COPA DEL REY

La ocurrencia de un matrimonio que metió a un club colombiano en la Copa del Rey

Una iniciativa del ahora Fútbol Playa Badajoz se tradujo en ascenso y clasificación, pero problemas extradeportivos les impiden competir.

El Fútbol Playa Badajoz celebra un gol./FÚTBOL PLAYA BADAJOZ
El Fútbol Playa Badajoz celebra un gol. FÚTBOL PLAYA BADAJOZ
Jonás Pérez

Jonás Pérez

El Gévora, desde el fútbol regional, protagonizará una de las veinte grandes historias de la previa territorial de la Copa del Rey. Clubes sin presupuesto ninguno, de gente de a pie como tú y como yo, que sueñan con jugar contra equipos de Primera División. Para diez de ellos acabará su gran anhelo este miércoles... y para otro acabó un poco antes, por culpa de asuntos extradeportivos. Es el caso del Fútbol Playa Badajoz, que iba a ser el clasificado real en lugar del ya mencionado y cuya historia merece ser contada. Ya empieza con un nombre de élite: el Fútbol Playa Badajoz. ¿Playa? Sí, playa. Pero mejora aún más cuando se trata de un equipo colombiano que emigró a España y cuyos futbolistas, salvo una excepción de un venezolano, son nacidos en ese mismo país.

Para profundizar en esta historia, primero conviene exponer que el Fútbol Playa Badajoz ascendió de Segunda a Primera División Extremeña la pasada campaña y que, además, logró la clasificación para la ronda interterritorial gracias a ganar la Copa Extremadura. Esto ya de por sí es una hazaña, ya que ni mucho menos comenzó la temporada como mejor equipo de la región de entre todos los que no juegan de Tercera Federación en adelante. Para colmo, era su primera temporada como club.

Ahora, el camino. El club es originario de La Guajira, que no, no es un pueblo de Extremadura. Es una península de Colombia. Concretamente proceden de Barrancas, un municipio de allí caracterizado por los escasos recursos con los que cuenta su población. La gran mayoría de integrantes de la entidad, por tanto, son colombianos. Su presidenta fue Elisabeth García Valenzuela y su pareja, John Angarita, ejerció de entrenador del equipo e hizo labores de dirección deportiva... Y ahora es un proyecto muerto, porque ni van a competir este año ni, por supuesto, van a participar en la Copa del Rey. Por ello, la plaza es del Gévora.

Hace cinco años, el matrimonio comenzó el proyecto en La Guajira, como desvela la presidenta en El Periódico de Extremadura: "Tenía una perspectiva social de ayudar a muchos jóvenes de esta zona a salir adelante gracias al fútbol". Lo que les une con España es que Elisabeth es de Barcelona y su abuelo de Villafranca de los Barros (no confundir con Calzadilla de los Barros, mítica localidad de Badajoz conocida por la letra de la canción KITT y los coches del pasado de Ladilla Rusa).

Pero esto no es solo fútbol, más bien es una preciosa iniciativa para dar una nueva oportunidad a los jóvenes del país. Por ello, realizaron una concentración de diferentes jugadores del fútbol colombiano con el objetivo de asentarse aquí: "La idea es traerlos a España, que jueguen a fútbol y estudien, y que puedan cumplir sus sueños". Dicho y hecho, lograron su gran objetivo y los futbolistas que vivían en situaciones de pobreza extrema en su país pudieron cumplir un sueño bajo suelo nacional.

Aquí en España vivían en una misma casa gracias a la colaboración de diferentes empresarios de Badajoz. Formaron una familia fuera y dentro del campo, donde su rendimiento fue extraordinario. ¡Y tanto! Lograron ascender a la primera de cambio y el billete para la Copa del Rey. Cuando años atrás ni siquiera soñaban con que esa posibilidad se diera. Era absolutamente imposible. Quizás ni siquiera tenían el alcance suficiente para conocer ni mínimamente a los jugadores que se defendían aquí, más allá de los más mediáticos de Real Madrid o Barcelona.

¿Y el fútbol playa?

Sorprende también la denominación. ¿Por qué fútbol playa? Puede dar la sensación de que es por la cercanía al mar en su país, pero lo cierto es que era un club ya creado en Extremadura que les cedió el nombre. Una cesión que solo ha durado un año después de que las cantidades adeudadas del conjunto colombiano con la Federación Extremeña les hayan impedido la inscripción en Primera Extremeña y en Copa del Rey.

El torneo del KO, a punto de comenzar, representa las historias de superación y los sueños imposibles de los equipos modestos que de repente se ven las caras con gigantes, con los millones de la élite. Pero el fútbol de barro representa todo lo contrario. Son relatos basados en la supervivencia, en conseguir inscripciones sobre la bocina. Ellos también son fútbol, pero siempre es olvidado. Por eso, ahora que vuelve la Copa de los humildes, es momento para recordar a todos los que se quedaron por el camino y también tienen una gran historia que contar. Desde La Guajira a la gloria, solo los despachos les pudieron frenar.