Dos gradas supletorias, una chapuza de última hora y un "¡Pepelu te tengo en el FIFA!" ilustran la alegría de los humildes en Copa
El Parla Escuela batió su récord de asistencia tras congregar a 4.500 personas para el partido contra el Valencia. Un tanto de Pepelu sentenció la eliminatoria.
Lo más bonito de las primeras rondas de la Copa del Rey es ver los equipos más grandes del país, visitar a algunos de los más humildes. La diferencia de presupuesto y divisiones, que llegan a ser hasta de cinco categorías, no importa cuando el balón rueda por el césped (usualmente artificial en estas rondas). En encuentros como estos, el 'pequeño' saca sus mejores galas. En un solo día es capaz de recaudar en taquilla lo que de normal acumularía en toda una temporada y por eso se amplían las localidades al máximo posible.
En el caso del Parla Escuela, el conjunto de madrileño solicitó al Consistorio autorización para instalar dos gradas supletorias. Una de ellas en el fondo norte y la otra colocada a modo de tribuna. Tras la catástrofe de la DANA en la Comunidad Valencia (se guardó un minuto de silencio sobrecogedor acompañado por un violonchelista) y dos aplazamientos, el encuentro tuvo lugar con un lleno absoluto. 4.500 personas presenciaron el partido en el Campo de las Américas, una asistencia que pulverizó el récord vigente.
Es indudable que la Escuela no ha estado muchas veces en situaciones como esta. Tanto por ser el anfitrión de un Primera, como por la cantidad de afluencia de público. Rara vez se acercan casi 5.000 personas a ver un equipo de Autonómica de Madrid. En partidos como este se ve la ilusión de los humildes ante una posibilidad de reencarnarse en David antes de batirse en duelo con Goliat. Pero para ilusión la de todos los niños que acudieron al estadio.
El fenómeno Pepelu arrasa en Parla, mientras los niños pasan del partido
El Parla Escuela, como su nombre indica, es un club escuela que cuenta centre sus filas a más de 1.000 jugadores, siendo la mayoría de ellos jóvenes. Ninguno falló a la cita contra el Valencia. Vestidos con su camiseta por encima de la sudadera (nueve grados durante el partido), o con una bufanda del club. Ni el invierno de Madrid fue un obstáculo para tener a futbolistas de élite al alcance de su mano. "¡Pepelu, te tengo en el FIFA!", le grito un niño al capitán del Valencia mientras este salía del túnel de vestuarios a escasos metros.
Otros aprovecharon las horas muertas hasta el inicio del partido para armar una pachanga improvisada. Hasta una docena de adolescentes jugaron un partido en el campo de 'fútbol 5' que cobija el fondo sur del Estadio de las Américas. Parte de ellos, que durante el partido harían de recogepelotas, continuaron su entrenamiento individual con unos toques y haciendo caso omiso al partido de Copa del Rey.
Una chapuza de última hora y unos gritos de “a Segunda, oe”
Los nervios estaban a flor de piel en este partido. Si no que se lo digan al speaker del Parla Escuela, que casi vive el partido en la penumbra. A falta de cinco minutos para el arranque del partido, el encargado de cantar las alineaciones y los goles se puso el mono de trabajo (literalmente) para solucionar un problema con la electricidad. Con la ayuda de otros dos empleados de mantenimiento se consiguió arreglar uno de los halógenos colocados en el techo. Tres personas hicieron una chapuza de última hora para traer la luz a la cabina de retransmisión.
Con la cabina arreglada, ninguno de los dos equipos brilló demasiado. Quizás el Parla Escuela golpeó más de lo debido para su categoría y el único tanto del partido (Pepelu, 20') no dio garantías de tranquilidad al club che. Según iban pasando los minutos sin ampliar la renta del Valencia, se escuchaba el cántico de "a Segunda, oe" por parte del fondo del Estadio de las Américas. Cualquier estrategia es poca cuando se trata de ganar a un Primera División. Ni con esas.