PSG - MANCHESTER CITY

Yo compartí vestuario a la vez con Guardiola y Luis Enrique: "Les acusaban de todo, los 'cuatro Judas' les llamó un periodista un día... Era mentira"

Varios ex compañeros de equipo de ambos entrenadores ahora frente a frente recuerdan cómo era trabajar y vivir a su lado.

Pep Guardiola y Luis Enrique, en uno de sus muchos enfrentamientos como entrenadores. /GETTY
Pep Guardiola y Luis Enrique, en uno de sus muchos enfrentamientos como entrenadores. GETTY
Alberto Martínez
Lu Martin

Alberto Martínez y Lu Martin

Esta noche, sobre el césped del Parque de los Príncipes de París, justo antes de que ruede el balón en el PSG-City y cuando decenas de cámaras preparen los flashes, Luis Enrique Martínez (Gijón, 1970) y Pep Guardiola (Santpedor, 1971) se abrazarán y se desearán suerte. Seguramente bromearán porque el destino del fútbol, ese que tanto conocen, les ha deparado una final anticipada en su lucha por sobrevivir en la Champions League a las primeras de cambio, algo inusual en dos colosos en lo económico y en lo futbolístico en Europa. En ese abrazo se fundirán infinidad de recuerdos. Los últimos, los de sus batallas como entrenadores -se han medido cuatro veces, dos victorias para cada uno- y su punto de unión en el FC Barcelona.

Pero antes de todo eso, de que Guardiola perdiera el pelo y Luis Enrique se convirtiera en un loco de los maratones y las ultratrail, ambos fueron compañeros, primero, luego amigos, en la selección olímpica que conquistó el oro en los inolvidable Juegos de Barcelona '92 y posteriormente en el FC Barcelona y en la Selección con Javier Clemente o José Antonio Camacho. Dos jugadores que eran "muy normales, pero muy diferentes de carácter", como relata el entrenador de Barakaldo, que podría llenar un libro entero con las particularidades de cada uno.

"Eran muy normales pero muy diferentes de carácter"

Javier Clemente Exseleccionador nacional

Luis Enrique es siete meses mayor que Guardiola. El primero se crió en Gijón, ciudad industrial, y con 11 años entró en Mareo, la cantera del Sporting. Confesó de niño que era un gran aficionado del baloncesto, que se maravillaba con esa generación que se colgó la plata en Los Ángeles 1984 con Epi al frente, e incluso presume de tener "un buen gancho", pero se decantó por el fútbol porque tenía más habilidades. Aunque ni mucho menos le fue fácil: "En mi época en el Sporting, de niño, tuve dos o tres años que no jugué casi nada porque era muy delgado y no tenía fuerza. Me formé porque entrenaba al mejor nivel y porque tenía mucha ilusión", explicó. Incluso ahí, sin todavía conocerse, ya compartía historia con Guardiola.

A 830 kilómetros por carretera está situado Santpedor, un pueblo pequeño junto a Manresa, a unos 60 kilómetros de Barcelona. Como explicó Guardiola recientemente en una entrevista con el chef Dani García, su infancia le recuerda a "cocina de leña, caldos y el olor del vino que bebía su abuelo". Llegó a La Masia con 13 años y allí se quedó por su técnica, visión de juego y personalidad, nunca por su físico, porque era un alfeñique. Incluso el maestro Johan Cruyff utilizó ese capítulo de la vida de Guardiola para definir su filosofía de juego y dar ejemplo. "Todavía recuerdo cuando me dijeron que en la cantera había un chico que era de lo mejor técnicamente. ¿Por qué entonces no estaba ni en el filial, ni en el juvenil A? Lo encontré en el segundo equipo juvenil. La excusa que me dieron era la de siempre: que era débil físicamente. Ordené que lo pasaran al filial y que lo colocaran en una posición en la que se exigiera más. Al sentirse valorado, dio un salto. Si a los chicos de la cantera no les creas la expectativa, los matas. Los menos fuertes, además, han desarrollado una inteligencia especial, una habilidad para buscar alternativas, porque si no lo hacen y chocan, están perdidos. Aprendes en base a tu cuerpo. A mí me sucedió, porque yo no era fuerte", relata en su biografía.

Una barrera en un partido de la temporada 1999-00.  GETTY
Una barrera en un partido de la temporada 1999-00. GETTY

Así llegaron a Primera, uno en el Sporting y luego en el Real Madrid y otro en el Barcelona. Y se juntaron por primera vez en Palencia en la concentración previa a los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992. "Ellos no habían coincidido nunca en las categorías inferiores de la Selección. Guardiola no iba, dio el salto rápido al primer equipo pero antes no acudía con España. Lo conozco bien, estuvimos juntos en La Masia e incluso hicimos tercero de BUP", explica Antonio Pinilla, campeón olímpico y con una amplia trayectoria a su espalda en Tenerife o Tarragona.

