Qué es una cláusula de rescisión en el fútbol y cómo funcionan
Términos como cláusula de rescisión han pasado a formar parte del día a día de los aficionados al fútbol, pese a que no tiene nada que ver con lo que sucede sobre el verde.
En el mundo del fútbol el mercado de fichajes prácticamente ha igualado en interés y seguimiento a la competición deportiva. Muchos son los que siguen con atención los movimientos del llamado mercato. Tanto aquellos aficionados de equipos a los que no les va especialmente bien, y necesitan ilusionarse con caras nuevas, como simplemente los amantes del movimiento y las novedades. Todo forma parte del negocio de la ilusión y la esperanza que es el fútbol, donde siempre hay una nueva temporada en la que todo comienza de cero.
De hecho, conforme ha aumentado el interés, también ha incrementado la espectacularización del mercado. Muchos son los medios que han ampliado el seguimiento de los fichajes a todo el año, y no solo únicamente a las dos ventanas autorizadas en las que se pueden realizar traspasos. Los días de cierre de mercado ahora son una fecha señalada en el calendario, con especiales en los que poder seguir al minuto los fichajes de última hora. Incluso productos nuevos como la Kings League han adoptado el formato, sabedores de que iba a ser una fuente inagotable de contenido y views para su producto.
Eso ha hecho que, poco a poco, nos acostumbremos al uso de terminología más propia de entornos financieros o de negocios que del ámbito deportivo. Términos como fair play financiero, limite salarial, las conocidas palancas del Barcelona, opción de compra o las consabidas cláusulas de rescisión forman parte del día a día del aficionado al balompié.
En qué consiste una cláusula de rescisión
Una cláusula de rescisión es una indemnización prefijada que se incluye en el contrato de un futbolista, la cual deberá ser abonada a su club en caso de que quiera romper el vínculo de manera unilateral. Dicho de manera simplificada, es la cantidad económica por la que un jugador puede salir de su equipo para fichar por otro.
A diferencia de lo que sucede en los contratos ordinarios, los jugadores no pueden cesar sus contratos por voluntad propia. Esto es, no pueden irse de su empresa si así lo desean. A cambio, la regulación del Real Decreto 1006/1985 exige que los contratos duren un tiempo determinado para que puedan cambiar de club las veces que lo deseen a lo largo de su carrera y mejorar así sus condiciones económicas. La cláusula de rescisión es la puerta de salida antes de que el contrato expire.
¿Quién ejecuta la cláusula de rescisión?
Como la cláusula de rescisión está incluida en el contrato del jugador, será este el que debe abonarla para desligarse del club del que quiere salir. Esto es, siempre es el futbolista quién paga la cláusula para poder romper con un equipo antes de firmar por otro. El pago se realiza en la sede de la competición, en este caso de la Liga de Fútbol Profesional, ya sea por el jugador en persona o por sus representantes legales.
El abono de la cláusula se debe hacer siempre en un solo pago y en el momento de hacerla efectiva. Además, hay que tener en cuenta que la cantidad fijada en el contrato no incluye impuestos. Por eso, muchas operaciones, aunque se publicitan como pago de la cláusula, en realidad son acuerdos entre clubes si se ha facilitado algún tipo de fraccionamiento en el cobro o si el dinero ha salido directamente de las arcas del equipo comprador. De hecho, existen equipos que prefieren pagar un precio superior al marcado en la cláusula, con tal de poder hacerlo a plazos. Por ejemplo, es lo que sucedió con el fichaje de Johan Mojica por parte el Villarreal al Elche.
Es importante saber que el responsable subsidiario de que se haga efectivo el pago es el club de destino. Así, si el jugador no puede hacer frente a la cantidad por ser insolvente, ellos serán los encargados de cubrir el importe. Evidentemente, aunque de manera formal sea el jugador el que compra su libertad, detrás siempre va a estar el equipo de destino. No obstante, es importante tener en cuenta que una negociación entre el jugador y el equipo comprador se puede considerar como pago de salario y se debe tributar por ello, pudiendo convertir a la operación en un traspaso.
