SUPERCOPA | REAL MADRID - BARCELONA

La butifarra de Laporta revuelve las escenas más lúgubres del fútbol español: Gil, Mourinho, Stoichkov, Giovanni, Schuster, Cristiano...

Presidentes, entrenadores y jugadores: la amplitud de gestos provocativos van desde los cortes de manga, a las peinetas, pasando por los pisotones, puñetazos, dedos en el ojo, en la boca..

Giovanni y su corte de mangas en el Bernabéu./
Giovanni y su corte de mangas en el Bernabéu.
Enrique Ortego

Enrique Ortego

Según cuentan los presentes en el palco o aledaños del estadio King Abdullah de Yeda, el corte de mangas que el presidente del Barcelona, Joan Laporta, lanzó al aire del abismo infinito fue de lo más edificante que hizo y dijo para celebrar la inscripción de Dani Olmo y Pau Víctor. Además, hay huella gráfica de ello. Mientras que de todo lo demás que pudo efectuar en forma de patadas y empujones, o decir por esa boquita a modo de insultos, de momento, solo tenemos testimonios de los presentes, pero no pruebas documentales.

La pérdida de papeles del iracundo Laporta sirve de coartada para repasar la íntima relación que este tipo de actos vergonzosos y punibles mantienen con el mundo del deporte en general y del fútbol en particular. Los libros de texto que repasan la historia del balompié están plagados de crónicas y noticias que recogen este tipo de incidentes. Ya sean cortes de manga, los mas repetidos; peinetas; pesetas, cuernos, pisotones (Stoichkov a Urizar, ida de la Supercopa 1999); puñetazos (Jesús Gil y Gil a Fernández Fidalgo, gerente del Compostela, 1996); dedos en la boca mandando callar al público, generalmente en campo contrario, entre los que destacan el de Raúl al Camp Nou tras marcar el segundo tanto (1999-2000) y el de Piqué en Cornellá (2017-18) después de empatar el partido (1-1)...

O casos, incluso, más singulares como el de Ronald Koeman, que hizo el gesto de limpiarse el culo con la camiseta de Olaf Thon que acababa de intercambiar tras las semifinales de la Eurocopa 88. O el de Mourinho metiendo el dedo en el ojo de Tito Vilanova, ayudante entonces de Pep Guardiola, en agosto de 2011, en el transcurso del partido de vuelta de la Supercopa. Dos casos cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo por salirse de los límites de las provocaciones más habituales.

Koeman aparecía con el torso desnudo y se fue a colocar justo delante de la grada donde estaban los seguidores holandeses. Recriminado hasta por sus propios compañeros pidió perdón tras proclamarse campeón de la Eurocopa. Mourinho aprovechó un tumulto para encaminar su dedo hacia el ojo de Vilanova en un intento de pasar inadvertido. Fue sancionado con dos partidos por el Comité de Competición. Tardó en disculparse públicamente. Y primero lo hizo con la afición del Madrid. Más tarde y de forma más discreta con el interesado.

Especialmente lamentable fue el incidente entre los presidentes del Atlético de Madrid y del Compostela, Jesús Gil y Gil y José María Caneda, en las puertas de la sede de la Liga de Fútbol Profesional el 8 de marzo de 1996. El enfrentamiento cara a cara con graves insultos acabó con un puñetazo del propietario de los rojiblancos al gerente de los gallegos, José Fernández Fidalgo, que se metió por el medio y que también estaba participando en el cruce de agravios e improperios. Todo empezó con una amenaza de Gil a Caneda.

Gil: "Como vuelvas a pronunciar el nombre de Jesús Gil te arranco la cabeza".

Caneda: "Te digo absolutamente lo mismo".

Gil: "Quieres que empecemos ya".

Caneda. "Yo te digo cuando quieras" (repetidamente).

[Entra en la conversación el gerente, poniéndose por medio y separando físicamente a los dos presidentes]

Gil: "Olvídate del nombre de Jesús Gil, eres un chorizo".

Caneda: "Cuando quieras".

Fernández Fidalgo: "Y tú un hijo de puta...".

Y en ese momento fue cuando Gil soltó su puño derecho que impactó en la cara del gerente compostelano, mientas los guardaespaldas del presidente atlético intentaban controlarle y separarle. Uno se fue hacia cada contendiente.

Casos extremos al margen, la realidad es que tan a la orden del día están algunas de estas situaciones que la RAE ha tenido que terminar legitimando en su diccionario las acepciones que definen estos actos. El corte de mangas, que Laporta sacó del armario en tierras árabes, se define como "un gesto de significado obsceno y ofensivo que se hace levantando un brazo doblado al tiempo que se golpea en él con la mano contraria y, a veces, extendiendo el dedo corazón del brazo que se levanta".

