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Las heridas de Pep Guardiola son el reflejo de una tensión desmedida: "El cuerpo busca formas de canalizar la ansiedad"

Psicólogos deportivos explica el comportamiento del entrenador del City, una circunstancia no tan anómala que refleja un fuerte estrés.

Un plano corto de las laceraciones de Guardiola tras el partido. /TV
Un plano corto de las laceraciones de Guardiola tras el partido. TV
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

La cara lacerada de Pep Guardiola va de móvil en móvil, respondida con caras de sorpresa. Son imágenes sacadas de la entrevista pospartido que ha dado en Amazon, que emitió el encuentro en Inglaterra. Tiene el cuero cabelludo lleno de marcas rojas, como surcos en la piel. En la rueda de prensa, un poco más tarde, ya se le notan menos. Él le quita importancia, se ríe, pero las heridas están ahí.

Ricardo de Vega es una eminencia de la psicología deportiva, ha trabajado en distintas instituciones y convive con la tensión a la que se ven sometidos en la élite del deporte. La chocan las imágenes, pero las entiende. "Cuando estamos en contextos de mucho estrés, a veces nos tocamos más, tenemos ciertos movimientos que en ocasiones rozan lo que tiene que ver con los tics, y lo más habitual es que uno tienda a reproducirlos. Por ejemplo, Ancelotti masca chicle, esa es su manera de canalizar ese nivel de estrés", explica en conversación con Relevo.

Si alguien se fija un partido entero en Pep Guardiola entiende que en él es algo muy corriente llevarse las manos a la cabeza, tocarse la cara y la calva. Es un gesto identificativo, como el de esa persona que se ajusta las gafas constantemente. "Tanto el cuerpo como la mente buscan formas de canalizar esa ansiedad, esos gestos pueden ser compulsivos, repetitivos, y actúan un poco como válvula de presión", cuenta De la Vega.

El psicólogo recuerda que habla de cuestiones generales, para entender el fondo final de la situación tendría que haber hablado con el protagonista, probablemente haber también estado en ese vestuario. Es difícil meterse en la cabeza de Pep Guardiola, por lo que todo lo que se habla queda en el plano teórico.

Gemma Sancho, también psicóloga deportiva, ha conocido casos similares: "Es una muestra de falta de control emocional. Las personas que se autolesionan lo hacen muchas veces de manera impulsiva, porque sienten que controlan mejor el dolor físico que el emocional".

Es muy poco probable que algo así sea la primera vez que le ocurre al técnico, al fin y al cabo el cuerpo suele elegir siempre las mismas fórmulas para destensarse, y si ahora se ha visto de una manera más llamativa es, probablemente, porque en este momento la tensión es mayor.

"Él mismo es el que sabe y conoce qué es lo que le está impulsando y en qué momento fue y cómo sucedió. Habitualmente en estos casos, si es por exceso de tensión o de ansiedad, tendría que haberse puesto el manifiesto en otras ocasiones, aunque a lo mejor con menor intensidad", dice De la Vega.

Guardiola, que en la rueda de prensa posterior al partido bromeó con el tema, quiso por medio de su equipo mandar un comunicado al día siguiente para enfatizar la importancia de la salud mental: "Mi respuesta no tenía intención de rebajar las autolesiones, sé que mucha gente tiene problemas con la salud mental cada día y por eso me gustaría usar este momento para ayudar a la gente que busca ayuda", explicaba antes de poner un teléfono de una organización dedicada a estas cuestiones.

