BARCELONA 2 - ATALANTA 2

Un enfado monumental y una confesión de Hansi Flick explican el Barça de dos caras que vuelve a meter miedo en Europa

En su primer año de proyecto, el alemán cierra la liguilla a un gol del ser el equipo más en forma de la Champions.

Hansi Flick en el área técnica durante el partido contra la Atalanta./AGENCIAS
Hansi Flick en el área técnica durante el partido contra la Atalanta. AGENCIAS
Jordi Cardero

Jordi Cardero

Cuando el Barcelona encajó el segundo gol, Hansi Flick mostró un enfado monumental en la línea de banda. Los blaugrana salieron bien tras el descanso y, en una jugada metódica, de pizarra, destrozaron por primera vez desde la posesión a la defensa de la Atalanta y Lamine anotó el primer gol. Al tanto de Éderson respondieron con el de Ronald Araujo. Pero en otro desajuste defensivo, el Barça dejó escapar la primera posición. Se quedó solo a un gol. El cabreo de Flick evidenció una cierta decepción. Pero mirándolo con perspectiva, el alemán está satisfecho.

Hansi Flick, satisfecho con la Champions de su equipo.

Lo explica la confesión en la sala de prensa. "Siempre pienso en positivo, pero siendo honesto, muchos de nosotros podríamos pensar que otros equipos ocuparían esta posición y no ha sido así", comentó tras el empate. A pesar de quedarse con la miel en los labios, en la que habría sido una recompensa más bien simbólica, la sensación es que durante estos primeros meses de competición el Barça ha vuelto a mirar a Europa con otros ojos, los de las nuevas generaciones, y Europa también ve distinto ahora a los blaugrana.

El Barcelona ha demostrado ser en la Champions un equipo que golpes, que juega al noqueo. Ha terminado la primera fase con 13 goles encajados. De los 24 clasificados, solo Celtic, Manchester City (ambos con 14) y Feyenoord (21) han recibido más. En ataque, al mismo tiempo, ha explotado la voracidad del tridente que ya es marca registrada. En total, 28 tantos, seis más que el segundo, el Borussia Dortmund. Ante la Atalanta, el Barça tuvo algunos momentos de distensión, medianamente comprensibles, que llevó a Flick a poner la lupa en la defensa.

La lupa en la defensa

"Podríamos haber defendido un poco mejor", reflexionó el técnico. Con Pau Cubarsí descansando, el alemán apostó por Ronald Araujo y Eric Garcia. El uruguayo fue cara y cruz. En el primer tiempo, en una jugada tierna de los centrales acabó con un gol que anuló el VAR por fuera de juego. En el 2-2, Araujo no detectó la entrada desde segunda línea de Pasalic y rompió la posición antirreglamentaria. Antes había anotado el 2-1 a la salida de un córner y el Lluís Companys coreó su nombre. Lo celebró señalando el suelo, celebrando su renovación. "Estoy feliz. Lo doy todo por este club. Si Dios quiere, estaré aquí muchos años más. Si depende de mí, me quedaré muchos años más", comentó en zona mixta.

Varias de las preguntas de los periodistas estuvieron enfocadas a las posibilidades que tiene el Barça en Champions. Si hay algo que ha logrado Flick es volver a ilusionar al barcelonismo, que ya dibuja posibles cruces con Paris Saint-Germain, Brest, Mónaco y Benfica. Por un hipotético nuevo duelo contra los de Luis Enrique, Araujo, en la foto de aquella eliminatoria, dijo que "son ellos quienes deberían preocuparse". De momento, lo que ganan los blaugrana son dos semanas de descanso. Verá desde el sofá cómo grandes europeos se pegan para superar los playoff.

La gestión de Flick con Lamine

Para Flick es "demasiado pronto" para calcular a qué aspira el Barça. Lamine Yamal, elegido mejor jugador del encuentro y siempre desacomplejado, también valoró las posibilidades del equipo. Llegó a la zona mixta casi obligado por el departamento de comunicación del club, todavía con el sabor amargo del empate. "El Barça siempre es favorito, para mí es el mejor club de Europa. Da igual el equipo que nos toque, hay que ganar", espetó.

Otra de las imágenes del partido fue el desencanto del delantero cuando Flick lo sustituyó. "Todos queremos jugar", inició el de Rocafonda". "Obviamente, quiero jugar todos los minutos que pueda, pero mis compañeros que están en el banquillo también", zanjó el debate. Flick, minutos antes, insistió en la idea de necesitar mover el equipo. El hambre de Lamine no entiende de contextos. Fue quien más peligro generó en el primer tiempo, el autor del primer gol y gestó una acción que pudo acabar en un tanto de Lewandowski, tras una jugada en la que condujo el balón 60 metros y se deshizo de cuatro defensas. A él se agarra un equipo y una afición para seguir soñando con en grande.