ENTREVISTA

Gabriel Paulista narra las dificultades familiares en las que creció: "Tenía 12 años y mi hermano, de 20 o 21 y con tres hijos ya, murió en un atraco"

El exfutbolista del Valencia, el menor de cinco hermanos, confiesa cómo su madre se quitaba el desayuno para que yo pudiera entrenar".

Gabriel Paulista, con su actual equipo, Besiktas. /Instagram
Gabriel Paulista, con su actual equipo, Besiktas. Instagram
Cristina Bea

Cristina Bea

"La peor noticia". Así describe Gabriel Paulista el aviso de la muerte de su hermano Rogerio en un atraco en Sao Paulo. Tenía "20 o 21 años y tres hijos ya", relata el exfutbolista del Valencia, que en aquel momento apenas tenía 12 años. Al sufrimiento familiar y a las goteras en la favela en la que vivían en el barrio Jardim Mitsutani se le sumaba el ver cómo su madre "se quitaba el desayuno para que yo pudiera ir a entrenar". Iba en autobús al barrio vecino, hasta el homónimo Esporte Club Eledy, donde Gabriel empezó a jugar, sin medios.

"Teníamos pocos recursos en los campos de fútbol dentro de la favela. No teníamos nada, material para jugar", recuerda el defensa brasileño, al que la misericordia de un amigo de su hermano fallecido le acabó cambiando la vida, a él y a su familia. "Con 17-18 años, era el último año de juveniles, ya era sí o sí. Voy a hacer una prueba y me rechazan. Manda a otra persona a buscarme y dice: 'Vuelve, vas a hacer otra prueba'. La gente decía: 'Es que es imposible, Gabriel no está bien, no podemos dejarlo aquí' y este hombre: 'Bueno, es mi dinero y sí que va a estar y va a jugar', reconoce Gabriel en esta segunda parte de nuestra charla sobre su vida y su carrera. Aquí la primera, por si no tuviste oportunidad de leerla.

Gabi, hablabas de Marcelino como tu padre en el mundo del fútbol, pero me gustaría que habláramos también de tu familia de sangre, porque no has tenido una infancia fácil. Creciste en una favela de Sao Paulo que se inundaba cuando llovía y tu madre se quitaba de comer para darte el dinero tú y que pudieras ir en bus a entrenar…

Sí. Nosotros éramos siete y muchas veces mi madre se quitaba el desayuno para que yo pudiera entrenar. Hemos pasado momentos difíciles, viendo cosas muy complicadas. Crecí en este mundo de ver cosas terribles. Al final, conseguí vencer en la vida, recuperar todo lo que mi madre ha sufrido. Hoy mi madre vive con muchas alegrías, mis hermanos también, toda mi familia y es algo que agradezco mucho a Dios, por darme salud y por poder sacarle una sonrisa a mis padres.

¿Puedes contarnos alguna de esas cosas complicadas que hayas visto, que hayas vivido de pequeño?

Bueno, la más difícil de toda mi vida fue mi hermano. Mi hermano entró por la vida que no debía, porque tenemos dos caminos, el camino malo y el bueno, y mi hermano siguió por el malo. También intentó ser futbolista y no lo consiguió, y se fue por el lado que no era. Cuando entras en este lado sólo hay dos caminos: la cárcel o la muerte. Mi madre sufrió porque mi hermano estuvo un montón de tiempo en la cárcel, y mi madre ahí con él, a visitarlo, pasó momentos muy complicados. Y mi hermano tenía 20 años, ¿eh?

¿Por qué había estado en la cárcel? ¿Qué hizo?

Por un atraco, un robo. Hacía este tipo de cosas y así llegó la noticia, la peor noticia que hemos recibido, la muerte de mi hermano. Yo tenía 12 años y mi hermano 20 o 21, con tres hijos ya, murió en un atraco. La peor noticia que hemos recibido, con tres hijos, el pequeño tenía tres o cuatro meses. Y otras cosas también que hemos pasado y vivido, pero creo que ésta fue la peor. Y mi madre ha sufrido, sufre aún hoy, pero en el momento sufrió un montón.

Gabriel Paulista explica sus orígenes humildes. Relevo

Momentos difíciles ante los que tú creo que le haces una promesa a tu madre, que serás futbolista y algún día viviría mejor. ¿Ahí empieza tu idea de luchar por ser futbolista y mejorar la vida de la familia?

Claro. Hemos vivido todo esto, nosotros vivíamos juntos en la casa y fueron pasando los años, mis hermanos cada uno pudo tener su vida con sus mujeres, construir su vida, y yo soy el menor de la familia, de los hermanos. Yo siempre he estado en casa con mis padres y llega un momento también en que los padres quieren que tú salgas a trabajar y hacer algo, y yo siempre decía: 'Mi primer trabajo será de futbolista, no hay otro más'. Y mi madre: 'No, es que ser futbolista, en la vida donde vivimos en la favela, todo es más difícil, todo más complicado, y no tenemos ninguna persona que te puede ayudar'. Y yo: 'No, no, pero yo voy a conseguirlo'. Y yo siempre lo intentaba. Nosotros teníamos pocos recursos en los campos de fútbol dentro de la favela. No teníamos nada, material para jugar, era mucho más complicado.