«Tenían una personalidad expansiva, eran muy vehementes»

Aquella Selección, entrenada por Vicente Miera y por Javier Clemente, era un equipo colosal. Con grandes jugadores que después darían el salto, como Luis Enrique, Guardiola -que ya había ganado la Copa de Europa-, Kiko, Alfonso, Ferrer, Abelardo, Amavisca, Manjarín... Y, claro, ni Guardiola ni Luis Enrique pasaban desapercibidos aunque el verdadero líder, que lidió con un pequeño motín por las primas y por prohibirles el técnico ir a la inauguración, era Roberto Solozábal, capitán después del Atlético. "Los dos eran como son ahora. Dos personas con una personalidad expansiva. Eran muy vehementes, les gustaba mucho el fútbol. Eso lo ha trasladado ahora al mundo del entrenador", recuerda Pinilla.

"Tenían las ideas muy claras. En aquella Selección el capitán era Solozábal, pero sin embargo Pep, porque venía de ser importante en el Barça, de ganar la Copa de Europa, y además jugaba en una posición importante, lo era en el campo. Entienda bien el juego y lideraba. Ya había asumido ese rol, y la jerarquía en la Selección era importante", recuerda Pinilla, que veía a Luis sin tanta ascendencia en aquellos comienzos: "Luis no era tan líder pero era un tío que siempre estaba hablando, te empujaba. Ambos no eran líderes aún, pero se les veía la jerarquía". Y lo sintetitza así: "Pep era el juego, Luis era el carácter".

"Luis no era tan líder como Guardiola, pero siempre hablaba y te empujaba"

Antonio Pinilla Campeón olímpica en BCN '92

En aquella época, y con el fervor de unos Juegos en España, el grupo estuvo completamente unido y se establecieron relaciones que se amplificarían tiempo después, como la de Pep y Luis, que en la villa olímpica no estaban tan juntos como luego: "No se conocían tanto. Te relacionabas más con los que habían sido tus compañeros. Estaba Chapi Ferrer o los que habíamos estado en el Barça".

«A primera vista era muy diferentes pero en el fondo eran parecidos»

Sin salir del marco de la Selección, especialmente Clemente vivió con ellos momentos únicos y controvertidos como el Mundial de Estados Unidos en 1994, la Eurocopa de Inglaterra 1996 o el Mundial de Francia, en 1998... Y también aquellos Juegos del 92.

En los Juegos, y más tarde también en la absoluta, los dos coincidieron con Kiko Narváez. Tiene aún muy presente quién era uno y el otro. Y así lo explica: "Pep llevaba escrito en la frente que era entrenador en potencia. Te juro que era un pesao impresionante. Lo suyo no era normal. Venía a la Selección y cuando nosotros hablábamos de las cosas que interesaban a chavales de 25 años, de si nos habíamos echado novia, de que si nos habíamos comprado una casa o un coche, de la familia o de donde nos íbamos de vacaciones, él llegaba y me decía: Kiko, Kiko, oye: ¿los martes con Antic que haces? ¿Oí que entrenáis con chándal y trabajáis la presión en los saques de banda? Y cuando da la charla, ¿cómo lo explica? Mira a mi me toca un vuelo a Nueva Zelanda a su lado y te juro que me pego un tiro. ¡¡¡Un hartible tío, un hartible!!!".

"Un día nos escapamos del control de Luis Enrique y nos pedimos dos chuletones que no podíamos ni andar"

Kiko Narváez Exfutbolista de la Selección

Eso sí, le reconoce que jugando descubrió cosas que no había visto nunca. "Tío, que yo venia del Cádiz. No me habían dado una pelota al pie en condiciones en mi vida. Descubrí que si daba un paso adelante y le ganaba un metro al defensa había un tío que me la daba al pie. Y era él. El futbolista más inteligente que he visto nunca". ¿Y Luis Enrique? "Se llevaban muy bien, no se parecían mucho a primer vista, pero en el fondo sí se parecen, porque son dos enfermos superexigentes, porque los dos querían ganar por encima de todo". Se ríe el gaditano al recordar a Luis Enrique compartiendo mesa. "Nos volvía locos con la alimentación: ya era un portento físico y se cuidaba mucho, asi que pillábamos todos los de la mesa: Molina, yo... Me acuerdo que en el Mundial de Francia nos quitó el vino, la ensalada la aliñábamos con aceite, nada de carne. Hasta que en un día libre nos escapamos de su control y nos metimos unos chuletones que volvimos a hotel que no podíamos ni andar".

