La espina clavada de la primera victoria de Fernando Alonso en la F1
El primer triunfo de un español en la Fórmula 1, algo que siempre pareció imposible, cumple los dos decenios de historia.
Zandvoort (Países Bajos).- La tarde de aquel 24 de agosto de 2003 es de esas en las que te preguntas dónde estabas y qué andabas haciendo. Algunos la recordarán como si fuese ayer; otros, sufrirán un poco más para darle a rebobinar a la cinta de su vida. Ese día, en las afueras de Budapest, Fernando Alonso Díaz hizo historia. Con todo el peso que esta frase, tan manida en ocasiones, implica. Se convirtió en el primer español en ganar una carrera de F1 y en el piloto más joven en lograrlo hasta ese momento. 20 años después, hay una anécdota de los momentos posteriores que no deja de sorprender.
Alonso llegó al GP de Hungría, 13ª cita de su segunda temporada en F1, tras haber logrado sus tres primeros podios y su primera pole position (el más joven en conseguir ambas cosas, hasta el momento, con 21 años, siete meses y 23 días en Malasia). El revirado circuito húngaro se adaptaba a las características técnicas del Renault R23B, pero las expectativas hablaban de podio, no de victoria. Aun así, Alonso se hizo con su segunda pole el sábado por más de dos décimas, tras optar por salir menos cargado de gasolina de cara a la carrera (entonces aún se permitían los repostajes y se clasificaba con la carga de combustible para la salida). Y el domingo... el domingo sencillamente disfrutó de un día mágico.
Arrancó en cabeza desde la primera curva y puso tierra de por medio con su más inmediato perseguidor, Mark Webber (Jaguar) haciendo de tapón para el resto de sus rivales. Kimi Raikkonen (McLaren) llegó a ponerse al frente en la vuelta 14, cuando el asturiano paró por primera vez en boxes, de las tres detenciones que completó aquel día. Pero el ritmo de Alonso fue sencillamente imparable. A partir de ahí, una carrera de matrícula de honor en la que llegó a doblar, a 10 giros del final, a todo un Michael Schumacher, pentacampeón del mundo en ese momento y que se coronaría por sexta vez a finales de aquel año.
El joven español se convirtió en el ganador más joven de la historia hasta el momento, batiendo un récord que databa de los tiempos pretéritos de Bruce McLaren (1959), o 1952 (Troy Ruttman) si tenemos en cuenta a los pilotos que solo corrían las 500 millas de Indianápolis en aquellas décadas que puntuaron para el Mundial de F1. 22 años y 26 días.
"La victoria para mí es un sueño hecho realidad. Y ya sabes, tengo 22 años y ya tengo mi primera victoria en el bolsillo y espero tener una larga carrera aquí en F1 con más victorias", fueron las primeras palabras de Alonso en una rueda de prensa en la que se le veía con cara de no ser consciente de lo que acaba de lograr.
"Lo he dicho muchas veces este año, pero este es el mejor día de mi vida. El coche fue perfecto, así como la estrategia, y conseguí hacer una carrera consistente. Tuvimos algunos problemas el viernes, pero el equipo trabajó duro para solucionarlos. Personalmente, quiero dar las gracias a todo el equipo aquí en la pista, pero también en las fábricas de Francia e Inglaterra. Estoy orgulloso de correr para Renault, ganar esta carrera para ellos y convertirme en el primer piloto de mi país que gana un Gran Premio es realmente fantástico".
20 años después, a la pregunta de Relevo, el bicampeón del mundo de F1 y campeón del mundo de resistencia, desvela que no llegó a celebrar como cualquiera podría esperar aquel primer triunfo, el primero de los 32 que atesora actualmente.
"No recuerdo mucho de aquella tarde. Solo sé que fuimos a Polonia para un evento justo después de la carrera , lo que fue bastante doloroso. Era mi primera victoria en un gran premio y no no pudimos celebrar nada. Ni siquiera en el pitlane, hacernos fotos con los mecánicos, ni nada de eso. Simplemente corrimos al aeropuerto", asegura.
"En ese momento no pensaba, después de esa carrera, que 20 años después seguiría compitiendo y estaría aquí en este paddock. Pero así es. Me sigue encantando lo que hago y estoy muy contento de estar sentado aquí".
La confesión de Alonso coincide con las palabras que esta misma semana pronunció en el podcast High Performance, donde reconoció que si algo cambiaría de su carrera deportiva sería la falta de disfrute en algunas situaciones únicas para cualquier deportista.
"Lo que lamento sin duda es no haber disfrutado más. Mi tiempo, mi carrera, sé que está llegando a su fin, y se aproxima una nueva vida, dentro de unos años. Cuando recuerde mi carrera, veré muchas cosas buenas, buenas amistades y experiencias increíbles, pero debería haberlas disfrutado más", apuntó el bicampeón del mundo de F1.
"Si tuviera la oportunidad de vivir exactamente mi vida una vez más, quizás no cambiaría nada de mi equipo, mis elecciones o el título con Ferrari o lo que sea, simplemente viviría todos esos momentos un poco más e intentaría tener más recuerdos. Gané el campeonato en Brasil en 2005 y 2006, y apenas recuerdo nada de aquellas tardes y noches, lo cual es triste. Así que este es el tipo de cosas que cambiaría".
El recuerdo de De la Rosa: «¡Qué cabrón, pero qué bueno es!»
Pedro Martínez de la Rosa era uno de los dos pilotos españoles de la generación anterior (junto con Marc Gené) que había logrado abrirse un hueco en la F1. En aquel 2003 era probador de McLaren, pero no piloto reserva. El actual embajador de Aston Martin recuerda en conversación con Relevo que vio la carrera desde Mallorca y cuál fue su primer pensamiento cuando vio a Alonso cruzar la bandera a cuadro.
"Me acuerdo perfectamente. Estaba en Mallorca, lo estaba viendo por la tele porque en ese momento yo era piloto de pruebas de McLaren. Lo recuerdo como una ilusión tremenda, porque aunque no era mi equipo, era un español. Fue un momento histórico en el que Fernando ayudó a popularizar la F1, a que todo el mundo hablase de ella y le interesase. Y sobre todo fue un mensaje al mundo de que un español también podía ganar en F1, que no era un coto cerrado a otras nacionalidades. Fue un cambio de tendencia muy importante", dice.
"Lo primero que pensé fue '¡Qué cabrón!', porque me hubiese gustado ser yo el primero (risas). Pero fue fantástico... 'Qué cabrón, pero qué bueno es y qué importante es lo que ha conseguido', eso fue lo que pensé".
Carlos Miquel, periodista de la cadena COPE que lleva más de 20 años cubriendo la F1, también recuerda con especial cariño aquella jornada. "Fernando nos había dicho que como mucho podría aspirar al podio ese día, pero el ritmo que impuso en su primer relevo fue imparable. Recuerdo que al acabar la carrera me abracé con su padre, José Luis, en el paddock. No nos lo podíamos creer. Fue un momento muy emocionante, histórico e irrepetible. Pero cuando acabó la rueda de prensa y mientras estaba hablando con nosotros, le vinieron a recoger del equipo porque tenía un evento en Varsovia esa misma noche. En aquel entonces, acudía a muchos más eventos y que lo tuvieran programado demuestra lo poco que pensaban ese fin de semana en la victoria", rememora en conversación con Relevo.
"Le dijimos que algo tan especial había que celebrarlo, aunque fuera otro día en Oviedo. A la carrera siguiente, en Monza, acabó octavo, porque el coche sufría en circuitos de potencia, y me dijo 'Ves como no había que celebrar tanto. Estamos donde estamos".