Hansi Flick se une a la secta de la 'defensa caníbal': así ha transformado la presión del Barça
El conjunto azulgrana sitúa su línea defensiva a 52,58 metros de distancia.
Después del Barça - Girona (2-4) de diciembre de 2023, Xavi Hernández habló de un término que perseguiría durante todo el curso al FC Barcelona: efectividad. El equipo azulgrana disparó 32 veces, cifra espectacular pero insuficiente ante un Girona que, con 16 disparos, logró el doble de goles. El discurso, que en parte era cierto, obviaba una realidad dañina: el equipo de Xavi había jugado a que sucediesen muchas cosas, abriendo la puerta a un Girona que, con más estructura, supo aprovechar el plan. De ser superiores a que Míchel dijese tras caer 1-4 que "el Barça dio un nivel que nosotros no podemos dar". Pero, ¿qué ha cambiado?
El fútbol tiene casi todo de eficiencia y domino de las áreas, pero en ese titular cabe toda una galaxia, que es precisamente en la que el entrenador más incide. Hansi Flick ha logrado, en apenas un mes de competición, transformar a un equipo tendiente al desorden en uno que logra sumir al rival en ese caos sin salirse de su plan.
Uno de los aspectos más interesantes, y que más revuelo está levantando es la presión, término fetiche para Flick y uno de los más alabados durante su etapa en el Bayern.
Nadie defiende más arriba en Europa que el Barça
En las primeras 5 jornadas de Liga, ningún equipo de las 5 grandes ligas defiende más alto. El Barça realiza sus acciones defensivas (presiones, faltas, entradas, intercepciones) a 52,58 metros de su portería, una cifra superior a cualquier otra temporada. La media es todavía muy pequeña, pero muestra de forma clara lo que pretende Hansi Flick aún sin contar con la pareja titular en la temporada del título liguero (Araújo-Christensen) y con Gavi o De Jong fuera de combate. Además, en Liga no hay equipo que realice mayor % de presiones en campo rival que el Barça, con un 63% del total, solo superado en Europa por el Manchester City (64%).
Tras la victoria ante el Girona, Pedri explicó sobre la presión: "Hemos mejorado mucho. Tenemos muy claro lo que nos pide el míster y cómo colocarnos. Hoy nos ha dado el primer gol con la presión de Lamine". ¿Es una sensación o es la realidad? El Barça recuperó 32 pelotas en la parte alta del campo, cuatro más que en los dos Girona-Barça de la anterior temporada, y evitó que el rival pudiese jugar en campo rival con comodidad. Si algo ha logrado Flick es ordenar a los jugadores, maximizar los espacios y ser más eficiente. Si antes se hablaba siempre de duelos, ahora lo importante es el espacio.
Ningún equipo ha forzado tantas pérdidas en esa zona en toda LaLiga, con Lamine Yamal siendo el futbolista que más presiones ha ganado de todo el campeonato (27), sello de una presión de la que el Barça siempre ha hecho gala como un principio irrenunciable que, por fin, está funcionando. El alemán ha cambiado muchas cosas, sobre todo estructurales, y todo está relacionado en la forma que tiene el equipo de relacionarse, con pases más cortos en zonas centrales, aglutinando un mayor número de jugadores en espacios reducidos, facilitando el cambio de chip una vez se pierde la pelota. El Barça ha interiorizado la defensa caníbal como principio fundacional: todos hacia delante al mismo tiempo.
Si Pedri hablaba de orden es precisamente porque ahora el Barça tiene una estructura muy marcada, con matices y flexible dependiendo del rival. Hansi Flick está trabajando en una presión pensando en que sus extremos (Raphinha, Lamine, Ferran) sean los encargados de iniciar los saltos disuasorios, aquellos que marcan y orientan la salida del contrario, pues son los jugadores de más ritmo e intuición para hacerlo, guardando a Lewandowski en un plano secundario, más pegado al mediocentro rival para cuidar esa segunda línea, con los interiores en zonas interiores y el mediocentro pendiente del juego directo o incluso incrustado como central, para que la línea defensiva pueda ir hacia arriba. Todo en armonía.
Es una presión que busca orientar de forma constante al contrario a jugar hacia fuera, con cambios de orientación largos, porque por dentro el riesgo aumenta de forma exponencial. Si la pelota llega fuera, al ser un envío largo, el Barça tiene tiempo de bascular y poder minimizar el riesgo existente. Cuando uno presiona siempre elige qué espacios deja libres, y cuáles ahoga. Hasta la fecha, el Barça ha sido capaz de estirar el chicle sin que se rompa, y si no que se lo digan a Míchel, equipo paciente y mutante que fue incapaz de juntarse en campo rival salvo dos ocasiones en todo el partido.
Como todo en el fútbol, nada vale para siempre, y será cuestión de tiempo que los rivales empiecen a encontrar espacios o que el rendimiento propio baje, forzando al equipo a defender más bajo, en zonas en las que antes no estaba acostumbrado. Cuando se cuestiona si Flick es o no "ADN Barça", valdría la pena fijarse en qué técnico desde Luis Enrique ha diseñado una presión más efectiva, y en menos tiempo, que el alemán.