La 'magistral' clase de Luis Aragonés

Lo que significa que el corte de mangas puede ir acompañado de una peineta o peseta, que gracias a Luis Aragonés ya tienen el mismo significado. Dos gestos ofensivos en uno. Sin embargo, nadie como Luis Aragonés se esforzó tanto en separar ambos conceptos, a la hora de intentar aclarar una situación de la que fue protagonista principal. Centremos el escenario. Temporada 91-92. Jornada 27. El Sadar. Osasuna-Atlético de Madrid (1-1). Al terminar el partido, el técnico rojiblanco se dirigió al árbitro considerando que su equipo había sido seriamente perjudicado por sus decisiones. En el acta, el colegiado Ansuátegui Roca reflejó su versión de los hechos.

"Al terminar, el entrenador del Atlético se dirigió a mí diciendo: '¿ese penalti también es un error humano? Pues a los errores humanos, peineta', mientras se llevaba el brazo derecho al codo izquierdo haciendo un corte de mangas que repitió tres veces". En su comparecencia inmediata ante los medios de comunicación en la sala de prensa del estadio, Luis desmintió haber dicho esas palabras. "Parte de lo que escribe, es mentira. Le hice una peineta. Es decir, levantar el dedo corazón y encoger los otros. Un corte de manga se hace de otra forma y con otra expresión. Fue una acción que hice con toda educación y sin menosprecio hacia nadie. Pero, si hay derecho de pernada para escribir que he hecho corte de manga, pues vale. No sé si habrá sanción, pero lo que está claro es que sólo hice una peineta... que tal vez no debí hacer".

Tres días después, el juez único del Comité de Competición, Javier Forcén, sancionó a Luis con un partido por menospreciar al árbitro. Y entonces fue cuando Aragonés dio su clase magistral para diferenciar con exactitud lo que era un corte de mangas y lo que era una peineta. Palabra que, por cierto, se popularizó a partir de entonces para definir la acción en cuestión. Hasta ese momento, en el vocabulario popular, se decía 'hacer la peseta', no 'hacer la peineta' para referirse al mismo gesto. "No tiene nada que ver una peineta, que es lo que yo he hecho, con un corte de mangas. Lo primero, que es lo que yo he hecho, es un gesto típicamente español y lo segundo, una ofensa", replicó Aragonés públicamente la siguiente ocasión que se encontró con los periodistas.

Tal fue la aceptación popular que con el tiempo se fue utilizando el giro de manera cotidiana y el propio diccionario de la RAE terminó aceptándolo. "Gesto de significado obsceno y ofensivo que se hace levantando el brazo con el dedo corazón extendido y la palma de la mano hacia dentro". Hizo la peineta. Le dedicó una peineta. El gesto como tal, el dedo corazón levantado con el puño cerrado, se remonta a la antigua Grecia y, posteriormente, a Roma, donde Calígula, según cuentan los libros de historia, lo utilizaba cotidianamente para humillar a sus súbditos.

El top cinco de los cortes de manga

Schuster. 82-83. Real Madrid-Barcelona ((1-2). Final de la Copa del Rey. Tras el segundo gol de cabeza de Marcos que, prácticamente, daba el título a su equipo, el alemán corrió por la banda y mandó al viento de Zaragoza dos cortes de manga consecutivos. Con el tiempo, el propio Bernardo reconoció que las dos butifarras eran para su compatriota Uli Stielike, a quien consideraba uno de los culpables de su marcha de la selección alemana por criticarle ante el seleccionador de turno.

Giovanni. 97-98. Real Madrid-Barcelona (2-3). Liga. Santiago Bernabéu. Triple corte de mangas tras marcar el segundo gol. El partido fue muy brusco en su totalidad para ser la novena jornada de Liga. El árbitro no hizo referencia en su acta a la provocación, pero el Comité de Competición entró de oficio y sancionó al jugador azulgrana con dos partidos.

Van Bommel. 2006-07. Champions. Octavos de final Real Madrid-Bayern, ida (3-2). El equipo blanco encaminaba la eliminatoria (3-1) cuando el centrocampista holandés marcó el segundo gol de su equipo y corrió como un descosido contra el fondo norte del Bernabéu y le dedicó un corte de mangas en toda regla. La UEFA le abrió expediente. Pudo jugar la vuelta en Múnich. Se clasificó el Bayern para cuartos y a los 28 días fue sancionado con dos partidos, por lo que no pudo jugar las semifinales contra el Milan.

