REAL MADRID

¿Cómo logró darle la vuelta el Real Madrid al partido?

Las lesiones de Foyth y Albiol, la entrada de Ceballos y el cambio de rol de Camavinga, las claves.

Eduardo Camavinga durante el partido /GETTY
Eduardo Camavinga durante el partido GETTY
Albert Blaya

Albert Blaya

Hay cosas que no cambian. El Real Madrid es y seguirá siendo un equipo ciclotímico en el que sus cambios son tan inesperados como, paradójicamente, coherentes con su forma de ser. Después de jugar un primer tiempo en consonancia con sus últimos partidos, completamente agrietados, faltos de mecanismos y poca capacidad de reacción, lograron darle la vuelta a un partido que parecía casi imposible. ¿Cómo?

Foyth y Albiol abrieron la puerta

Siempre se necesita un punto de fortuna en estos escenarios. Albiol y Foyth, los dos mejores defensas del Villarreal, quedaron fuera de combate en el segundo tiempo, algo que le dio a los de Ancelotti una ventaja competitiva sobre su rival en un sector que pasaron de estar completamente agarrotados a tener siempre la puerta abierta. Entraron Mandi y Cuenca en un contexto aparentemente tranquilo que terminó por desbordarles.

El poderío de Foyth en el 1x1 es un arma tan potente que es capaz de solventar distintos problemas al mismo tiempo: redució a Vinicius a la vez que esto alejaba a Benzema del eje vertebrador de la jugada. Así, el Real Madrid tenía posesiones de poca calidad y muy poco redondas. Todo cambió con los cambios. Los deSetién perdieron altura defensiva, pasaron a ganar menos duelos y a estar más lejos de su zona de confort, esa línea indivisible que une a Parejo con Gerard Moreno. Sin ese equilibrio, el Real inclinó la balanza.

Ancelotti sobre Camavinga

Camavinga cuando se puede correr

Ancelotti viene tomando decisiones que quizás a ratos suenan más políticas que futbolísticas, de ahí que Camavinga, jugador tan imperfecto como bullicioso, fuese siempre el primer cambio cuando el equipo no terminaba de funcionar. No porque el francés jugase bien y no mereciese el cambio, sino por la falta de valentía a la hora de tomar decisiones. En La Cerámica, Ancelotti sustituyó a Kroos dejando el mando del partido a Eduardo Camavinga en el eje, con Ceballos y Fede de interiores. Sin estar esepecialmente brillante, el joven centrocampista tiene duende, recorrido y una habilidad especial para recuperar balones divididos.

Ante un Villarreal que pasó a contragolpear más, buscando los espacios que dejaba su rival ante ese ímpetu por remontar, la decisión fue acertada. No por un impacto directo, sino por lo que permitió a Ceballos y aun Vinicius que empezó a recibir más. Al final, Camavinga donde más se impone es en escenarios de ritmo y espacios, unos que el Villarreal concedió, estirándose demasiado y sin acierto.

El monólogo de Dani Ceballos

Dani Ceballos es un futbolista de enorme talento, algo sabido pero no por ello menos relevante. Es un jugador que necesita ser protagonista aunque la escena no lo pida. Hay días, como el de estos octavos de final en Villarreal, que le empujan al escenario y sin estudio previo le fuerzan a soltar un monólogo improvisado. Y funcionó.

El utrerano tiene en su estómago un fútbol expansivo, de participar constantemente, de ir hacia adelante aunque el partido pida dar un paso atrás. Esto contagia al resto, que de repente empezaron a transformar sus dudas en hambre, y el Villarreal, ya demasiado cansado para cambiar de rumbo, solo pudo contener la respiración. En una plantilla tan justa y corta de efectivos como la blanca, con un Modric con el tanque medio vacío y Kroos necesitando descansar, que Ceballos sea una opción sólida es una enorme noticia para Ancelotti. Ahora falta ver si tras la borrachera el Real Madrid sigue queriéndose en la rutina.