F1 | GP AZERBAIYÁN

Lando Norris no sabe qué hacer con las llaves que McLaren le ha entregado

El británico dio la campanada quedándose en la Q1 (17º) con el mejor coche, lo que condiciona su domingo.

Lando Norris, en el paddock de Bakú. /REUTERS
Lando Norris, en el paddock de Bakú. REUTERS
Daniel Knecht Escobar

Daniel Knecht Escobar

La amabilidad de Budapest, la inocencia de Monza... y ahora, el despropósito de Bakú. Son demasiados los errores que dejan a Lando Norris a 62 puntos del líder Max Verstappen en el Mundial de pilotos, y no menos. El británico goza desde hace ya varios meses del mejor monoplaza de la parrilla, de hecho, ya ha firmado cuatro poles esta temporada. Sin embargo, solo ha ganado dos veces, y en varias ocasiones no ha rentabilizado su ventaja en el ritmo acompañándola de una buena gestión estratégica y emocional de las carreras.

Aún así, esta semana pasó lo que debería haber ocurrido semanas atrás. McLaren le concedió poderes a Lando. Buscan, según las palabras del propio jefe del equipo Andrea Stella, "ambos dos campeonatos", y consideran que es el británico el que más capacitado está para ayudar a levantarlos, por la distancia numérica con la cabeza del Mundial. En Italia vivieron otro episodio incómodo: Oscar Piastri atacó, Norris no le cerró la puerta, y en vez de mantener el 1-2 del que partían el australiano tomó el liderato y Norris cayó al tercer lugar, donde terminó. Y llegados a este punto, era evidente que hacía falta establecer una jerarquía: Lando primero y Oscar, segundo. 

Nada más reunirse y dar la orden, el primer acto de Norris como 'primer piloto' de McLaren ha sido resbalar en la decimosexta curva de Bakú y, por tanto, ver su última vuelta lanzada enormemente afectada. En este asunto cabe romper una lanza a su favor, no todo fue culpa del inglés. En el garaje papaya decidieron montar neumáticos usados, para preservar las gomas nuevas para rondas más decisivas, pensando que serían suficiente. Error. Cierto es que Piastri avanzó tercero (la pista mejoraba con el paso de los segundos) y que Norris se quedó a solo una décima de bajar a Fernando Alonso de la ecuación y seguir, pero era un riesgo enorme que acabó con las graves consecuencias que iban implícitas en la decisión.

Por tanto, el inglés tendrá que realizar un ejercicio heroico para, por lo menos, salvar los muebles y puntuar. En Bakú, desde el 17º lugar, difícil. Y ni él sabe cómo hacerlo: "Diseñaremos un buen plan de cara a mañana, pero no sé qué esperar". Su cara era un poema atendiendo a los medios. "¿Plan para mañana? No tengo ni idea, intentar adelantar", sentenciaba. Comentaba algo cierto también, y es que una bandera amarilla en el tercer sector le impidió cerrar una vuelta que posiblemente le habría hecho esquivar el desastre. Sin embargo, nada hubiese pasado si, como el resto de equipos, McLaren y Norris no se hubiesen salido del A-B-C de la Q1: salir, volar y asegurarse un sitio antes de volver al garaje a esperar la Q2.

El invento salió mal y ahora el contendiente al Mundial saldrá a pista a verlas venir, sin un plan para aprovechar las llaves que su equipo le ha dado para que luche por el título. Su equipo solo puede consultar a la FIA el por qué de dicha situación. "No era necesaria (la bandera amarilla). Solo había un coche más lento", argumentó Stella a los medios. Contento con que Piastri sí haya hecho los deberes, el italiano ve cómo las fechas van tachándose, van quedando cada vez menos carreras y, salvo milagro, en Azerbaiyán no recortarán demasiados puntos. En ninguno de los dos campeonatos que pretenden ganar. E incluso habiendo cambiado sus propias reglas.