FÓRMULA 1 / INDYCAR

Cómo llegar a la élite del automovilismo por una ruta alternativa: ¿quién es Álex Palou, bicampeón de Indycar?

El joven catalán, de origen humilde, ya sabe lo que es ser dos veces campeón de Indycar, un imposible para españoles, y estar entre los mejores pilotos del mundo.

Álex Palou, tras ganar su segundo título en la Indycar 2023. /Penske Entertainment: Joe Skibinski
Álex Palou, tras ganar su segundo título en la Indycar 2023. Penske Entertainment: Joe Skibinski
Sergio Lillo

Sergio Lillo

Tener el valor de salirte de la autovía y adentrarte en una carretera secundaria, sin asfaltar y con curvas y revueltas cada pocos metros es algo que pocos se atreven a demostrar en un mundo elitista como el del automovilismo. Pero Álex Palou Montalbo (Sant Antoni de Vilamajor, Barcelona, 1997) lo tuvo y no una, sino varias veces. De familia humilde y padres muy jóvenes, ha logrado ser una estrella en Japón, primero, y en EE UU, después. Su título en Indycar 2021, inédito para el motor español, le puso en el firmamento, en la edición 107 de las 500 millas de Indianápolis logró la pole position y este 2023 se ha vuelto a proclamar campeón de la categoría estadounidense de manera brillante. Hitos imposibles para los españoles hasta el momento. Pero el camino hasta allí no fue en línea recta.

Su infancia, en un pueblo de 6000 habitantes en el Vallés Oriental (Barcelona), rápidamente tuvo cuatro ruedas y un volante como protagonista. Aunque el pequeño Álex tuvo que esperar algo más de lo que habría querido, porque no era lo suficientemente alto como para conducir un kart. Pero cuando su padre, Ramón, y su madre, Sandra, decidieron hacer una hucha con toda la familia para regalare uno con cinco años y adaptarlo a su tamaño, ya no hubo quien lo sacara de la pista del karting Cardedeu, a escasos 8 km de su casa.

El esfuerzo familiar para que Álex empezara a competir en karting fue grande y así lo recuerda su padre en el Informe+ Las 500 millas de Álex Palou: "Ser padre con 18 años es algo para lo que no estás preparado. No estás listo para enseñarle a un niño todo lo que necesita, pero al mismo tiempo eso ha hecho que entre Álex y yo no haya una generación de diferencia. Todo el dinero que no fuera indispensable, lo metimos en el karting".

Palou llegó a ser campeón de España de karting en varias ocasiones y categorías, la última de ellas, en 2013, en KZ2, tras militar en las estructuras de Mariano Molina o Genís Marcó, entre otros. Ese mismo año fue elegido como la mejor joven promesa del automovilismo español, lo que le dio 30.000 euros de la Beca Santander y le permitió pasar tres días en Fiorano con la Ferrari Driver Academy, la academia de jóvenes pilotos de la Scuderia. Desde ese momento estuvo bajo el paraguas de Adrián Campos, descubridor de otros grandes talentos como Fernando Alonso, bicampeón del mundo de F1, o Antonio García, tres veces ganador de las 24h de Le Mans y cinco veces campeón de resistencia en EE UU.

El inicio del camino hacia lo más alto

Su debut en monoplazas llegaría en 2014 en el Euroformula Open, donde demostró su talento a las primeras de cambio y logró su primera victoria en el mítico trazado de Nürburgring en mayo de ese año. El tercer puesto en la general del campeonato y la apuesta personal de Campos le dio un asiento en el equipo del ex piloto español en la GP3, el tercer peldaño de acceso a la F1. Allí volvió a demostrar de qué pasta está hecho al ganar la última carrera del año y acabar 10º la temporada. Pero en 2016 no pudo dar un paso hacia delante y su segunda campaña en la categoría le puso contra las cuerdas.

Álex Palou, en una foto de archivo de 2015.  GP3 Series
Álex Palou, en una foto de archivo de 2015. GP3 Series

"Llegué a pensar que en ese momento se había acabado mi carrera deportiva en monoplazas. Pero recibí una llamada para hacer un test en Japón. Tenía que intentarlo", recuerda el piloto catalán de 25 años. Ahí llegó el primer match ball (bola de partido), como asegura su padre. Se jugó su siguiente temporada en un test, lo apostó todo a una y ganó. Su camino hacia la cima tomó un desvío inesperado y amenazó con obligarle a perseguir otros sueños de menor ambición.

Aventura japonesa

Pero su viaje al país del sol naciente fue una auténtica aventura y una lección de vida. Allí pasó un primer año compitiendo en la F3 japonesa contra pilotos que estaban acostumbrados a rodar en circuitos completamente desconocidos para él. Le tocó vivir solo, sin su familia, en un país y con unas costumbres muy distintas. Pero su carácter afable y divertido le permitió ganarse el corazón de los japoneses.