En qué países hay cláusulas de rescisión
La cláusula de rescisión es una figura puramente española. De hecho, nació en España en 1985 y está regulada en el Real Decreto 1006/1985. En él se recoge: "La extinción del contrato por voluntad del deportista profesional, sin causa imputable al club, dará a este derecho, en su caso, a una indemnización que en ausencia de pacto al respecto fijará la jurisdicción laboral en función de las circunstancias de orden deportivo, perjuicio que se haya causado a la entidad, motivos de la ruptura y demás elementos que el jugador considere estimable".
No obstante, aunque quizá con otras formas legales, es un elemento común en otros países. De hecho, en un país exportador de talento como Portugal, es habitual ver cómo los mejores futbolistas del campeonato luso ponen rumbo a clubes extranjeros previo pago de su cláusula de rescisión. Un caso sonado fue el fichaje de Enzo Fernández por el Chelsea durante el pasado mercado invernal. Finalmente, los londinenses llegaron a un acuerdo con el Benfica para abonar los 120 millones fijados en el contrato del centrocampista argentino en forma de acuerdo entre clubes, ya que de lo contrario el jugador hubiese tenido que abonar el 40% de impuestos de su bolsillo.
En otros países como Alemania, Inglaterra o Italia también existen cláusulas de salida en los contratos de los futbolistas. Sin embargo, su uso es menos habitual. Célebre fue la opción que permitió a Erling Haaland fichar por el Manchester City por unos 60 millones de euros, un precio muy inferior al que dicta su valor en el mercado. En Inglaterra, el Aston Villa se vio obligado a dejar marchar a su joya, Jack Grealish, cuando el City se mostró dispuesto a abonar 100 millones de libras. En su caso, una de las condiciones es que el club pujante, además del dinero, tuviese la condición de equipo de Champions League. En Francia, por contra, las cláusulas de rescisión están prohibidas.
El pago de cláusula más famoso en España
Muchas son las operaciones importantes que se han llevado a través del pago de la cláusula de rescisión. La de mayor cuantía, sin duda, fue el pase de Neymar al París Saint-Germain. De hecho, los 222 millones abonados se trata del fichaje más caro de la historia en el mundo del fútbol.
Fue, además, un fichaje repleto de polémica ya que, además, constituyó la primera y única vez en la que la Liga, como patronal, se negó a recibir el pago. La entidad presidida por Javier Tebas entendía que la operación incumplía los principios del fair play financiero, bloqueando la operación. Para desencallar la situación, los representantes del futbolista tuvieron que acudir a la sede del Barcelona y el brasileño acabó jugando en el Parque de los Príncipes.
Sin embargo, no hay operación que haya marcado a España como país que el fichaje de Luis Figo por el Real Madrid. La apertura de una puerta prohibida que, claro, se hizo por medio de la cláusula de rescisión y contra la voluntad de los culés. Según el mismo futbolista reconoce en el documental 'El caso Figo: el fichaje del siglo' de Netflix, el portugués tampoco quería irse al club blanco pero, llegó a un acuerdo con la candidatura de Florentino Pérez como forma de presionar al Barça. Cuando el actual presidente blanco ganó contra pronóstico a Lorenzo Sanz, no tuvo otra salida que aceptar su destino.
El Real Madrid pagó la astronómica cifra de 1.000 millones de pesetas (60 millones de euros), que entonces era una cifra récord. Es cierto que la inflación en el fútbol ha hecho que la cantidad no sorprenda, pero sí el hecho de que un Balón de Oro cambiase de camiseta entre los dos eternos rivales, sin ningún paso entre medio como sí hizo, por ejemplo, Ronaldo Nazario. Fue, además, la inauguración de la era de los Galácticos, que implicó un cambio de paradigma en el fútbol español.