OPINIÓN

Qué bueno es Olmo, qué bien juega Zubi, qué profundidad tiene Ayoze... ¿hay alguno que juegue mal en esta España coral?

Los jugadores de la Selección celebran el gol de Oyarzabal. /EFE
Los jugadores de la Selección celebran el gol de Oyarzabal. EFE

De la Fuente continúa sumando adeptos a su causa. A la del España F.C. Un puñado de jugadores que se han subido a un estilo de juego y ya no hay rival que les descabalgue. Ya supera la treintena larga el número de futbolistas que pueden jugar en este bloque sin que ninguno pueda ser señalado con el dedo por no estar a la altura o chirriar entre los elegidos. A los 26 concentrados, jugarán o no, hay que sumar los que no estaban por culpa de las lesiones y que, posiblemente, unos más que otros, podían haber sido titulares. Se trata de los Unai Simón, Carvajal, Le Norrmand, Gayá, Pau Torres, Rodri, Lamine Yamal, Aleix, Sergio Gómez, Joselu, Ferrán...

No hay un once. Hay dos onces y pico. Contra Dinamarca faltaban nueve titulares de la Eurocopa, ocho de la final. Dio lo mismo. Con el balón y los espacios por testigo, España tardó 10 minutos en amansar a una Dinamarca hambrienta y sedienta. Esta Selección destaca en todas las facetas del fútbol. Tácticamente, es un conjunto moderno que a lo largo del partido camina por distintas ocupaciones de espacios. Del 1-4-4-2 que se dibuja cuando Merino se coloca a la altura de Zubimendi, se pasa al 1-4-1-4-1 cuando se entra en fase defensiva y el ahora jugador del Arsenal salta a la línea de arriba. O se pasa al 1-4-3-3 cuando Olmo se mete en la línea de tres para dejar de ser un mediapunta y ser un interior... con los teóricos extremos engañosamente abiertos por fuera, para terminar cerrándose por dentro.

Esta Selección está consiguiendo que el rendimiento individual de sus jugadores sea incluso mayor que el que alcanzan en sus respectivos equipos. Miren a Oyarzabal. Se siente más importante aún que en la Real. Que ya debe ser difícil. Uno está viendo el partido y sin querer va susurrando mensajes. ¡Qué bueno es Dani Olmo! ¡Qué bien juega Zubimendi! ¡Qué profundidad da Ayoze al equipo! ¡Este Raya además de parar es un fenómeno con los pies! ¡Laporte es el líder defensivo que necesita un equipo campeón! ¡Cómo puede Cucurella defender tan bien cuando lo suyo era atacar la banda...! Y podemos seguir uno por uno... hasta la treintena larga. Cada uno ofrece sus características. Tan diferentes como eficaces.

Del Parken uno rescata para siempre la facilidad que tiene Dani Olmo para empastar líneas como hace en el Barça. Cómo sabe colocarse donde es más difícil de descifrar, cómo juega al primer toque y al espacio libre. Y, también de Copenhague, uno termina por convencerse del sentido de la perpendicularidad de un Ayoze que no es un nueve, ni un extremo, ni un mediapunta... Es todo en uno. Es un delantero en el más amplio sentido de la palabra. Tiene el gol metido en esa cabeza de futbolista canario inteligente y torero que De la Fuente se atrevió a meter en toda una Eurocopa... después de un amistoso contra Andorra.

La jugada del segundo gol es el compendio de todo eso y más. Mr. Chip iba contando los toques y los pases: Porro, Laporte, Raya, Vivian, Laporte, Cucurella, Baena... Laporte, Zubimendi, Olmo y Ayoze. Intervienen nueve jugadores de campo. Los primeros pases fueron para atraer y distraer al contrario; los cuatro últimos, directos y en profundidad para llegar al gol. Curiosamente, otra vez en tierras danesas, otro gol parecido a aquel del 2007 en Aarhus que terminó con la picadita de Sergio Ramos después de 65 toques y 28 pases. Allí, decíamos en Relevo, que comenzó todo. La Roja campeona de Luis Aragonés. Aquello era fútbol. Lo de Del Bosque también era fútbol y esto de De la Fuente no deja de serlo. Fútbol moderno y fútbol clásico. El balón siempre por medio y el conocimiento de cuándo hay que entretenerlo y cuándo acelerarlo.