La salida de Andrea de Berta del Atlético: Bucero le arrinconó pero todo empezó con Simeone y los nombres que les divorciaron
Las claves de la salida del director deportivo: la llegada del nuevo director general se unió a los fichajes fallidos que no había pedido el Cholo, como Vermeeren, Joao Félix o Marcos Paulo.
Aunque en principio Andrea Berta planificaba su salida del Atlético de Madrid el próximo mes de junio, cuando finaliza su contrato como director deportivo, rol que desempeña desde 2017, su marcha podría acelerarse a este mismo mercado de invierno, no sin antes dejar un último servicio a Simeone: el de traerle un '5' que lleva años pidiendo. Pero el que quiere el Cholo, y no Berta. Y esta es una de las claves por las que la relación entre el argentino y el italiano se ha visto deteriorada en los últimos tiempos.
Antes, nos remontamos a 1972, cuando Andrea Berta nació en Brescia, al norte de Italia. Dedicado a la banca durante años en el BCC di Pompiano, y al fútbol más por afición, le llegó la oportunidad de convertirse en el director deportivo del Parma en 2009, donde permaneció dos años, cuando le fichó el Genoa y logró incorporar a varios futbolistas que dieron un gran rendimiento al club genovés. Fue entonces cuando conoció a Jorge Mendes, el 'superagente' portugués que lo recomendó al Atlético de Madrid. Así, en 2013 a Berta le llegó la oferta para convertirse en director técnico. Tuvo que esperar hasta 2017 para pasar a ser el máximo mandatario deportivo y sustituir así a José Luis Pérez Caminero, quien nunca logró tener una relación con Simeone.
Durante estos años de Berta en los despachos, se han logrado dos Ligas, tres Europa League, tres Supercopas de Europa, una de España, una Copa del Rey y dos finales malditas de Champions. Además, fue el artífice de fichajes como los de Oblak, Giménez, Griezmann, Rodri, Correa, Morata,Marcos Llorente o Lino. De hecho, llegaron a apodarlo El Milagroso y rechazó ofertas del PSG y United.
Conocidos eran sus viajes, sobre todo a Sudamérica, llevando a cabo labores de scouting y reclutamiento. Fue sonado su descubrimiento e ímpetu para fichar a Ángel Correa después de verle debutar con 16 años en San Lorenzo. Aunque Simeone todavía se echa las manos a la cabeza cada vez que se acuerda de Lautaro Martínez. Tenía ya un contrato firmado con el Atleti, Berta como principal valedor. Pero aparecieron otros representantes de por medio que firmaron un acuerdo distinto con el Inter de Milán, y para allá que se marchó el delantero argentino. Tampoco logró el fichaje de Exequiel Palacios, a pesar de sus intentos in situ en Buenos Aires. Simeone no pudo cumplir su deseo con otro de sus argentinos favoritos, ahora en Alemania y seguido muy de cerca por el Real Madrid tras la marcha de Kroos.
Tres nombres clave
Pero volvamos al Atlético porque hay más nombres propios que persiguen a Berta y que han mermado la confianza de Simeone: Marcos Paulo, Joao Félix y Vermeeren. Vayamos por partes.
El primero era la gran promesa del fútbol brasileño. Con 20 años y varios viajes del director deportivo a Brasil, lo firmaba para las siguientes cinco temporadas. Un extremo izquierdo que Simeone no quería y que así ha demostrado. El futbolista se fue rápidamente al Atleti B, y tras varias intentonas en el Mirandés, Sao Paulo o en la segunda división belga, lo devuelven de sus cesiones cansados de algunas actitudes que le hacen estar siempre fuera de forma. Paulo regresó y Simeone tuvo que aceptarlo en sus entrenamientos.
El segundo nombre es el de Joao Félix. Su amigo Mendes firmó el fichaje con Berta de una de las mayores decepciones del Atlético. De sobra es sabido el desencanto de Simeone con el futbolista portugués, al que intentó en varias etapas conectarle con el estilo y ritmo del equipo, pero nunca lo consiguió. El desembolso económico que se realizó llevó a presionar al Cholo para que tuviera más paciencia con él, y sobre todo, más minutos. Su cara lo decía todo.
Y el tercero, y aquí se abre una herida casi incurable entre Berta y Simeone, es el de Vermeeren. El joven belga llegó con 18 años al club atlético en enero del pasado año, previo pago de 22 millones de euros. No era ni el futbolista que había pedido el técnico, ni la posición. Demandaba un '5' puro y, además, que tuviera experiencia en la Liga española para integrarse cuanto antes con la temporada empezada. Vermeeren no contó para el Cholo, apenas un partido de titular, y cayó en el ostracismo durante meses. Actualmente está cedido en el Leipzig.
Alan Varela, el deseado
Antes de la llegada del belga, Simeone había solicitado el intento de fichaje de su compatriota Alan Varela, por entonces en Boca Juniors. No se hizo lo suficiente y el centrocampista argentino recaló en el Oporto por 12M€. Es el nombre que Diego Pablo ha vuelto a poner encima de la mesa para este enero, a sabiendas de que la dificultad y el precio son más elevados que hace apenas unos meses. Además, Berta apuesta más por otros futbolistas para el mediocampo: Samú Costa y Luis Milla. También propone a Hjulmand y Schouten, del Sporting de Lisboa y PSV, respectivamente.
Nombre va, nombre viene, la confianza en Berta ya no es la misma que años atrás. Las relaciones también tienen sus roces por el paso natural del tiempo, como la tiene el propio Simeone con el club. Se va renovando con la llegada de fichajes de alto nivel como los de este verano: Gallagher, Julián Álvarez, Le Normand y Sorloth. Pero estas incorporaciones han sido obra, sobre todo, de Carlos Bucero (excepto la del inglés, puesto que Bucero apostaba por Javi Guerra). He aquí el gran escollo de Berta.
Bucero se convirtió en el director general del Atlético de Madrid el pasado mes de enero. Si bien sus tareas no son las mismas que las del director deportivo, Berta ha visto empañadas sus funciones y relegado su peso y protagonismo en las decisiones que se van tomando. Solapado o no, lo cierto es que Bucero ha tomado las riendas en la gestión deportiva, de fichajes y salidas, junto a su mano derecha, Óscar Mayo. Así que Andrea Berta busca nuevos proyectos a falta de siete meses para que finalice su contrato. Lo mismo sucede con Julio Marco, quien acompaña al italiano. Mientras, Carlos Bucero cuenta con el pleno respaldo de Miguel Ángel Gil Marín, quien cada vez delega más responsabilidades en su director deportivo, alejándose de ser 'el malo de la película' en este ir y venir y tratando de contentar no sólo a Simeone, sino a un club que crece en presupuesto y debe hacerlo en resultados.