Cuando nos clasificamos le dije que me acordaba y que mirase dónde estábamos ahora".

David eres tú diciendo a ese amigo que le va a pasar. Andrés es tu amigo llamándote loco mientras tomas unas cañas en pleno centro de la ciudad, cosa que los rivales del Ontiñena jamás podrían hacer sin recibir un aluvión de peticiones de foto. "Es que no te lo puedes creer. Lo he vivido muy tranquilamente, con los pies en el suelo y sin darle mucha importancia… Ya me he dado cuenta de que esto es gordo, que no hay que estar tranquilos. Es un sueño hecho realidad", sigue Andrés.

Pastores, agricultores, dentistas...

Podría ser un chiste; no es más que el reflejo de la sociedad a través del vestuario del Ontiñena. Ellos no son futbolistas. Ellos son pastores, agricultores, dentistas. Y como afición tienen el fútbol. Porque claro, lo de cobrar por jugar es otra dimensión: "Hay de todo. Tenemos un pastor que se ha hecho famoso por el vídeo de las chanclas. Tenemos agricultores, psicólogos, informáticos, dentistas... De todo. Es imposible que nos dediquemos solo al fútbol. Hay chicos muy jóvenes y muy buenos. Pero yo creo que no hemos nacido en el lugar para dedicarnos al fútbol (ríe). Obviamente yo descartadísimo. Tengo 30 años y ya casi pienso más en el futuro fuera del fútbol que en el fútbol".

Aun así, les pica un poco el gusanillo. Ahora llega a Huesca la Unión Deportiva Las Palmas. De repente van a salir en la tele, en un canal llamado Movistar Liga de Campeones, concretamente. La Champions, la ... Champions. Y por qué no. Una exhibición y quién no les dice que les va a llamar aunque sea un buen equipo de la Comunidad y les va a dar una gran oportunidad. Esto está más destinado a los jóvenes, claro: "Nunca se sabe, a lo mejor se marcan un gran partido contra Las Palmas y algún equipo más grande se fija en ellos y empiezan a subir. El problema es que estamos en una ubicación en la que nos pillan muy lejos de todos los focos mediáticos para el fútbol que hay".

Andrés Roda trabaja en el departamento de aprovisionamiento de una empresa de alimentación y ha tenido la suerte de poder compaginar el trabajo con los entrenamientos y los partidos. Otros tantos se quedan por el camino si los empleos no acompañan. Eso sí, los sueños siempre van en el bolsillo pequeño de la maleta: "Yo cuando era un crío soñaba con jugar en el Zaragoza. Es el equipo mío de toda mi vida y siempre lo he pensado. Pero enseguida pones los pies en el suelo y cuando subes de categoría te das cuenta que siempre hay gente mucho mejor que tú. Me hubiera hecho más ilusión jugar contra el Zaragoza, sin ninguna duda. Conozco a todos sus jugadores, de Las Palmas a muchos, pero no a toda la plantilla".

Creer

Lo confieso. Me gusta contar las historias del equipo de tu pueblo y mientras las escribo me pasa mil veces por la cabeza la pregunta de la discordia: "¿Y si sí?". Creo que soy de los que saldría a jugar contra el Barça de Guardiola creyendo que marcaría cuatro goles cuando no doy un control en una pachanga de fútbol 7 y a los tres minutos ya estoy pidiendo la hora. Está en nuestro ADN sentirnos indestructibles: de pequeños nos creíamos capaces de escupir fuego como Charizard y ahora lanzamos de tres como Curry en la final de los Juegos Olímpicos.

¿Cree el Ontiñena? "A ver. Sí y no. Miras la clasificación y les ves últimos. Pero piensas fríamente y, joder, es un equipo de Primera. Que aunque quieran tirar la Copa y te saquen a los que no son habituales en el once o incluso en la convocatoria, van a estar tres categorías por debajo nuestro". Andrés tira de respuesta de futbolista, va en el cargo. Ha llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona y decide soltarse un poco y hablar como un chico de 30 años para el que jugar contra Las Palmas no es más que un asunto delirante.

"Pero bueno, a lo mejor estamos tomando unas cañas después de entrenar, nos empezamos a calentar… y ya vemos hasta factible ganar el partido. Cuando lo piensas con frialdad, ya no vemos muchas opciones. Siempre está ahí, tenemos un buen ataque y a ver si conseguimos una que nos entre", cree. No de considerar, sino de creer. Del verbo cree.

Tanto que él y sus compañeros han tocado el timbre: "A ver, yo quiero que la directiva se moje y que nos pague el viaje a la playa que hacemos todos los años. Si ganamos, que nos lo paguen. Lo hemos pedido por activa y por pasiva, a ver si se estiran un poco. Pero yo soy un hombre de club y lo primero es que salgan las cuentas. A partir de ahí, si nos quieren pagar el viaje, pues perfecto".

La camiseta que no vuelve y la ilusión de las tarjetas del árbitro

¿Cuánto tardarías en pedirle la camiseta a un jugador de Primera si jugaras contra él? Cada vestuario tiene sus códigos, el Ontiñena aún no. Eso puede ser la jungla. El capitán tira de galones para ceder el privilegio al resto de compañeros, aunque había sido el primero de la clase a la hora de pedir esa camiseta que tanto quería y que no nos revela. ¿Griezmann, Julián, Parejo, Aspas? Probablemente un jugador de su Real Zaragoza. No perderá oportunidad.

"No he pensado a quién pedirle la camiseta. Yo tenía claro que quería una camiseta pero de un equipo contra el que no nos ha tocado. Entonces prefiero que elijan todos y cuando se quede alguien sin elegir, lo cogeré yo. Quiero las tarjetas del árbitro, eso sí, me las ha pedido un amigo. A ver si le llega esto y me las da", sorprende.

¡Las tarjetas del árbitro! Aquí cada uno con su tema. Y si algo llega, algo se va. O igual no. O mejor no. "Hostia, espero que no quieran cambiarla porque para el siguiente domingo ya no tengo camiseta. Solo tengo una. Espero que no nos la pidan y sean benevolentes. Si no le doy la interior o los calzoncillos", ríe. Efectivamente, un equipo de Regional tiene una misma equipación para todo el año. Incluso en Tercera Federación, Segunda Federación y hasta en Primera Federación tienen que pagarlas. Las cosas del fútbol modesto en las que no caes hasta que te paras a pensarlo.

Andrés Roda cuelga el teléfono consciente de que no ha hablado por él. Cada persona de las 500 y pico que abanderan Ontiñena tiene mucho más en común de lo que a priori pueden creer. Ellos han elegido un modelo de vida diferente al de las grandes ciudades y contrario de cabo a rabo al de los grandes futbolistas. Apostaron por la tranquilidad, por la hermandad que existe entre todos ellos. La voz del capitán reverbera. Su voz hace vibrar todos los cimientos. El pueblo más pequeño de la historia de la Copa del Rey brindará gane o pierda. Y lo hará unido. Porque se conocen y lo han vivido todo juntos, de una forma o de otra. En un rincón perdido de la España vaciada, este jueves 31 de octubre llegarán estrellas del rock. Las Palmas. "La gente de aquí va a recordar esto para toda la vida".