OPINIÓN

El bochorno y el desprecio del Betis a Europa apunta a dirigentes, cuerpo técnico y jugadores

Panorámica de un Benito Villamarín semivacío para la Conference League./Reuters
Panorámica de un Benito Villamarín semivacío para la Conference League. Reuters

El Betis sumó un nuevo bochorno europeo. Aún le queda el partido de vuelta para enmendar el resultado deportivo, pero lo vivido en el Benito Villamarín trasciende al verde. Fue la confirmación del desprecio que el club verdiblanco le viene realizando a los torneos europeos desde el verano. A esa fallida planificación le han ido siguiendo otras desacertadas decisiones que culminaron ante el Dinamo Zagreb, con la imagen de un estadio semivacío que hacía mucho tiempo que no se registraba en Heliópolis. Para buscar la grandeza en Europa primero hay que saber respetarla, una cuestión que no ha sucedido este año en Heliópolis y que apunta a dirigentes, cuerpo técnico y jugadores.

"En LaLiga no tenemos las once ausencias de esta competición", arguyó Manuel Pellegrini en la sala de prensa como una justificación más para explicar el sonrojo ante el equipo croata. Ese Betis incapaz de generar fútbol y ocasiones se encontró mermado por las lesiones -Isco, Ayoze o Guido-, pero también por una planificación que pareció olvidar desde el verano que el equipo participaba en tres competiciones.

También el entrenador tiene que asumir su cuota de culpa. "El varapalo de la Europa League es discutible. Si uno cree que con un solo central se puede clasificar... se puede creer, pero las posibilidades siempre fueron muy escasas", repitió Pellegrini tras la derrota ante el Dinamo, quizá olvidando que en su primera lista incluyó a tres centrales -Pezzella, Bartra y Luiz Felipe-, que luego se quedaron en dos tras el traspaso del italo-brasileño con el mercado cerrado y que se acabó quedando en uno por la lesión del catalán.

Pellegrini habla de las bajas en Europa.Relevo

Pero de aquella convocatoria europea se habían quedado fuera jugadores como Sabaly, Chadi Riad, Altimira o Juan Cruz, a los que se unió Sokratis, fichado tras la lesión de Bartra, lo que ya auguraba problemas para cuando se abriera el plazo de inscripciones para la segunda parte de la temporada europea. Si a esto se le añade la llegada de cuatro refuerzos más en enero Johnny Cardoso, Bakambu, Chimy Ávila y Fornals-, las dificultades para contar con una plantilla competitiva en Europa aumentaban, después de que Pellegrini decidiera incluir a Chadi, Cardoso y Bakambu. Y este último sin haber llegado a Sevilla tras disputar la Copa África...

Pero no sólo las decisiones deportivas han castigado al Betis. La desoladora imagen del Benito Villamarín para el estreno en la Conference League apunta directamente a los dirigentes. Las pérdidas acumuladas con la eliminación de la Europa League cegaron al consejo, que declaró fuera de abono el partido ante el Dinamo Zagreb. 25.091 espectadores, según las cifras oficiales, pasaron por caja para registrar la peor entrada en años. 41.768 que asistieron ante el Aris Limassol en la Europa League y 48.132 ante Las Palmas en LaLiga habían sido las peores cifras de la temporada, muy alejadas de lo que sucedió ante el conjunto croata.

Una vez conseguida la estabilidad europea, con tres años seguidos participando en dos de sus competiciones, el siguiente paso será respetarla. No sólo vale con acudir al mantra de la maldición de los octavos sino competir de verdad. Sin alineaciones raras ni tampoco listas con deficiencias. Con una planificación que tenga en cuenta todos los factores que influyen en la disputa de tres competiciones. Y, por supuesto, mirando al bético. Si de verdad se quería esta Conference League, lo primero habría sido llenar el Villamarín para su estreno.