El sprinter discreto se proclama campeón europeo ante las estrellas que le arrinconaron

Érase una vez un discreto velocista de primer nivel mundial cuyos sucesivos equipos han relegado sistemáticamente a un rol secundario, siempre supeditado a otros hombres de similar valía y superiores ínfulas. Tanto es así que, pese a haber acumulado 48 sprints victoriosos en cuatro años, este domingo la selección belga no le designó jefe de filas para la prueba en línea Elite masculina del Campeonato de Europa por el mero hecho de que en la alineación había un 'crack' con 45 triunfos en el mismo período de tiempo; nueve de ellos en el Tour de Francia, contra sólo uno del discreto que sólo lo ha corrido una vez. Y sin embargo fue este último quien alzó los brazos en meta para alzarse con el entorchado continental.

Tim Merlier (1992, Wortegem-Petegem) sólo llegó a la élite del ciclismo de carretera cumplidos los 24 años tras una vida dedicado al ciclocross. Fue con el Verandas Willems donde se destapó Wout van Aert; tras dos años, pasó al actual Alpecin-Deceuninck de Mathieu Van der Poel. Normalmente asignado al rol de lanzador, su irresistible potencia acabó por granjearle un papel de velocista titular… en el calendario secundario. Y es que el principal era para el propio Van der Poel y para Jasper Philipsen.

Hubo una rara excepción. Al Tour de Francia de 2021, el primero de Alpecin, Merlier llegó volando después de ganar una etapa del Giro de Italia y de derrotar en la Elfstedenronde a Mark Cavendish, quien dijo de él que era "el mejor sprinter del momento". En la primera llegada masiva de aquella Grande Boucle, con Van der Poel de amarillo, tanto el crack neerlandés como el mismo Philipsen trabajaron para él. Merlier cumplió y ganó la etapa, pero después volvió a ser relegado en el escalafón. Y, de hecho, no ha vuelto al Tour.

En invierno de 2022, tras un paso decepcionante por La Vuelta, Merlier dejó Alpecin para firmar por Soudal-Quick Step, que le prometió un rol de líder en el Tour que todavía no ha llegado a disfrutar. La pasada temporada, porque Patrick Lefevere optó por darle una última opción a Fabio Jakobsen; en esta campaña, porque Remco Evenepoel exigió contar con todo el equipo a su disposición y no cabía un bloque para las 'volatas'. De ahí que la única gran vuelta de Merlier este año haya sido el Giro, que saldó con tres victoriasfrente a un Jonathan Milan que, más rápido pero menos hábil que él, sumó otras tres.

Este domingo, en Flandes, Merlier se enfrentó a todos los hombres que le arrinconaron en el pasado. Mathieu Van der Poel, que competía con el maillot arcoíris por las rutas en las que suele entrenar, fue con diferencia el más activo de la carrera buscando forzar cortes en un recorrido plano que, pese a su amable pavé, no dejaba gran cosa a la imaginación. Menos todavía con una selección como Italia que, inteligente, fue filtrando alfiles en los cortes mientras utilizaba sus peones para tirar del pelotón buscando forzar la llegada masiva para el rey de la velocidad pura, Milan.

Llegado el momento de la verdad, Bélgica desbancó a los transalpinos y doblegó a Milan para conducir y lanzar la 'volata' con Jonas Rickaert y Jordi Meeus. A su rueda, un Jasper Philipsen que arrancó desde la mejor posición mientras Merlier, menos protegido, partía desde atrás. Era la estrategia: ambos eran capaces de ganar, y ambos esprintarían por su lado. Lo que podría haber acabado con un resultado vergonzante, salió bien gracias a un Merlier inspirado que se colgó el oro mientras el neerlandés Olav Kooij se quedaba con la plata; el estonio Madis Mikhels, con el bronce; y el villano Philipsen, con el chocolate. En el grupo de 40 que se disputó los honores resistió un español: el catalán Pau Miquel (Equipo Kern Pharma), 18º final.