TOUR DE FRANCIA FEMENINO

Niewiadoma y Vollering amplían la leyenda de Alpe d'Huez y engrandecen el Tour femenino

La tercera edición de la gran ronda francesa ofreció un espectáculo excepcional, con varios giros de guion y un gran final en una montaña mítica.

Katarzyna Niewiadoma celebra la victoria en el Tour./ASO / CHARLY LÓPEZ
Katarzyna Niewiadoma celebra la victoria en el Tour. ASO / CHARLY LÓPEZ
Fran Reyes

Fran Reyes

Podemos discutir sobre cómo ha crecido y está creciendo el ciclismo femenino: si se han puesto las tinajas antes que los olivos, si la inflación de presupuestos y salarios es sostenible, si los equipos se profesionalizan al ritmo necesario, si la profundidad del pelotón es suficiente para su dimensión, si la calidad de sus personajes es fascinante. Lo que resulta irrefutable es que el espectáculo que ofrecen las mujeres es equivalente al de los hombres. Quien este domingo viera la última etapa del Tour de Francia femenino, de hecho, tal vez piense que es superior.

Tras una edición inicial dominada por Annemiek van Vleuten y su Movistar Team y otra en la que SD Worx, Demi Vollering y Lotte Kopecky amarraron muy pronto la general, esta tercera ha ofrecido una excelente cantidad de alternativas hasta llegar a esa subida final a Alpe d'Huez en que la mentada Vollering, la mejor ciclista del mundo, se disputó la victoria con la ligera Pauliena Rooijakkers (Fenix-Deceuninck), que la acompañaba en su larga ofensiva, y la carismática Katarzyna Niewiadoma (Canyon//SRAM), que encaró la última etapa con el maillot amarillo y 1'15" de ventaja sobre Vollering.

La crack neerlandesa parecía haber sentenciado la general en su favor ya en la cuarta etapa con meta en Lieja. Fue una miniclásica que disputó ya como líder, toda vez que la contrarreloj de la víspera le había servido para ponerse en cabeza de la general tras dos sprints ganados por Charlotte Kool (Team dsm-firmenich PostNL) y anotar una primera victoria parcial. No conseguir la segunda, batida por la alucinante Puck Pieterse (Fenix-Deceuninck), se antojaba una pérdida menor.

Sin embargo, la desgracia le esperaba a seis kilómetros de la meta de la quinta etapa en Amnéville. Con la carrera encabritada, una caída a la salida de una rotonda daba con Vollering y su cadera golpeando duro el suelo. La parte alucinante fue que, de cara a meta, sólo una gregaria (Mischa Bredewold) le esperaba para acompañarle en la persecución. Mientras tanto, sus compañeras de SD Worx, Blanka Vas (1ª) y Lorena Wiebes (8ª), peleaban por el triunfo de etapa. Fue una decisión táctica del conjunto neerlandés, que Vollering abandonará este invierno. "No hubiera marcado una gran diferencia que Wiebes o Vas hubieran levantado el pie", aseveró el director Danny Stam en The Cycling Podcast.

En Amnéville, Niewiadoma acabó 2ª y consiguió los 1'47" (más 6" de bonificación) que, a la postre, le han permitido ganar la carrera por sólo 4". Ni las metas de Morteau (inteligente triunfo de la gala Cédrine Kerbaol) ni Le Grand-Bornand (impresionante éxito de Justine Ghekeire, ganadora de la Montaña tanto en el Tour como en el Giro) variaron la situación en la general. Todo quedaba para la tremenda jornada final con la ascensión al Col du Glandon antes de Alpe d'Huez.

Esta vez sí, SD Worx se puso al servicio de Vollering. Blanka Vas y Niahm Fisher-Black aceleraron en Glandon para preparar un durísimo ataque de Vollering a 2,5 kilómetros de la cima: esto es, a más de 50 de meta. Apenas una escaladora pura como Rooijakkers, en la forma física de su vida, pudo seguirla. Nada menos que un minuto de renta construyeron antes de coronar. Sin embargo, el trabajo de las favoritas en el valle que separaba Glandon y Alpe d'Huez diezmó una ventaja que, si bien creció en la durísima ascensión final pese a los magros relevos de Rooijakkers, no llegó a devolver a Vollering a la cabeza de la general. Así, la todavía ciclista de SD Worx hubo de conformarse con el triunfo parcial y el segundo cajón del podio, siendo el tercero para su compañera de aventura de Fenix-Deceuninck.

Los últimos 400 metros de sprint de Katarzyna 'Kasia' Niewiadoma (1994, Limanowa) en el Alpe d'Huez son, simplemente, historia del ciclismo. Pocos motivos mejores para darlo todo que asegurarse la victoria en todo un Tour de Francia; pocos escenarios más ilustres; pocos finales más felices; pocas personas que hayan peleado tanto por el éxito. La polaca es una clásica del pelotón: una mujer fascinante que vive su carrera deportiva a través de la religión y la mística. Residente en Girona, Niewiadoma se ha ganado a pulso ser considerada la estrella de la temporada con sus victorias en la Flecha Valona y el Tour. Gloria, también, para Canyon//SRAM: uno de los equipos que han impulsado al ciclismo femenino desde la precariedad a su lustre actual.

Voluntariosa actuación española

El ciclismo español estuvo representado en el Tour de Francia femenino por siete ciclistas y dos equipos, Laboral Kutxa-Fundación Euskadi y Movistar Team. Ambos equipos se mostraron activos, cada uno a su nivel: si los telefónicos rozaron la victoria parcial con dos terceros puestos de Liane Lippert y la burgalesa Sara Martín figuró en varias escapadas de nivel, el bloque vasco fue protagonista mediante fugas con la balear Yurani Blanco subiendo al podio para recoger un premio de la Combatividad. Su compañera Usoa Ostolaza fue la mejor rojigualda en la general (24ª), mientras Mavi García (Liv-AlUla-Jayco; 26ª) firmó varios ataques tan valerosos como infructuosos y Sandra Alonso (Ceratizit-WNT) destacó en labores de equipo.