Rafa Mateos, también psicólogo deportivo, aplaude el comunicado, pues es consciente de lo diversa que puede llegar a ser la problemática de la autolesión. "Me parece muy sensato por su parte, porque la verdad que es un tema con el que conviene no banalizar. Es un tema grave el tema de la autolesión y al mismo tiempo hay que puntualizar que es un tema muy heterogéneo, es decir, no es que una autolesión siempre signifique lo mismo. Una autolesión puede tener muchas y muy diferentes funciones para una persona y de más o menos gravedad.Es mejor no sentar cátedra", explica

Luis Enrique arrasando el vestuario

El hecho de que el Manchester City desperdiciase una gran ventaja, en una racha de resultados muy negativos, casi inauditos, forma parte también de que esos puntos de tensión estén más a flor de piel. "Si es algo puntual no es muy problemático, pero cuidado, porque son comportamientos que habla de falta de control de impulsos. Imagínate que tú estás en un momento de mucha tensión en el trabajo, con tu jefe, o por la empresa... hay una parte de autocontrol que te dice que pares, igual te haces un arañazo, pero al segundo te controlas, algo dentro de ti te para. Lo que yo veo en la imagen es que se hace una escabechina", cuenta el doctor en psicología, que cree que si este comportamiento es habitual, es algo que debe trabajarse para rebajarlo.

En realidad, no es tan raro ver comportamientos así en el fútbol. Muchas veces no son visibles al exterior, pero los cientos de documentales que narran la vida de los vestuarios nos han acercado a ellos con más frecuencia. El psicólogo pone un ejemplo que a nadie puede sorprender: "¿Has visto a veces estos vídeos que circulan donde sale Luis Enrique, o alguien así, que salen de un entrenamiento y arrasan con todo lo que hay encima de la mesa? Eso es algo que puede ser cara a la galería, pero también puede ser una muestra de falta de contención impulsos. Cuando es lo segundo, suele llegar en un contexto de frustración. Si las cosas nos van bien, no tenemos problema, todos somos altos, guapos y fuertes, cuando van mal aparecen".

Pep Guardiola es, sin duda, una persona vehemente, intenso, su manera de vivir el fútbol, con los nervios a flor de piel en la banda. Un modelo común en muchos entrenadores, lejano a perfiles como podrían ser Ancelotti o Zidane. A pesar de esa emotividad, siempre ha sido capaz de llegar a la rueda de prensa con un tono apropiado y sin demostrar tensión. No es que deje de ser intenso, su discurso es con frecuencia apasionado, pero lo hace en un tono contenido.

"A mí no me parece tan calmado. En situaciones estresantes como ruedas de prensa suele ser irónico. Y muchas veces se le ha visto enfadado y gritando a los jugadores. En cualquier caso, es muy consciente de lo que dice en ruedas de prensa", analiza Gemma Sancho.

De la Vega explica que esa capacidad para rebajar las revoluciones en rueda de prensa tiene también una explicación: "En psicología, hablamos de rasgos de personalidad. La personalidad tiene una serie de elementos que son rasgos, es decir, que nos definen a todos. Luego hay ciertos rasgos que nosotros podemos controlar más o menos. Uno de esos grandes rasgos es el que llamamos estabilidad emocional. Dentro de esos rasgos hay un subrasgo que es el que llamamos impulsividad. Con la impulsividad tú puedes en algunos contextos estar muy muy controlado, saber canalizarlo. Por ejemplo, hay gente que cuando está delante de otras personas logran mantenerse en calma, pero luego cogen el coche y empiezan a insultar o a tocar el claxon. Eso puede ser en el coche, en la familia o en el contexto del vestuario, donde yo estoy muy familiarizado y ese exceso de familiaridad a veces provoca sorpresas, que puedas comportarte de una forma no tan controlada".

Esto es algo que saben los psicólogos, pero también los que de un modo u otro han pasado por esos momentos de tensión desmedida a los que empuja el fútbol. Santiago Cañizares, excompañero de Guardiola en la Selección española, sabe que los malos resultados tienen este tipo de consecuencias.

Así lo explica el portero en Radio Marca: "Hay mucha tensión y si hay un equipo con resultados que no salen, la gente se pone muy nerviosa. Iban ganando 3-0 al Feyenoord y le empatan… no sé si para arañarse la cara. Hay mucha tensión y no sabemos…. Los futbolistas y los entrenadores son unos privilegiados, pero no sabemos lo que sufren y la frustración que alcanzan cuando no ganan. Tienen momentos de extremo sufrimiento como este"