Lo del Manchester City de Pep Guardiola ya es una crisis en toda regla: ¡se deja igualar un 3-0 en el 75'!
Los mancunianos ganaban 3-0 en el 75' y acabaron empatando. Su billete a octavos de forma directa, comprometido.
Ver para creer la caída del gigante Manchester City, ese equipo que dominaba la Premier League a su antojo y al que en Champions solo le hacían frente en resultado (muchas veces ni siquiera en sensaciones) dos colosos contados. Se acabó lo de que esto era fruto de las casualidades, las circunstancias, el calendario o las lesiones. El conjunto entrenado por Pep Guardiola suma cinco derrotas consecutivas y ahora suma a la mala racha de resultados un empate en casa ante el Feyenoord de lo más inesperado.
Inesperado ya no tanto por el resultado, que también, sino por las formas. De nuevo, ver para creer. Los mancunianos parecían poner fin de una vez a su bache, aunque no fuera de las mejores formas. Al filo del descanso, Erling Haaland marcaba ese gol psicológico que tanto necesitaban los suyos, tras ni siquiera convencer en los minutos previos. En épocas intempestivas, no hay nada mejor que sumar tres puntos. El fin justifica los medios.
Tanto bien hizo el tanto de Haaland que el Manchester City salió a la segunda mitad con el cuchillo entre los dientes y con ganas voraces de sentenciar lo antes posible. Gundogan y Haaland así lo parecían indicar. Sus goles llegaron de forma prácticamente consecutiva, hasta dejar el marcador visto para sentencia con aún 40 minutos por delante.
😍 BENDITA CHAMPIONS LEAGUE.
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) November 26, 2024
Del 3-0 al 3-3.
El tanto de Hancko para poner la igualada en el Etihad. #LaCasadelFútbol #UCL pic.twitter.com/IkerpkKwte
Incluso el partido se tranquilizó, el City manejaba el balón a su antojo y el Feyenoord lo intentaba más buscando el del honor que el empate. No era para menos. Remontar a un campeón de esta forma resultaba inverosímil. Así llegó el duelo al minuto 75, nada parecía indicar que hubiera el más mínimo riesgo de cataclismo. Pero el fútbol, y más en Europa, siempre nos tiene reservada una buena dosis de magia.
Hadj Moussa recortó diferencias en el propio 75'. Por fin llegó una recompensa al esfuerzo. Poco más que esperar. Hasta que de repente Giménez celebró el segundo en el 82' y Hancko, el empate en el 89'. El Etihad no se lo podía creer, ni los jugadores cariacontecidos. Guardiola no daba crédito en el banquillo, manos a la cabeza, sensación de debilidad. Esa que jamás había sentido.
"Estábamos jugando bien, teníamos confianza, pero algo ha pasado (...) No sé si es una cuestión mental o técnica, el primer gol no puede pasar, el segundo igual… Después de eso queríamos hacerlo bien, pero no lo hemos hecho", señalaba Guardiola tras este nuevo pinchazo.
Ya no hay espacio para el respiro. El City venía de perder de forma consecutiva ante el Tottenham con eliminación de la Carabao Cup, ante el Bournemouth, frente al Sporting goleado (4-1), con el Brighton y de nuevo goleado contra los 'Spurs' (0-4). Por supuesto, un Guardiola recién renovado no corre ningún peligro, pero ya existe runrún sobre si este equipo tiene realmente solución.
Empatar un partido que ibas ganando 3-0 en casa a 15 minutos del final ante una de las cenicientas de la presente edición de la Champions es un síntoma de que esta crisis no solo es una crisis, sino un asunto de estado en Manchester. Guardiola tiene motivos para estar preocupado: su máquina perfecta ya no carbura como antes.
"Tenemos que empezar a recuperar. Si no podemos ganar un partido como el de hoy será dificil", decía el de Sampedor sin querer detenerse a pensar aún en los tres duelos decisivos que tiene los suyos en la máxima competición europea.
Ahora, afronta un nuevo reto, de esos que su brillante fútbol le había permitido evitar. Guardiola, un auténtico genio de la táctica, el toque y el dominio, ante el gran reto de su carrera deportiva. Levantar de los infiernos a un equipo en horas bajísimas le puede hacer alcanzar una nueva dimensión. Eso sí, lo hará ya sin dudas de su continuidad. Al menos, seguirá en el Etihad hasta 2026 y con un lema de absoluta fidelidad: "Si bajamos (por sanción por el fair play financiero), subiremos, subiremos y subiremos".