INTER DE MILÁN 4 - FC BARCELONA 3

Lo que no se vio del drama del Barça en Milán: la amenaza de los ultras, el caos del metro y el accidentado gol de Raphinha

Los más de 5.000 aficionados vivieron una noche fría, cargada de emociones y de esperas que acabó con mucha tristeza.

Lamine Yamal, después del partido, saludando a los aficionados. /GETTY
Lamine Yamal, después del partido, saludando a los aficionados. GETTY
Xavi Espinosa

Xavi Espinosa

Milán.- Fue trágico. Las miradas lo decían todo tras el silbido final de Marciniak. El Barça cayó eliminado de la Champions League tras perder en semifinales ante el Inter de Milán (4-3) en un partido de alto ritmo cardiaco, porque pasó de todo. El gol de Acerbi apagó a una afición azulgrana que se veía ya en Múnich tras hacer lo impensable: remontar el 2-0 del descanso. Frattessi, en la prórroga, lo remató. Quizá las caras de la gente del Barça al final del partido eran también de fatiga, de tener la sensación de haber hecho un esfuerzo muy grande para nada, porque la noche en Italia terminó como nadie quería.

Más aún tras estar retenidos casi dos horas en las alturas del Giuseppe Meazza con un frío considerable. La intervención de los Carabinieri, que crearon un dispositivo de seguridad improvisado tras el comportamiento de los ultras, dejaron a unos 5.000 culés, con famílias y niños, encerrados. La gente del Barça salió más tarde de lo previsto porque los Siamo Noi esperaban desde fuera.

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El día había sido frenético. La gente del Barça puso en marcha el viaje hacia Milán a altas horas de la madrugada. El aeropuerto de Barcelona se tiñó de azulgrana. "¿Donde vas? - Yo a Venecia", decía uno. "Yo a Oporto, Ibiza, Florencia…" decian otros. Y es que los aficionados, pese a dirigirse a Milan, primero hicieron escala para reducir costes, como sucedió en Dortmund. Una carambola que valió la pena.

En Milan, sucedió de todo. Tras una larga cola en las afueras de la ciudad en busca de las entradas del partido, los aficionados del Barça se desplazaron hasta la 'Piazza Ventiquattro Maggio', cerca del río. Eran unos 5.700 aficionados, de todas las partes de Europa y rondaban las 17:00 de la tarde. Aitana Bonmatí, periodistas deportivos reconocidos y hasta Victor Font no se que quisieron perder la gran fiesta. El caos empezó cuando la policía milanesa puso en marcha el dispositivo policial.

En Milan se frenó el metro. Los ciudadanos italianos tuvieron que esperar a que la gente del Barça que se moviera hacia dos paradas antes de San Siro, donde continuaría la caminata. La policía no pudo frenar el caos y el metro se colapsó. La euforia era total de la gente del Barça y había muchas ganas de partido.

Silencio y mirada al cielo

Durante el encuentro, los socios desplazados a Milan se dejaron la voz. Fue una montaña rusa de emociones. El 2-0 del descanso provocó algun llanto, gente que tenía la mirada hacia el suelo y otros aficionados que confíaban en que aún había tiempo para darle la vuelta al encuentro. La reacción del Barça fue brutal en la segunda mitad y el gol de Raphinha desató la locura. Hubo gente que se cayó dos filas abajo de la alegría, pero el gol Acerbi lo rompió todo. Fue un jarro de agua fría que dejó a todo el equipo helado.

La prórroga fue dura, y pese a que la afición no paró de animar, Frattesi silenció todo y puso fin al camino del Barça por la Champions. De la Fuente tiró la chaqueta al suelo, Flick miraba al cielo y los jugadores del Barça se derrumbaron. Gerard estuvo 2 minutos tirado sobre el césped, entre lágrimas. Al igual que todos los jóvenes, completamente rotos.

Ya saliendo del estadio, las caras eran muy largas. Hacía frío y encima los ultras esperaron a la afición del Barça fuera del Giuseppe Meazza, tras un final caliente entre aficiones. En la salida del estudio, la gente quedó retenida y atrapada en las salidas circulares. Tras prácticamente dos horas de incertidumbre, todo el mundo regresó a Barcelona. Noche fría, pero con la cabeza alta.