Las luces y sombras de Vettel, el campeón más joven de la F1 que lucha por el medioambiente
Con el adiós de Sebastian Vettel se marcha una de las grandes figuras de las últimas décadas de la F1. Tuvo grandes tardes, pero también algunas para olvidar.
Abrió por primera vez la puerta de la F1 con una cara de niño que pedía permiso para entrar en un club reservado a los grandes pilotos con los que soñó mientras crecía. Su mirada con los colores de BMW Sauber en aquel GP de EE UU de 2007 traslucía sorpresa, incertidumbre y nervios. Pero el color azul intenso de su ojos fue adquiriendo un matiz más firme, más intenso poco a poco. Su primer título en 2010 le convirtió en el piloto más joven en ser campeón del mundo de F1, con tan solo 23 años, cuatro meses y 11 días. Quince años después de irrumpir en el Gran Circo, Sebastian Vettel da un paso atrás, pero su lugar en el Olimpo está más que consolidado.
Los inicios de Vettel fueron los habituales para casi cualquier niño: su padre, un apasionado de las carreras y piloto de subidas, le montó en un kart y ahí comenzó todo. Durante sus primeros años compitiendo en Alemania llegó a conocer al que desde entonces sería su ídolo: Michael Schumacher. Fue en Kerpen, cuando apenas tenía siete años y la gorra de la ceremonia de entrega de premios le quedaba grande, tapándole casi la visión del que se proclamaría campeón del mundo de F1 por primera vez con Benetton aquel mismo año. Ese momento le marcó para siempre. Pese a que Vettel entraría a formar parte del recién creado programa de jóvenes pilotos de Red Bull en 2001, con 14 años, siempre tuvo oídos para los consejos de Schumacher.
Vettel logró ganar la Formula BMW en su segunda temporada (2004) y subirse al podio del legendario GP de Macao un año más tarde (3º), donde otras grandes leyendas de la Fórmula 1 dejaron su huella antes. Todo ello le llevó a completar su primer test con un F1 en el Circuito de Jerez a finales de septiembre de 2005 con BMW Williams. Ahí comenzaron sus destellos, solo unos meses después de haber hecho acto de presencia de manera inesperada en una carrera de la F3 española en Albacete, donde quedó tercero con Racing Engineering y dejó con la boca abierta a Alfonso de Orleans y Borbón, propietario del equipo. Aunque no volvió a ganar ningún título en categorías de formación, BMW Sauber le utilizó como tercer piloto en varias citas de 2006 y en 2007, cuando lideraba la Fórmula Renault 3.5, le llegó la gran oportunidad. El alemán se estrenó en el GP de EE UU de mediados de junio, después del duro accidente de Robert Kubica unos días antes en Canadá. Allí se convirtió en el más joven en puntuar en la historia de la F1 hasta ese momento.
La sucesión de récords e hitos del joven alemán no tuvo límites. De hecho, un año después de debutar en una carrera de F1 logró su primera victoria en un alocado domingo en Monza bajo la lluvia… con un Toro Rosso, un monoplaza que apenas había dado para puntuar en seis de las anteriores 13 citas. Esto le colocó como el más joven en subirse a lo más alto del podio en toda la historia, 21 años, 2 meses y 11 días, superando a Fernando Alonso… hasta que Max Verstappen irrumpiera ocho años después.
Su talento natural, el trabajo hasta altas horas de la madrugada con sus ingenieros y su gusto por los detalles han caracterizado a un piloto muy especial que protagonizó una era de cuatro años de dominio total de Red Bull. Sus duelos con Fernando Alonso, en 2010 y 2012, hasta la última carrera de la temporada han marcado a una generación. Su famosa celebración con el dedo índice hacia arriba hizo crecer la animadversión hacia él, pero su jefe de equipo en 2006 y 2007 llegó a explicar que se debía porque "intentó tomar a fondo Eau Rogue en mojado; tuvo un enorme accidente, su rueda delantera llegó a golpearle el dedo y se lo rompió. Al día siguiente vino con él vendado y una sonrisa en la cara".
Las tardes más oscuras de Vettel en F1
A pesar de que sus números hablan por sí solos (4 títulos, 53 victorias, 57 poles, 122 podios, 38 vueltas rápidas 8 hat-tricks, 4 grand chelem), Vettel también tuvo tardes oscuras, muy oscuras. Algunas de ellas datan de los años que compartió con Mark Webber, un veterano piloto australiano que le llegó a plantar cara en algunas ocasiones. Ambos se vieron involucrados en uno de esos incidentes que ningún equipo quiere protagonizar en Turquía 2010. Entonces, Vettel quiso adelantar a Webber a 19 vueltas del final y ambos se tocaron, pero el alemán fue el único que se quedó fuera de juego. Instantes después gesticuló tras bajarse del coche haciendo círculos con su dedo índice alrededor de su frente mientras miraba pasar al monoplaza del australiano.
Ambos protagonizaron también el famoso 'Multi 21' en Malasia 2013, donde Red Bull pidió al alemán que cumpliese con la estrategia de equipo planteada antes de la carrera y este se la saltó para superar a su compañero y llevarse la victoria. El motivo detrás de aquella rebelión, según Christian Horner, jefe de equipo de Red Bull, estuvo en la defensa férrea de Webber al alemán en la salida de la última carrera de 2012 en Brasil, instantes antes de que Vettel trompease delante de toda la parrilla y se viese obligado a completar una remontada al filo de la navaja para llevarse su tercer Mundial ante Alonso.