Por ahí andaba Rafa Alkorta, del grupo seguramente de los veteranos. "Teníamos un equipazo, al que lamentablemente los resultados no hicieron justicia. Eran otros tiempos, pero había futbolistas que ahora serían titulares en los mejores equipos de Europa, pero entonces aquello no se daba: Zubi, el Pitu, Nadal, Hierro, Caminero, Pep, el mismo Luis Enrique...". A estos dos les recuerda ya entonces como "dos flipados del fútbol, de hecho lo siguen siendo". Dice que entonces se interesaban por los detalles "y se nota que lo siguen haciendo ahora como entrenadores. Luis es evidentemente más expresivo, pero no dice tonterías, las cosas que dice siempre tienen sentido; Pep es más minicioso al explicarse, pero son dos de los mejores entrenadores del mundo. Pep es un revolucionario como entrenador y Luis ha llegado a un nivel altísimo con sus equipos".

Dice que en el grupo el catalán siempre fue "más tranquilo, aunque en el campo no paraba" y que Luis era "muy participativo, siempre estaba en todos los líos", pero que los dos eran parte "de un grupo muy unido". Y avisa: "El partido de hoy no me lo pierdo, porque será un espectáculo en el campo y en el banquillo, porque los dos viven el futbol intensamente desde siempre".

"Pep era más tranquilo aunquie en el campo no paraba... Luis estaba en todos los líos"

Rafa Alkorta Exfutbolista de la Selección

 

Clemente y el «cachondeo de Luis Enrique» y las reservas de Pep

Eso piensa también Javi Clemente, que en el banquillo era más bien tranquilo. Es que no puedes hacer mucho", se resigna. Y les recuerda cuando les tuvo a sus órdenes. "Luis Enrique era muy bromista, Pep más respetado. Luis era más de cachondeo, más juguetón, mas participativo y Pep más reservado, más serio, más tranquilo, pero no estaba fuera del grupo. En la absoluta, cuando Luis ficha por el Barça, porque en la olímpica aún estaba en el Madrid, iban más juntos, pero es normal, los futbolistas que juegan en un mismo equipo suelen estar más tiempo juntos. Por ejemplo, Sergi (Barjuan) solía pasar mucho rato con Nadal, Julio Salinas o Ferrer jugando al parchís, porque en aquella época venían muchos del Barça. Pero si algo recuerdo de Luis y de Pep es que jamás dieron un problema. Y que se llevaban muy bien". Cuatro años después, sus caminos se iban a cruzar en el Barça y ya para siempre.

Uno de sus primeros compañeros, más fieles al conocerse de la Selección, fue Sergi Barjuan. Era uno de los que se dio en llamar en el vestuario del Camp Nou más como crítica que como elogio 'el grupo de cuatro' -junto con Guardiola, Luis Enrique y Abelardo- que un periodista bautizó como "los Judas", a los que se les acusaba de practicar la autogestión en tiempos de Bobby Robson y de ser un contrapoder de Van Gaal después. Decían que se encargaban de hacer alineaciones, de ordenar cambios durante los partidos, y si no los acusaron de despellejar gatos fue de milagro... "Los cuatro nos llevábamos muy bien y compartíamos mucho, porque no solo éramos compañeros de equipo, también en la Selección. Solíamos quedar a menudo a cenar con las mujeres incluso, así que nuestra amistad trascendía a lo profesional, nos teníamos mucha confianza. Era una relación muy sana", introduce Sergi Barjuán.

"No solo éramos compañeros de equipo, solíamos queda a menudo a cenar con las mujeres"

Sergi Barjuán Exjugador del FC Barcelona

Sobre las acusaciones, Sergi se desmarca y las niega: "Se dijeron muchas mentiras sobre nosotros y nuestra trascendencia en el equipo. Fue un invento de la prensa... o vete a saber de quién, el caso es que salieron cosas absurdas, mentiras que nos trataron de hacer daño pero quien vivía en aquel vestuario sabía que era mentira; así que superado el primer golpe, nos lo tomamos con filosofía y pasamos bastante del tema".

El «vamos chavales, qué podemos» de Luis Enrique y el rol de Pep«

También recuerda todo aquello Hristo Stoichkov, que vivió una segunda etapa en la entidad azulgrana tras marcharse al Parma, con Robson en el banquillo. "Con Pep ya había coincidido. A Luis le conocí cuando volví de Italia. El fichó ese mismo verano, venía del Madrid. Le recuerdo en el vestuario como un chaval muy tranquilo, que no hablaba demasiado. Gritaba cuando salíamos a jugar "vamos, chavales, qué podemos"... esas cosas de salir a jugar... Era nuevo y claro, es normal que en el vestuario dejara a los que llevaban más tiempo, a los más veteranos. Pep ya tenía experiencia y muchos años en el equipo, así que tenía más presencia".