Aunque lo intentó de nuevo en Europa en 2018 en la F3 europea, volvió a poner rumbo a Japón para disputar la Super Formula, la F1 del país asiático, y contra los mejores pilotos de allí. Una vez más, y con el público entregado a ese chaval sonriente que se transformaba en un titán en pista, volvió a luchar por el título hasta la última carrera. Pero Palou empezó a mirar más allá y se empeñó en hacer un test en Estados Unidos. Convence al equipo con el que competía en Japón y a su motorista, Honda, también presente en la Indycar, para rodar en Mid-Ohio por primera vez. Segundo match ball. Y allí deja a todos con la boca abierta, batiendo incluso a pilotos habituales de la categoría estadounidense.

"Vi su mirada y su deseo y supe que tenía las condiciones para ser campeón"

Chip Ganassi Jefe de equipo de Ganassi Racing

El desembarco en Estados Unidos y su mejor versión

El siguiente paso estaba claro y en 2020 se estrena al otro lado del Atlántico con el modesto equipo Dale Coyne Racing y con apoyo japonés a sus espaldas. En la tercera carrera de su vida en EE UU logró subirse al podio, lo que atrajo las miradas de todos los aficionados y jefes de equipo. Pero su movimiento más osado llegó entre bambalinas, durante sus primeras 500 millas de Indianápolis, la carrera de las carreras en el país norteamericano. Aunque le costó acercarse a él varios días, finalmente cruzó unas pocas palabras con Chip Ganassi, propietario de uno de los mejores equipos de la Indycar y leyenda de la categoría. "Quiero conducir un coche tuyo algún día", recuerda el propio Ganassi que le soltó un chaval moreno con ligero acento español. "Vi su mirada y su deseo y supe que tenía las condiciones para ser campeón", añade el estadounidense.

Y es allí, afincado en Indianápolis, cuna del motorsport americano, donde Álex Palou se ha labrado un prestigio entre sus compañeros de profesión y todos los fans al motor. Su título en 2021, en su primera temporada con Chip Ganassi, es un auténtico rara avis en la historia del automovilismo español y algo que ha puesto por las nubes su estatus profesional. Pero Palou sigue teniendo una misión que cumplir y es la de ganar las 500 millas de Indianápolis, las cuales a acariciado con los dedos en las dos últimas temporadas.

Chip Ganassi y Álex Palou, con los trofeos de campeones 2021.  Indycar
Chip Ganassi y Álex Palou, con los trofeos de campeones 2021. Indycar

En el verano de 2022, su día a día dio un vuelco al conocerse que estaba negociando con McLaren para cambiar de aires de cara a 2023 y contar con opciones de probar un Fórmula 1. Ganassi y los representantes del piloto español entraron en un conflicto legal que puso en juego su reputación y su trayectoria en EE UU. Pero las aguas se encauzaron antes de la última carrera de la temporada, en la que logró la victoria, ya sin opciones de reeditar su corona. Desde entonces, Palou disputó varios test con un McLaren de 2021 y debutó en unos entrenamientos libres de Gran Premio en Austin con el equipo de Woking.

En 2023 ha repetido con el mejor equipo de Indycar por tercer año consecutivo, y una temporada casi perfecta le ha llevado a coronarse por segunda vez en tres años como campeón de la categoría estadounidense. Lo ha hecho una carrera antes del final de la temporada, algo que no ocurría desde 2007 y es que su año ha sido para enmarcar, con cinco victorias, nueve podios, siempre dentro del top 10 en carrera y con una posición promedio del 4º. Además, sus números tras 62 carreras en la categoría le sitúan entre los tres mejores... de todos los tiempos, a lo que añade ser el quinto multicampeón más joven de la historia, por detrás de Sébastien Bourdais, AJ Foyt, Sam Hornish Jr. y Louis Meyer. La única espinita clavada: las 500 millas de Indianápolis.

Su futuro aún no está confirmado -hablará después de la última carrera del año en Laguna Seca-, pero ha vuelto a verse empañado por unas desavenencias contractuales con McLaren, con quienes había hecho este 2023 las funciones de piloto reserva en F1 en el GP de Miami (y tenía programado seguir haciéndolo desde el GP de Singapur), y la agencia de representación que le asesoró en los últimos años. Chip Ganassi, dueño del equipo con el que ha sido bicampeón, aseguró que seguirá con ellos tras coronarse este fin de semana. El futuro está en sus manos, aunque él reconoce a Relevo que no está obsesionado con debutar en F1 y solo piensa en seguir dejando huella en el país de las oportunidades. El futuro dirá.