"Llegó a nosotros como un chico joven con un aparato bucal y un corte de pelo divertido. Y simplemente creció en ese tiempo como junior de Red Bull. Tiene una personalidad tan entrañable, se presentaba con chocolates para la recepcionista y las secretarias y se hacía querer por todo el mundo, tenía la capacidad de imitar e imitar tantos acentos diferentes, desde jergas hasta Nigel Mansell. Así que, simplemente es un personaje brillante. Y un piloto aún más brillante. Lo que logramos juntos, los cuatro mundiales consecutivos, la forma en que afrontó la carrera final aquí, en 2010, y en Brasil, 2012, fue fenomenal. Son unos recuerdos fenomenales. Obviamente, el último par de años han sido más difíciles para él, pero no debería disminuir nada de lo que ha hecho y logrado como uno de los mejores pilotos de la historia de la Fórmula 1", asegura Christian Horner, quien fuera su jefe de equipo de 2009 a 2014, sobre él.
Pero quizás los episodios más oscuros de Vettel en Fórmula 1 datan de sus años en Ferrari. El alemán alcanzó grandes dosis de frustración en el equipo italiano ante la imposibilidad de llegar a competir por el título con la máquina rossa y esto le llevó al límite. Prueba de ello fueron sus airadas quejas contra Charlie Whiting, director de carrera, durante el GP de México 2016, al que llegó a mandar "a la mierda" durante su batalla con Max Verstappen por el último cajón del podio. Pero fue en la temporada 2019 cuando sus dos episodios más polémicos tuvieron lugar.
El primero fue en el GP de Azerbaiyán, en las calles de Bakú. Allí, el alemán se vio sorprendido por una frenada repentina Hamilton antes de la resalida tras el Safety Car e impactó con la parte trasera del Mercedes. Ni corto ni perezoso se puso a su altura e impactó lateralmente contra su rival. Esto le valió 10 segundos de Stop&Go, la sanción más dura en pista antes de la bandera negra (exclusión) y, después de disculparse públicamente, también tuvo que realizar jornadas de concienciación para jóvenes pilotos tras comparecer ante la FIA.
Otra de las situaciones más rocambolescas llegó en el GP de Canadá un mes más tarde, cuando cruzó la meta primero, pero se le sancionó con 5 segundos por haberse reincorporado de manera peligrosa justo delante de Lewis Hamilton. El alemán llegó al parque cerrado y con un visible enfado cambió el cartel de primera posición de delante del Mercedes de su rival para ponerlo donde estaba su Ferrari. Sin duda alguna, la tensión de intentar llevar a los de Maranello hacia su primer título desde aquel de Constructores en 2008, puso a Vettel en situaciones límite.
La cara más 'verde' de Vettel
Pero alemán también ha mostrado en los últimos años, principalmente después de la pandemia y su salida de Maranello rumbo a Aston Martin, una cara solidaria muy especial. Así, ha sido habitual verle con camisetas con diferentes mensajes reivindicativos, ya fuera a favor del colectivo LGBTQ+ en Hungría con los colores del arcoiris, o de las abejas y su relevancia en el medioambiente. Esto también le ha valido críticas de diversos sectores, entre los que estuvo el gobierno de Canadá, que le acusaron de "hipócrita" por correr con los colores de Aramco, la petrolera más importante de Arabia Saudí. En las últimas semanas previas a su última carrera en F1, anunció que venderá una serie limitada de ejemplares de estas prendas para recaudar fondos para diferentes ONG. "Me di cuenta de que llevando una simple camiseta con un mensaje puedo promocionar el debate sobre problemas que importan. Si todo el mundo hace algo e intentamos concienciar a nuestro círculo de amigos y conocidos, entonces podemos marcar la diferencia", comentó el tetracampeón del mundo.
Horner también da una buena muestra de la personalidad del alemán: "Tengo muchos recuerdos fuera de la pista con él. Solía pasar bastante tiempo, venía y se quedaba en casa. Vivo en el campo en una granja y los corderos estaban pariendo en un cobertizo y él quería participar. Recuerdo que el granjero local tuvo a Sebastian ayudando a sacar un par de corderos. Y no tenía ni idea de quién era, de qué hacía este tipo, cuatro veces campeón del mundo, en un cobertizo de ovejas. Recuerdo también que se llevó un par de burros -tenemos un par de burros pequeños- a dar un paseo, y estaba caminando por el pueblo y alguien casi se salió de la carretera pensando "¿es ese Sebastian Vettel con el burro de Shrek? " Simplemente es un tipo encantador. Todos le echaremos de menos en la Fórmula 1".
Su adiós a la F1 lleva detrás las ganas de vivir fuera de los horarios y compromisos exigentes del paddock, de ver crecer a sus hijos y de pasar más tiempo en familia con su mujer, Hannah, a quien conoce desde el colegio. Vettel tiene claro que es alguien más allá del campeón del mundo más joven de la historia de la F1, del piloto que puso a Red Bull en el firmamento de la categoría y del rival que arrebató a la afición española la alegría de celebrar el tercer Mundial de Alonso, y quién sabe si el cuarto.
"Lo veo como una oportunidad de aprender mucho de mí mismo y de ponerme exactamente en esa posición en la que no he estado antes y en la que no me siento cómodo. Estoy deseando aprender de mí mismo, pasar más tiempo con mis hijos y mi familia, aprender junto a ellos, lo que obviamente será un reto diferente para mí y un ritmo diferente", ha dicho estos días.
Sus rivales, entre ellos Lewis Hamilton y Fernando Alonso, dudan de que el alemán haya colgado el casco para siempre. De hecho, en el Gran Premio de Abu Dhabi ya le han lanzado indirectas y directas sobre que le volverán a ver pronto. Vettel no lo tiene claro, pero cuando has pasado toda una vida compitiendo al máximo nivel, por tu sangre nunca deja de fluir la competición y el deseo de seguir demostrando tu talento. Digamos, entonces, que esto es un 'hasta la vista, Seb'.