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Adryan, el Endrick de 2014, busca equipo

Adryan Oliveira, con la camiseta del Sion. /Getty
Adryan Oliveira, con la camiseta del Sion. Getty
Matteo Moretto

Matteo Moretto

Tienes 16 años y todo el mundo te considera un fenómeno. Un talento del fútbol mundial, que ya vale 30, 40 o 50 millones, depende dónde lo leas. Con una cláusula muy alta, los grandes de Europa van a buscarte. Eres el futuro y regateas defensa tras defensa y metes goles, ganas trofeos y rompes récords de precocidad. Todo marcha rodado, pero la vida no siempre continúa como se espera.

Hoy, todo el mundo habla de Endrick, el niño prodigio del Palmeiras que el Real Madrid y el PSG desean especialmente. El Endrick de 2014 era Adryan Oliveira Tavares, más conocido como Adryan. Comparado con Zico, número 10, en 2012 aparecía en las listas de las 10 mejores promesas nacidas después de 1991 y compartía escenarios con Ronaldo Nazario en eventos de Nike.

Hizo el viaje a Europa, jugando entre otros en el Cagliari, Leeds, Nantes y Sion suizo, de donde se acaba de liberar tras unos años difíciles. Nunca Flamengo, su club de origen, lo consiguió recomprar.

A los 28 años, Adryan se prepara a fondo en Portugal. Físico, gimnasio, balón... "Nunca he entrenado tanto en mi vida", reconoce a Relevo justo antes de repasar esos días en los que era el centro de atención. En 2013, un ojeador de la Juve viajó a Brasil a conocerle y tantear una posible contratación. "Solo faltaba un paso, estuvimos muy cerca", rememora. El equipo italiano quería verlo en directo en el Sudamericano sub-20. "Tenía unas ganas enormes de causar buena sensación", explica.

Adryan pelea con De Vrij en un Sion-Inter.  Getty
Adryan pelea con De Vrij en un Sion-Inter. Getty

Pero la realidad es que aquella selección brasileña, a la que Adryan pertenecía siendo menor de edad, no funcionó y el campeonato fue un desastre, sin pasar de la fase de grupos. La Juventus dio un paso atrás. 

No fueron los únicos. El Real Madrid de José Mourinho y el United de Alex Ferguson también le tuvieron en el radar. "Ambos me buscaron, es cierto. Pero cuando me enteré de que el Real Madrid me quería, le rogué a mi agente que hiciera todo lo posible por materializar el acuerdo, porque era una oportunidad que no quería perder".

El Flamengo pedía 30 millones de euros y ninguno de los clubes quería asumir el pago de una sola vez. "Hoy sí se pagan esas cantidades por un chico de 16 años con talento y técnica pero que aún no ha demostrado ser un fenómeno. Hoy apuestan, en el pasado no. Por Coutinho, con 16 años el Inter pagó 3,5 millones", explica.

Luxemburgo, Ronaldo, Ronaldinho y Cunha

No sólo la valoración de su precio frenó de primeras su traspaso a Europa. Vanderlei Luxemburgo, ex técnico del Real Madrid entre otros, no quiso darle mucho protagonismo. "Era difícil, hasta Ronaldinho le tenía miedo. Odiaba que le hicieran sombras los jugadores. En un momento dado, el club me escondió y no quiso que me hiciera famoso", declara.

Admirador de Ronaldo ("hablé con él una vez y ¡sabía quién era yo!") con el que a veces ha compartido partidas al Call of Duty, compartió campo con Ronaldinho, con el que aún mantiene contacto. "Jugamos juntos en el Flamengo, él en el final de su carrera y yo, empezando. Me decía que no me preocupara si no tocaba el balón, que él se encargaba. 'Luego cuando lo tengas, haces para lo que nacido, mandarlo a la red', me decía".

Más que contacto, amistad, es lo que mantiene Adryan con Matheus Cunha, delantero del Atlético de Madrid, tras un año compartiendo vestuario en el Sion. "Yo era un ídolo para él, que era un niño y estaba al principio de su carrera. Los primeros seis meses de Matheus en el Sion fueron terribles, no jugó nunca y parecía muy malo", se ríe Adryan, "Con todos esas asistencias que le di luego, es como si lo hubiera vendido yo al Leipzig por 15 millones", bromea.

Adri, sin equipo, siempre ha tenido el fútbol como plan A en su vida después de dejar la escuela con 16 años. "Era un trabajo para mí. Luego en clase los profesores me preguntaban por mi camiseta". Sudor y sacrificio. Tantos sueños rotos y ese salto a un equipo grande que nunca llegó. A los 28 años comienza una nueva vida, en la que ya nadie habla de él, a pesar de las ganas de demostrar aún su talento.