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Conozca las 7 diferencias entre la plenitud azulgrana y la escasez blanca

Kroos y Pedri, en una acción de la final de la Supercopa./GETTY
Kroos y Pedri, en una acción de la final de la Supercopa. GETTY

El juego de las siete diferencias en esta ocasión es apto para todos los públicos. No hay que tener ni el título de entrenador juvenil para encontrar en las dos pizarras, las de Xavi y Ancelotti, las abismales desemejanzas que se vieron entre sus dos equipos en esta desigual final de la Supercopa.

Primera diferencia.El Barça salió con el hambre de títulos acumulado en los dos últimos años; el Real Madrid había merendado bien dos horas antes del partido después de una larga temporada de banquetes. Los de Xavi salieron a ganar desde la posesión del balón y la ocupación del campo rival. Los de Ancelotti salieron a especular desde el repliegue medio y una incapacidad absoluta para ganar los espacios que tanto le gustan.

Segunda. Los azulgranas jugaron sin extremo izquierda, toda la banda para Baldé. Los blancos, sin extremo derecha, toda la banda para Valverde. En la simetría en los sistemas, 1-4-4-2, se impuso el lateral barcelonista que terminó empotrando al uruguayo de quinto defensa. Fue un lateral-extremo. Con la entrada de Rodrygo, el Madrid ya ocupó la banda derecha, pero Balde continuó siendo el dueño de la zona.

Tercera. El cuadrado de Xavi barrió a los cuatro hombres en línea de Carlo. Ya lo hizo en el Metropolitano contra el Atlético. Xavi colocó sus cuatro centrocampistas formando un cuadrado: Busquets y De Jong en la línea superior y Pedri y Gaví en la inferior. Todos por dentro. Los primeros saltaban a la presión y cazaban en casi todos los intentos. Los segundos jugueteaban a la espalda de Kroos y Camavinga con una inteligencia táctica impropia de su edad y abastecían de balones a Lewandowski.

Cuarta. Araujo se comió a Vinicius. Mendy naufragó ante Dembelé. Dos duelos dispares que marcaron el partido. Tremendo el ejercicio defensivo del azulgrana sobre el madridista. Le intimidó tanto que, el brasileño solo una vez encaró y fue casi al final del partido. Todo lo contrario en esa misma banda, pero a la otra parte de la divisoria. Con su repertorio de regates, aceleraciones y pausas, Dembelé dejó en evidencia a su compatriota. El lateral blanco tiene despistes impropios de lo que se le supone.

Quinta. Lewandowski ninguneó a Militao y Rudiger. Benzama cayó en la red de Kounde y Christensen. Por una noche, el polaco jugó a ser el francés. Mucho juego sin balón. Caídas constantes a la zona de centrocampista para alejarse lo más posible de los dos centrales blancos. Parecía huir de ellos, pero en la segunda jugada siempre estaba en disposición de remate. Lewy tuvo dos aliados perfectos, Gavi y Pedri. Karim no pudo contar en esta ocasión ni con Modric, ni con Vinicius.

Sexta. Busquets disfruta de '5'. Kroos sufre como mediocentro. Como Ancelotti no se fía de Camavinga como eje en el centro del campo, cada vez que le falta Tchouameni, tira de Kroos como mediocentro, pero al alemán se le hacen largos los partidos en esa posición. Le falta ya rigor táctico y energía para frenar a Gavi y Pedri que se tiraban a su espalda como fieras. Todo lo contrario que Busquets que incluso disfrutó del partido compartiendo zona con De Jong. Busi se encargaba de la salida del balón. El holandés de recuperarlo lo antes posible las pocas veces que lo tenía el rival.

Séptima. El Barça le ha cogido gusto al repliegue y al contraataque. Este Madrid ya no está cómodo ni en la que hasta ahora era su zona de confort en los partidos comprometidos. Sin renunciar a su juego de posesión ni a la ocupación del campo contrario, Xavi se ha dado cuenta que su equipo también sabe correr al contraataque y replegarse en su campo, todos por detrás del balón. Es decir, es capaz de dominar los dos registros. Situación que el Real Madrid ha dominado en los últimos años, pero de la que está muy lejos en estos momentos. De los dos.