"Teníamos pocos recursos en los campos de fútbol dentro de la favela. No teníamos nada, material para jugar"

Y ya con 17-18 años, era el último año de juveniles, ya era sí o sí, y hay un equipo que está cerca de mil casa que se llama Taboa da Serra, que es donde empecé, y ahí juego un torneo. Antes de esto, voy a hacer una prueba en este equipo, porque todos los años juega el torneo de la ciudad de Sao Paulo, que es el más importante de los juveniles. Voy a hacer una prueba y me rechazan, y ahí vuelvo para casa muy triste y de repente aparece una persona que era muy amigo de mi hermano, de la escuela, que estudiaban juntos y tenían muy buena relación los dos. Ahí empiezan las noticias: 'Ha venido Gabriel, hermano de tal' y este hombre dice: '¿Es hermano de Rogerio?' Y dicen: 'Sí'. '¿Dónde vive?' 'Ah, vive en la casa tal'. 'Vale'. Manda a otra persona a buscarme y dice: 'Vuelve, vas a hacer otra prueba'.

Y yo vuelvo, hago la prueba y la gente decía: 'Es que es imposible, Gabriel no está bien, no podemos dejarlo aquí' y este hombre: 'Bueno, es mi dinero y sí que va a estar y va a jugar'. El hombre es el que estaba poniendo dinero… La verdad es que en este momento yo no estaba bien, porque yo venía de una lesión, me había roto el tobillo y llevaba poco tiempo de recuperación, no estaba bien. Y así fue donde todo empezó. Juego el torneo, viene el Vitoria, este equipo donde he jugado cinco años, me ficha. Había jugado tres partidos y me fichó, y ahí empezó toda la historia.

Vaya. Entonces, realmente tú empiezas a jugar al fútbol por caridad, ese hombre se apiadó de ti y la situación de vuestra familia.

Y está conmigo hasta hoy, trabaja conmigo. (Sonríe orgulloso).

¿Ah sí? ¿Trabaja contigo? ¿En calidad de qué?

Bueno, todavía sigue como representante mío. La verdad, yo tengo a Hugo García, porque fue el representante que vino con la oferta de Villarreal, y ahí empieza a trabajar con nosotros. Entonces, este hombre me ayudaba en todo, porque cuando me fui al Vitoria no tenía recursos para donde vivía y él me ayudaba en todo, me daba botas… Me ayudaba en muchas cosas, y cuando viene la oferta del Villarreal, muchas veces esto pasa y los futbolistas dejan a la persona que lo ayudó desde el principio, del inicio, y yo dije: 'Este hombre tiene que seguir'. Y 'sin problema, puede seguir'. Viene la oferta del Villarreal, la oferta del Arsenal y él siempre conmigo. La oferta del Atlético de Madrid, él conmigo; del Valencia, conmigo. Y ahora Besiktas, también conmigo. No lo he dejado nunca.

Por agradecimiento. Aunque ya no tenga una función en realidad, pero es alguien de tu entorno y tu confianza máxima, claro.

Es como mi familia.

¿Cómo se llama?

André.

Cuentas cómo has crecido con escasez de todo tipo de recursos. Así se entiende más que luego en Paterna todos tuvierais que llevar el Skoda que os daba el club por el acuerdo publicitario y tú no hicieras caso y fueras con tu Ferrari rojo… Cuando uno no ha tenido «nada», como para dejar su cochazo, ¿no?

(Se ríe a carcajadas). No puedes dejarlo en casa.

¿Te reñían?

Voro todos los días me decía: 'Tienes que venir con el Skoda' (se ríe), y yo: 'Bueno, déjame disfrutarlo un poco'. Fue también un sueño: verlo, muchas cosas, y querer y no poder, y luego llegas a un nivel en el que tú puedes tener este tipo de cosas que has soñado desde niño y bueno, es momento de disfrutar.

"La fuerza de Dios y la historia de mi familia me dan la fuerza de 'no puedo parar'. He jugado muchos partidos lesionado y es por eso, no puedo darme por vencido"

De disfrutarlas tú y entiendo que tu familia, porque pudiste cumplir aquella promesa que le hiciste a tu madre. Imagino que debe ser una satisfacción muy grande poder ayudar a tu entorno, como André te ayudó a ti, porque has llegado a ser quien eres porque ese hombre te cambió la vida con su oportunidad.

Sí, en la vida claro que hay muchas dificultades, pero hay que aprovechar las oportunidades y luchar, porque yo he tenido solamente una oportunidad y vi que era la última, porque en realidad era la última. En la edad que tenía, el último año de juvenil, no se me podía escapar, tenía que hacer algo. Y él me ha dado la oportunidad, y dentro del campo eres tú, ya no hay gente que te puede ayudar. Tienes que sacar lo que puedes con la fuerza de Dios. Yo creo mucho. Entonces, he podido.

Con la fuerza de Dios, con la historia de mi familia, todo esto me da la fuerza de 'no puedo parar'. Y yo creo que soy un ejemplo de dentro del Valencia, que he jugado muchos partidos lesionado y es por eso, no puedo darme por vencido, hay que luchar hasta el último momento, hasta que no pueda.