FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE FÚTBOL

El artículo 60.6 que sentencia a Rafael Louzán como presidente de la RFEF: "Es cese de forma inmediata"

El Gobierno lo tiene claro y la Ley del Deporte es tajante: si el Tribunal Supremo mantiene su condena, dejará la presidencia.

El presidente de la RFEF, Rafael Louzán, entrando a la Federación./RFEF
El presidente de la RFEF, Rafael Louzán, entrando a la Federación. RFEF
Sergio Fernández

Sergio Fernández

Se acerca la semana decisiva en la parte institucional del fútbol español. El próximo día 5 de febrero se celebra la vista del Tribunal Supremo que debe estudiar la condena del recién elegido presidente de la Federación Española de Fútbol, Rafael Louzán, y decidir si se la retira, si la matiza o si la confirma. Con esto sellarán también si puede continuar, o no, al frente de la RFEF y de todo el fútbol español.

La solución no se sabrá el mismo día 5, sería una sorpresa (y un muy mal síntoma para Louzán) que encontrasen un veredicto tan rápido. Sin embargo, no se demorará tanto como en un tribunal normal: el Supremo suele invertir algunas semanas, pero no debería alargarse demasiado. El caso del todavía presidente de la RFEF llega con dos sentencias previas en Pontevedra, le retiraron el cargo de fraude que pesaba sobre él, pero mantuvieron el de prevaricación por la concesión de una subvención de casi 87.000 euros para remodelar el estadio de Moraña. Y, con él, los 7 años de inhabilitación para cargo público con los que le condenaron. Con que el Supremo, aunque los reduzca, le deje un mínimo de inhabilitación, se considerará una sentencia firme y no recurrible y, entonces sí, sellará su final en el despacho presidencial de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas.

No es ningún secreto que el Gobierno no está nada conforme con su presencia al frente de la RFEF. Tras el escándalo de Rubiales por el beso a Jenni Hermoso tras la final del Mundial de Sidney, el Consejo Superior de Deportes se embarcó junto a FIFA y (en mucha menor medida) UEFA en renovar el máximo organismo del fútbol español. Y les ha salido fatal: primero llegó al poder la persona que Rubiales colocó ahí, Pedro Rocha, y tuvieron que inventarse una comisión de "control" (la llamada "Comisión Del Bosque", que no tomó ninguna decisión ni pudo controlar nunca nada) y después inhabilitarlo.

Tras la inhabilitación de Rocha parecía que de verdad se podía aspirar a una renovación en el fútbol español para dejar atrás el Rubialismo que había avergonzado internacionalmente a este deporte. ¿A qué solución llegaron? Pues a un presidente elegido de entre los mismos 19 'barones' (presidentes de Federaciones Territoriales) de siempre. Los que llevan controlando esos procesos electorales a su antojo desde hace décadas. ¿Y qué escogieron como adalid de esa renovación? Pues a uno (Louzán, presidente de la Gallega) sobre el que pesaba una condena y siete años de inhabilitación.

La ministra Pilar Alegría, sobre el todavía presidente de la RFEF, Rafa Louzán.EFE

Por triste que parezca, la realidad es que era casi con toda seguridad el mejor preparado de todos ellos. El resto de opciones (al menos los que se prestaron a presentarse) en términos de gestión y representación hubieran tenido serias dificultades para afrontar un cargo así. Pero el Gobierno veía cómo su "decidido" esfuerzo por renovar el fútbol nacional y sanearlo terminaba con un expolítico (del partido rival, encima) condenado por prevaricación.

Tanto la ministra Pilar Alegría como el presidente del Consejo Superior de Deportes, Juan Manuel Rodríguez Uribes, han sido muy contundentes al mostrar el rechazo que la presidencia de Louzán le supone al Gobierno de España. La última vez este mismo miércoles, en la Cadena Ser: "Llevamos unos años trasladando una imagen desde luego nada constructiva. Todos tenemos muy fresco en la memoria lo que ha pasado con los anteriores presidentes de la federación. Es lo que votaron y eligieron los asambleístas. Nosotros vamos a esperar a esa vista oral que se va a celebrar el 5 de febrero y, si se ratifica esa condena de siete años por prevaricación, nosotros actuaremos con arreglo a la Ley del Deporte y habrá que volver a convocar elecciones a la federación", sentenció tajante Alegría.

Y todo ello a pesar de que en el poco tiempo que lleva parece haber alcanzado un consenso con el resto de instituciones relevantes del fútbol como LaLiga, la Liga F o el sindicato AFE. Ha pacificado lo que hasta ahora era un avispero constante.

También parece haber afrontado alguna renovación en la propia RFEF cesando a trabajadores de la época de Luis Rubiales (ya había despedido a algunos Pedro Rocha previamente), aunque sigue rodeado de varias personas clave que fueron máximos exponentes del Rubialismo mediático en algún momento o en otro.

Con el respaldo de una sentencia

Nada más nombrarse a Louzán como presidente de la RFEF, varios miembros del Gobierno dejaron claro su disgusto y anunciaron que las cosas no iban a queda así. Sin embargo, en lugar de lanzarse a un proceso que pudiera terminar con su inhabilitación, así de primeras, han optado por esperar el dictamen del Tribunal Supremo, que celebrará la vista decisiva el próximo 5 de febrero.

Más o menos tres-cuatro semanas después, lo normal es que ya se sepa si Louzán sigue condenado o no. Fuentes jurídicas consultadas por Relevo aseguran que sería muy sorprendente que le anulasen la totalidad de la condena, aunque apuntan que es algo que ya ha sucedido en ocasiones.

La defensa que el presidente de la RFEF tiene ya preparada es decir que su inhabilitación es "exclusivamente para un cargo público" y que no le afecta para la presidencia de la Federación, que es una entidad privada (aunque con algunos matices). Y probablemente tendría razón o al menos una posición posible de defender. También volverán a sonar las típicas y escandalosas artimañas que suelen filtrar, a bombo y platillo, fuentes casi siempre federativas, habitualmente a los mismos periodistas, con el clásico truco de meter el miedo en el cuerpo con los supuestos "enfados" de FIFA y UEFA que amenazarían el Mundial de 2030, o incluso la participación de clubes en competiciones internacionales, y hasta la Selección. Algo que no ha estado ni remotamente cerca de ocurrir, al menos en las dos últimas décadas.

La posición del Gobierno

¿Qué hará el Gobierno si el Tribunal Supremo le deja algún año de inhabilitación, de los siete a los que está condenado? Aplicar la Ley del Deporte, que en su artículo 60.6 es demoledora para Louzán: "Cuando la persona titular de la presidencia o cualquier miembro de la junta directiva de una federación o liga profesional sean condenados por sentencia firme, deberán abandonar el cargo de forma inmediata, notificando tal circunstancia al Consejo Superior de Deportes".

A partir de ahí, consideran en el Ejecutivo, hay muy poco más que hablar. Tendrían que volver a celebrarse elecciones a la Federación (¡otras!) aunque en esta ocasión solamente a la presidencia. Es decir: no habría que pasar por el proceso de volver a formar toda la Asamblea y serían los mismos que eligieron a Louzán, los que elegirían a su sucesor hasta que se termine el final de la legislatura que, para el gallego, habría durado apenas dos meses.