FÓRMULA 1

Todo lo que pierde México (y la Fórmula 1) tras el adiós del "popstar" Checo Pérez: "Revivió nuestro periodismo deportivo"

La salida del piloto mexicano deja "huérfano" a un país y varios frentes sin resolver en torno al futuro de la competición, de Red Bull... y de todo un sector profesional.

Checo Pérez, en una de sus últimas carreras con Red Bull. /AFP
Checo Pérez, en una de sus últimas carreras con Red Bull. AFP
Daniel Knecht Escobar

Daniel Knecht Escobar

Sergio 'Checo' Pérez (Guadalajara México, 1990)ya es historia de la Fórmula 1. El piloto mexicano de 34 años puso fin a su carrera en el Gran Circo el pasado miércoles, cuando Red Bull anunció un acuerdo para la rescisión de un contrato que a mitad de la temporada 2024 fue ampliado pero que los malos resultados cosechados han terminado por romper en mil pedazos. De manera forzosa, con varias horas de desentendimiento y sin tener claro que este sea un 'adiós' o un 'hasta pronto', Checo ya le ha puesto el primer punto a su carrera.

Pilotaba desde 2011, cuando Sauber quedó prendado de su talento. Han sido 13 años que, por lo general y sin temor a equivocarse, podrían considerarse como exitosos. Se pueden contar con apenas dos manos los pilotos mexicanos que han llegado a la élite del automovilismo, y menos dedos hacen falta para enumerar a los que adquirieron una gran relevancia en la competición. Con un saldo de seis victorias, 39 podios, 1.638 puntos y cerca de un centenar de Grandes Premios disputados para una escudería tan dominante como Red Bull Racing, Pérez entra en dicha ecuación.

El resumen avala su trayectoria, aunque los últimos meses mancharon una historia cuyas últimas líneas fueron más propias de una tragedia. Al otro lado del charco, aquellos a los que pregunta Relevo coinciden en que el adiós de Checo era algo que "se presentía desde hace tiempo" (sí lo consideran "justo"). Incluso en México, su casa, veían venir de frente el crudo destino que le deparaba al guadalajarense. "Desde las dos últimas carreras parecía evidente que lo iban a cortar (el contrato)", le comenta a este medio Eduardo Olmos, periodista del Grupo Imagen. "Todos presentimos que pasaría, por los resultados, las indirectas de Christian Horner… De hecho, desde México".

En el Autódromo de los Hermanos Rodríguez, allá por el mes de octubre, comenzó la verdadera cuenta atrás. Eliminado en la primera ronda de clasificación y último en cruzar la línea de meta (salvo Fernando Alonso, Alex Albon y Yuki Tsunoda, que no terminaron la carrera), su crédito se agotó ante su afición. "Estaba destrozado, como un niño que sabía que su padre lo iba a regañar", observó Diego Mancera, periodista de El País.

El peso de tantas pobres actuaciones como la de Ciudad de México terminó por reducir sus posibilidades de permanecer en el equipo a prácticamente cero, y aunque los precedentes indican que nunca se es demasiado mayor para regresar ("nunca se sabe cuándo todo puede saltar por los aires", es la frase que más le repiten a este medio y la que mejor define a laFórmula 1), Checo ya mira al futuro con varias opciones en su cabeza. No ha tardado en ser vinculado al mundial de resistencia (WEC) ni a un año 2026 en el que se abren nuevas ventanas (Audi y Cadillac, el undécimo equipo). Por lo pronto, muchos tendrán que aprender a vivir sin Checo Pérez.

México se queda sin su «popstar»

Quien más notará su ausencia es todo un país. De algún modo, México queda "huérfano", como Diego Mancera define en su crónica post-despido y le amplía a Relevo. "Cuando Sergio llegó a Red Bull fue todo un 'boom'", recuerda. "Antes ya se le conocía, estando en Racing Point en tiempos de pandemia ya era seguido, pero cuando lo ficha un equipo como Red Bull pasó a ser una especie de 'popstar'". México, que no cuenta con potencias deportivas en las disciplinas más populares (véanse el fútbol o el baloncesto, sí en cambio en el boxeo), se obcecó con la carrera de un piloto que en 2021 desembarcó en el equipo más puntero de la parrilla. A pesar de jugar a la sombra de un intocable Max Verstappen, Pérez se convirtió en su perfecto escudero (tantas veces avalado por el neerlandés) y reavivó la pasión automovilística en el país latinoamericano: "El estado de ánimo de la gente cambiaba dependiendo si Checo le iba bien o no. Hasta los restaurantes abrían antes para verle correr. Pierde un fenómeno parecido al de una estrella del rock".

Además, no solo revivió un deporte que "no se había seguido en muchos años", como refrende Olmos, sino también la producción periodística en torno al mismo en el territorio. "Ha estado copando titulares de programas de todo tipo, no solo deportivos", asegura sobre la dimensión mediática que ha tomado el piloto en el último lustro. Mancera se atreve a resumir el impacto de Checo como prácticamente un milagro: "El 'boom' de cuando llegó a Red Bull fue tremendo, nos leía gente inexperta. Revivió nuestro periodismo deportivo. Ahora la gente no va a querer saber cómo fue el GP de China, por ejemplo, si ya no está su piloto".