Cristiano Ronaldo. 2011-12. Athletic-Real Madrid (0-3). Liga. Jornada 36. El Real Madrid se proclama campeón de Liga en San Mamés. Cristiano falla un penalti. Lo lanza a lo Panenka. El público le abroncó durante todo el partido y sobre todo al final cuando falló un remate claro. Gritos de 'tonto, tonto, tonto'. Marca el tercer tanto. Al finalizar el partido Javi Martínez, que había sido expulsado, vuelve al campo y se acerca al portugués y le dice algo. La respuesta fue un corte de mangas. No fue sancionado por ello.

Gareth Bale. 2018-19. Liga. Atlético-Real Madrid (1-3). La Liga Profesional denuncia un hecho del partido no incluido en el acta arbitral. "En el minuto 73, tras anotar el tercer gol del Real Madrid CF, Gareth Bale, dorsal 11, en la celebración agita el brazo derecho llevándoselo a la proximidad de su cabeza, en previsible signo de provocación animosa al público, efectuando posteriormente un ademán de posible significado obsceno y despectivo levantando el brazo doblado y golpeándose en la mitad de él con la otra mano". Las imágenes de acto en sí mostraban una imagen tan ridícula de lo que en teoría pretendía ser un corte de mangas, que el Comité de Competición decidió no castigar al jugador blanco, amparándose en que el árbitro, Estradas Fernández, también lo había obviado, entre otras razones por su pésima ejecución.

Las peinetas son más disimuladas.

Jesús Gil. 2001-02. Liga. Segunda. Atlético-Jaén (2-0). En la primera jornada de su segunda temporada en Segunda, el presidente, de pie, en el palco, responde con una peineta a los gritos de la afición rojiblanca disconforme con su gestión.

Capello. 2006-07. Liga. Real Madrid-Zaragoza (1-0). Al finalizar el encuentro, en su camino hacia vestuarios, el técnico dedicó dos peinetas consecutivas a unos aficionados que estaban detrás de su banquillo. Al disculparse posteriormente en la conferencia de prensa, Capello explicó que el gesto iba dirigido solamente a dos espectadores que por costumbre se meten con él y ya lo hacían en su primera etapa en el equipo. Concretamente, le gritaron: "Ronaldo, quédate, Capello, vete ya". El club sancionó al entrenador por considerar que su postura había sido desconsiderada.

Carvajal. 2016-17. Liga. Barcelona-Real Madrid (1-1). Camp Nou. Tras el gol del empate de cabeza de Sergio Ramos, Carvajal dedica una peineta a la grada que pasa inadvertida durante el partido y que se destapa en las imágenes en los resúmenes posteriores. El latera blanco pide perdón en los días siguientes.

Ancelotti. 2016-17. Bundesliga. Hertha Berlín-Bayern (1-1). Al finalizar el encuentro y después de que el Bayern empatara con un gol de Lewandowski en el 96, un aficionado escupió al técnico italiano según bajaba por el túnel de vestuario y este le dedicó una peineta. La Federación alemana le castigó con aportar una cantidad de 5.000 euros a la Fundación del organismo federativo. Carlo pidió disculpas: "Ha sido la primera vez y la última que veréis mi lengua".

Tocamiento de testículos y cuernos

Por variedad que no quede. Puestos a faltar y ofender a los adversarios, los futbolistas echan mano a cualquier parte de su cuerpo. Famoso fue el tocamiento de Hugo Sánchez desafiando a la grada del Camp Nou la misma noche que Stoichkov pisó a Urizar (5-12-90). Finalizada la ida de la Supercopa y mientras esperaba que los escudos de la Policía Nacional le protegieran en su entrada a los vestuarios, el mexicano se 'acomodó' sus partes, como él definió el gesto. El Comité de Competición le castigó con dos partidos y 139.000 pesetas. "Son hechos probados que al término del partido, y tras iniciar su marcha a los vestuarios, el jugador (Hugo Sánchez) dio media vuelta y retrocedió, girándose y dando vista a la grada frotó con su diestra sus más íntimas partes de manera inequívoca y prolongada, considerando este órgano que tal proceder es claramente constitutivo de ofensa a los espectadores".

Imposible obviar en este repaso a las barrabasadas, el gesto del central alemán del Bayern, Klaus Augenthaler cuando fue expulsado del Bernabéu en las semifinales contra el Real Madrid del año 1987. Nada mejor que recoger sus palabras. "El recibimiento tras el partido de ida fue muy bonito, volaron barras del hierro sobre el campo. Un jugador de ellos me hizo una entrada violenta a la altura del pecho y cuando me levanté les hice el gesto de los cuernos para decirles que aquello no era un 'toreo' (corrida). Le pegué una bofetada no muy fuerte a Hugo Sánchez, pero el juez de línea me vio. Me expulsaron. Pasé el resto del partido en los vestuarios y el griterío era ensordecedor. Tuve que abrir todas las duchas del vestuario para intentar escuchar lo menos posible, me estaba volviendo loco".