Esas diferencias, que ya apuntaba Pinilla y Clemente, también las percibía Stoichkov, todo un personaje y un histórico del club, que niega también que ellos manejaran el cotarro: "En el campo eran muy distintos. Pep tocaba mucho la pelota, y hacía jugar al equipo; Luis Enrique era muy diferente, no necesitaba tocarla mucho para hacer su trabajo y metía muchos goles. Creo que después de Txiki. Bakero y de Amor, ha sido el mejor llegador de segunda línea que ha tenido el Barça; sabía llegar, tenía esa intuición, pero futbolísticamente no era tan fino como ellos, era más físico, pero muy intuitivo", relata.

"Estaba mucho juntos, en el avión casi siempre se sentaban al lado con un libro cada uno"

Hristo Stoichkov Exjugador del Barcelona

Y fue consciente de la amistad que nacía entre ambos: "Estaban mucho juntos, en el avión casi siempre se sentaban al lado, con un libro cada uno. Estaban mucho con Abelardo y con Sergi. Les acusaban de todo, los cuatro Judas les llamó un periodista un día. Era mentira. De hecho, el día del Atlético en la Copa, que remontamos, el día del 5-4 que marcó el último tanto Pizzi, el que le digo de salir a calentar fui yo. Luego, si Robson nos sacó ya fue cosa suya. Pero cuando salimos a calentar, el Camp Nou se incendió", argumentó. Recientemente, Dragan Ciric comentó al respecto en una entrevista en la Cadena SER que "cuando Van Gaal terminaba la charla, Guardiola nos decía cómo teníamos que jugar y le hacíamos caso a él".

Carlos Naval, el eterno delegado del club, confirma lo del avión: "Si podía los sentaba juntos. Solía hacerlo con los que sabia que les gustaba compartir fila en los viajes. Y sabía que ellos preferían viajar juntos", recuerda. De hecho, era muy habitual verles en las primers filas uno junto al otro, con un libro en las manos, porque una de sus pasiones compartidas era la lectura. Y Pep siempre bromeaba: "Luis devoraba, empezaba el libro en la ida y en la vuelta ya se lo había acabado... ¡increíble!", solia comentar admirado.

«Pep hacía de técnico, Luis Enrique se sentaba con nosotros»

Otra perspectiva la aporta Jofre Mateu. No fue un jugador que coincidiera muchos años con ellos, ni tampoco que su paso por el primer equipo fuera amplio, pero da la visión sobre cómo un joven los veía cuando ascendía desde La Masia: en la temporada 1997-98 con Van Gaal hizo la pretemporada en Manchester y pudo compartir más tiempo ambos. "Ellos tenían muy buena relación. Los jovenes veíamos más cercano a Luis Enrique. Se sentaba con nosotros. Estaba muy comprometido y con ganas de transmitir. Pero todos los nacionales se portaban muy bien. Guardiola estaba enfocado más en la gestión del grupo desde la veteranía. Pep era una figura que hacía de entrenador dentro del campo, a Luis Enrique no se le veía esto. Luis Enrique era impetuoso, competitivo, extrovertido".

"Guardiola estaba enfocado en la gestión y Luis se sentaba con los jóvenes, quería transmitir"

Jofre Mateu Exjugador del Barcelona

La historia de Luis Enrique en el Barça no fue la más estable, como el final de la carrera de Guardiola en el club culé. La decadencia del cruyffismo dejó secuelas pese a los títulos, y el del nuñismo dañó la imagen del club y sembró el caos. Como aquel esperpéntico partido de Copa ante el Atlético que el Barça decidió finalmente no jugarlo y perder por 3-0 como protesta a la Real Federación Española de Fútbol por no tener jugadores. Luis Enrique y Guardiola, y toda la plantilla, querían jugar. Pero Nuñez dijo no. Y, luego, se produjo llegada de Gaspart a la presidencia. Guardiola se fue en 2001 y Luis Enrique aguantó hasta 2004, como capitán de un Barça que formaba otro grupo ganador con Rijkaard.

Luego, de 2008 a 2011, ambos coindieron en el Barcelona y en el filial como entrenadores. Una etapa que no fue tan fácil aunque la relación entre ambos, como se pudo constatar en las conferencias de prensa previas al encuentro de este miércoles, no se deterioró. Andoni Zubizarreta tuvo que hablar con el técnico asturiano porque los jugadores que iban a entrenar con el primer equipo luego no jugaban el fin de semana con el B, mientras que los del juvenil que iban con el B a entrenar sí lo hacían con su equipo. Decisiones de un técnico con personalidad como Luis Enrique. A partir de ahí empezó otra historia que de nuevo les une, ahora como enemigos íntimos, sobre el césped de París.