De hecho, puede ser el fin de una era para la televisión mexicana, que aunque sigue teniendo en Fernando Alonso un ídolo y siempre se ha caracterizado por mostrar su afinidad a la escudería Ferrari, no tiene tan clara la rentabilidad de las retransmisiones. "Fox Sports (encargada de brindar cada Gran Premio en vivo) no tiene claro si seguirá retransmitiendo la F1", desvela Olmos. La marcha de Pérez se junta con la de Franco Colapinto, la gran irrupción del año, y la llegada de Gabriel Bortoletto a Sauber no parece argumento suficiente para que las cadenas televisivas ofrezcan alternativas a 'F1TV' en al región.

Igualmente, a toro pasado, nace la autocrítica en las redacciones de los periódicos. Irma Caballero, habitual en las columnas de Código Queretaro, valora que una parte de la salida reside en la guerra prácticamente unilateral que se ha librado en la prensa. Mientras numerosas tiradas británicas, alemanas y holandesas, principalmente, recogían los constantes 'palos' de Horner, Helmut Marko y demás personalidades reconocidas en el mundillo espetaban contra Checo, en México nunca se trabajó en un contraataque: "A la prensa mexicana le ha hecho falta hacer contrapeso".

Ahora, ¿qué será del Gran Premio de México?

El país ya ha perdido un foco mediático, aunque todavía le quedan batallas por librar. 2025 es la fecha límite de México en el calendario de la Fórmula 1 (eso dice su contrato), y con Madrid confirmada para el siguiente año, Ruanda postulándose como candidata y los pilotos cerrándose en banda a aumentar a 24 los viajes a realizar en una misma campaña, las opciones de renovar la firma caen en picado sin Checo.

Las conversaciones para ampliar la unión, en realidad, llevan avanzadas desde hace un tiempo, aunque sigue siendo un tema "delicado", según Mancera. Alejandro Soberón (organizador del evento) explicó que la fórmula para la continuidad del Autódromo en los planes de la competición será la de "buscar nuevos ídolos", algo que ya ocurre en otros países sin representación como Azerbaiyán, Baréin, Catar, Arabia Saudí, Austria... o Estados Unidos, que cuenta hasta con tres citas. Sin embargo, en este último caso Checo también tenía algo que ver. "La 'checomanía' no solo está en México, se extiende a EE.UU.", recuerda Mancera, aunque la marcha de dos recientes incorporaciones como Miami (con vinculación hasta 2031) y Las Vegas (firmada hasta 2025) parece improbable, así como la de Austin (2026), todo un clásico.

Por lo pronto, 2025 no caerá en saco roto. Ya hay 'sold out' para una cita que no tendrá lugar hasta el fin de semana entre el 24 y el 26 de octubre. Eso no asegura un ambiente rebosante ni cálido (Mancera rememora la edición de 2023, cuando tras el accidente entre Checo y Charles Leclerc, muchos "abandonaron la tribuna y se fueron a comer y beber"), aunque hay un colchón económico que se anticipa al desastre para la organización.

Red Bull y Verstappen no salen indemnes

Aunque parezca mentira, Red Bull también sale perdiendo. Probablemente, los pobres datos de Checo, que ha sido octavo en el mundial, le han costado un puesto en la clasificación de constructores a la marca de bebidas energéticas. Sin embargo, Liam Lawson es un terreno completamente desconocido para un equipo que tiene como precedentes a Pierre Gasly y Alex Albon como casos de fracaso que aguantaron pocos telediarios a los mandos de un bólido rápido pero que pone mucha presión sobre los hombros del piloto. Irma Caballero reflexiona sobre ello y llega a la conclusión de que Pérez "soportó mejor" esa presión que ellos. Por algo duró cuatro años como acompañante del heptacampeón.

El propio Verstappen también piensa ya en cómo lidiar con un compañero que tiene todo por ganar en la Fórmula 1. Lawson ya ha mostrado que no se anda con chiquitas, ni siquiera con veneradas leyendas como Fernando Alonso. Pero lo más preocupante para Red Bull es el impacto monetario.

Los austriacos han pasado de ser campeones a ser terceros, lo que significa que el premio por objetivos deportivos se ha reducido considerablemente. Y el cambio de piloto, para bien o para mal, siempre conlleva un ingreso por publicidad distinto. Al fin y al cabo, cada uno se busca su propio pan. En este caso, "salen perdiendo claramente", asegura Mancera. Si algo bueno tenía Checo era que bajo su brazo portaba una importante cantidad de fieles marcas que ponían su patrimonio como aval. La más importante de ellas es la familia Slim, su mecenas desde las categorías inferiores y que, lógicamente, se desvinculará de toda acción con Red Bull. También Nestlé, inseparable amiga del mexicano a lo largo de estos últimos años.

El séquito de firmas de Checo era uno de los mayores de la parrilla. Disney+ (que le dedicó un documental), Mobil, Claro, Jalisco o Telcel son solo algunas de las muchas marcas que respaldaban la carrera de Checo Pérez en Red Bull. Aunque algunos de estos apoyos tienen letra pequeña y no son íntegramente parte de la imagen del piloto, sino que sus acuerdos están firmados con la escudería. Es decir, Red Bull no perderá automáticamente todos los patrocinadores que atrajo gracias a Pérez (sí varios de ellos, como Nestlé), aunque su vinculación queda pendiente de que el equipo o la marca quieran seguir colaborando entre sí.