SUPERLIGA

Así es Anas Laghrari, el fiel banquero de Florentino Pérez a los mandos de la Superliga: todo empezó con una deuda de ACS

Se conocen desde que era un niño, pero su sintonía empresarial llegó cuando el asesor de origen marroquí le ayudó a reestructurar la deuda tras una operación fallida.

Anas Laghrari, en un desayuno informativo junto a Florentino Pérez. /EFE
Anas Laghrari, en un desayuno informativo junto a Florentino Pérez. EFE
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Florentino Pérez confía en poca gente. Está tan acostumbrado a ser el líder, casi la única opinión que cuenta en la sala, que los que le conocen bien aseguran que le cuesta escuchar a quien tiene enfrente. En el Real Madrid están José Ángel Sánchez, claro, Manolo Redondo, su fiel escudero durante tantísimos años y Juni Calafat, porque a golpe de resultados es la mejor manera de convencerle.

También Anas Laghrari, quizá el más desconocido en un elenco que destaca por evitar los focos. Laghrari es el banquero de Florentino, la persona que está detrás de la Superliga porque, más allá de una idea deportiva, la competición que el Real Madrid lleva tiempo abanderando quiere ser un cambio radical en las finanzas del mundo del fútbol.

Laghrari es fundador de A22, la empresa de la Superliga, pero su relación profesional y personal con Florentino Pérez va más allá. De hecho, forma parte del entorno del presidente blanco desde la cuna porque su padre, un empresario de la construcción en Marruecos, ya fue socio en algunos proyectos de Florentino. El fallecimiento de su progenitor no hizo que la relación se cortase, aunque Laghrari siguió su vida en Francia, su país de residencia durante muchos años.

El banquero de Florentino tuvo una educación de élite, cursó ingeniería en matemáticas financieras en Francia y eso le empujó al ultracompetitivo mundo de los mercados. La ley de la selva, pocas reglas, muchísimo trabajo y también grandes réditos económicos a los que son capaces de sobrevivir. Que no son muchos, y él estuvo entre ellos.

Laghrari se mudó a Madrid y trabajó en Société Générale desde el año 2009. Esa entidad tuvo siempre una posición especial en el entorno de Florentino Pérez. Durante años, el banco francés, dirigido en el país por Donato González, fue el lugar al que con más frecuencia recurría el empresario madrileño para sus operaciones, su banco de cabecera.

Eran tiempos de agitación y ACS estaba metida en una de las grandes operaciones de su historia, una que casi devino en catástrofe para Florentino y que le dejó algunas cicatrices y no pocas enseñanzas: el intento de compra de Iberdrola.

Es la historia de una de las mayores luchas empresariales de la historia de España. Florentino, desde ACS —que en aquel momento contaba también con la eléctrica Unión Fenosa— trató de hacerse con el control de la eléctrica vasca, la mayor empresa nacional por capitalización bursátil. Empezó a comprar acciones, a tomar posiciones, quiso hacerse fuerte en el accionariado y quedarse el control.

No le salió bien, porque Iberdrola resistió —con algún cambió legal de por medio, primero beneficioso para Pérez, en tiempos de Zapatero, después en contra, ya con Rajoy en el gobierno—y también porque de repente llegó la crisis del ladrillo, un momento especialmente delicado para una constructora como ACS. La deuda se disparó, Florentino estuvo cerca de perder el control de su empresa y vio como sus socios históricos, la familia March y los Albertos, se alejaban de su lado. Ahí, cuando todo era más complicado, se intensificó el trabajo de Laghrari pare ofrecer soluciones al presidente del Real Madrid.

El banquero le ayudó a limpiar la deuda, a salir de la manera más digna posible de una operación que no había salido ni remotamente como esperaba. Esa reestructuración fue clave para que ACS superase la zozobra, un tiempo en el que Florentino cambió ciertas ideas sobre su manera de dirigir empresas. Fue clave para que hoy en día ACS siga siendo una de las grandes constructoras del mundo. Aquel fracaso es uno de los motivos por los que el mandatario blanco es tan pulcro en las cuentas del Real Madrid, a diferencia de lo que hacen muchos empresarios, él siempre quiere mantener la deuda contenida. Sabe los problemas que acarrea excederse en ese campo.

El salto a Key Capital

Laghrari salió del banco francés en el año 2013, buscando una nueva ocupación. Apareció en Key Capital, una boutique financiera que asesora a clientes en su relación con los bancos. Aprovechó toda su capacidad para entender los mercados, cómo se mueve el sector financiero, una especie de asesoría para empresas que, con frecuencia, tienen menos información que la propia banca cuando piden financiación, con todos los problemas que eso conlleva. Son especialistas en productos muy complejos, esas operaciones en las que no todo es sumar y restar sino para las que hay que tener un conocimiento profundo de cómo funcionan las cosas.

Ahí ya era alguien importante para Florentino Pérez. Formó parte de las principales operaciones que ha hecho el empresario en todos estos años. Cuando el Madrid buscaba vehículos de inversión, ahí estaba Laghrari. Él formó parte del proceso de selección y negociación de acuerdos tan importantes como los de Providence o Sixth Street, dos operaciones sin las que no se entiende bien la foto fija de las finanzas del Madrid. También recurrió a él Florentino cuando ACS se embarcaba en alguna adquisición relevante, como la de Abertis.

Y, por si eso fuese poco, Key Capital también ha asesorado en algunas de las grandes operaciones del Barcelona en estos tiempos de deuda disparatada y problemas financieros. Aunque a muchos aficionados les vuele la cabeza con algo así, es el propio Pérez el que ha estado preocupado y dispuesto a ayudar al gran rival, que en muchas cosas, también en la Superliga, es también el gran aliado.

Key Capital también fue el núcleo de A22, la empresa que sustenta la Superliga. Es, de hecho, uno de los motivos para pensar que, si algún día el proyecto termina fraguando del todo, no le faltará financiación. Para entender la relación de ambas entidades basta con decir que las oficinas de la asesoría financiera y del proyecto de Superliga están en el mismo edificio de Madrid, en el corazón del Barrio Salamanca.

Laghrari tiene la Superliga casi como un proyecto personal. Él no sólo formó parte del planteamiento financiero del tema, que por supuesto, sino que se batió el cobre en las negociaciones, viajó por el mundo hablando con dueños de los clubes, gente a la que entiende porque, solo hay que ver su currículum, hablan el mismo idioma.

El banquero de Florentino es una persona muy discreta, preferiría que nadie supiese su nombre y su función, aunque entiende que, en el entorno del Real Madrid, esa no suele ser una opción posible. No todo ha sido fácil, la Superliga ha sido una guerra dura y, en no pocas ocasiones, también sucia, y todo eso en ocasiones ha salpicado personalmente a quien es, más allá de Florentino, el cerebro de la competición.