CICLISMO

¿Puede Twitter ayudar a un ciclista profesional a encontrar equipo? Sí, y Eduardo Sepúlveda lo ha comprobado

Hace cuatro meses que el argentino, ex de Movistar, publicó en redes sociales que buscaba acomodo para 2023.

Eduardo Sepúlveda se impone en la cuarta etapa de la Vuelta a Turquía 2022. /GETTY IMAGES
Eduardo Sepúlveda se impone en la cuarta etapa de la Vuelta a Turquía 2022. GETTY IMAGES
Fran Reyes

Fran Reyes

Lejos de ser un espejo de la realidad, las redes sociales son una fuerza que afecta, moldea y deforma al mundo en que vivimos. En el nivel más íntimo, han jugado con los mecanismos de nuestro cerebro hasta alterarlos o directamente reventarlos, provocando un cambio sustancial de capacidades tan intrínsecas como la recompensa, la atención o la abstracción. En lo individual han modificado nuestros hábitos y nuestras percepciones. En el ámbito social, nuestras relaciones tanto personales como profesionales son tan digitales que rayan la ficción.

En post-temporada, el pelotón se olvida del sillín y pasa al juego de la silla. Es un deporte cortoplacista, dependiente de acuerdos de patrocinio que, allende del UCI WorldTour, sólo se firman a uno o dos años vista. Los equipos suelen vivir en la incertidumbre, y esto repercute en los ciclistas hasta el punto de que un tercio del pelotón concluye contrato cada temporada. Los que aspiran a entrar desde las categorías inferiores pelean con quienes se resisten a salir en un duelo encarnizado donde valen lo mismo el palmarés que los perfiles de potencia, el nivel deportivo que los contactos. Hay quienes envían su usuario y contraseña de TrainingPeaks, la plataforma donde se almacenan sus datos técnicos y ciclistas, y quienes ofrecen un autobús en préstamo a cambio de una oportunidad de ser profesional; hay quienes solicitan un salario digno y quienes están dispuestos a pagarse su propio contrato.

En este ambiente de urgencia, de escasez de oportunidades para abundancia de talento, las redes sociales (y en menor medida los medios de comunicación) se convierten en un repositorio de esperanzas y desesperaciones. Cansados de buscar equipo sin éxito por los conductos tradicionales, los ciclistas predican su situación rezando al 'deus ex machina'. Lo hicieron Larry Warbasse, campeón nacional estadounidense en 2017, y el irlandés Connor Dunne, que cuando cerró Aqua Blue se embarcaron en el #NoGoTour para promocionar su deseo de seguir siendo profesionales. Surtió: Warbasse fichó por Ag2r, donde continúa militando cinco años después; y Dunne por Israel Cycling Academy, done se retiró tras completar una digna temporada.

“No quería pensar en la retirada, pero pasaban los días…”

El caso de Warbasse y Dunne sirvió de ejemplo a Eduardo Sepúlveda (1991, Rawson – Argentina) para dar un paso adelante el pasado 16 de septiembre y anunciar en redes sociales que buscaba nuevo destino para la temporada 2023. "Mi equipo, Drone Hopper-Androni, tenía problemas económicos", cuenta 'Sepu' a Relevo. "Iban pasando los días y mi representante Moreno Nicoletti continuaba explorando opciones; y, aunque las conversaciones eran positivas, las ofertas no llegaban a concretarse. Decidí echarle una mano y remangarme yo mismo en busca de oportunidades".

Sepúlveda es un ciclista conocido y reconocido por muchos motivos. Criado en la Patagonia, kilómetros de ida y vuelta siempre por la misma carretera recta y expuesta al viento, fue uno de los primeros alumnos del Centro Mundial de Ciclismo de la UCI que llegó a profesionales con Bretagne-Seché, germen del actual Arkéa-Samsic. A lo largo de una década de carrera en la élite, 'Sepu' ha corrido tres veces Tour de Francia y cuatro el Giro d'Italia, como líder y como gregario, pasando tres temporadas por Movistar Team ("disfruté mucho de compartir equipo con Alejandro Valverde, gran ciclista y persona que me dio excelentes consejos") antes de enrolarse en el mítico Androni de Gianni Savio. Con ellos ganó este mismo año un final en alto en la Vuelta a Turquía. Sin embargo, la empresa española Drone Hopper, último patrocinador principal de la estructura, cesó de honrar sus compromisos en pleno curso. Esto puso en solfa la supervivencia del equipo, que ya en junio debió renunciar a varios de sus talentos y empujar al resto de su plantilla a una libertad no deseada.

"No quería pensar en la retirada, pero pasaban los días y no encontraba nada", evoca Sepúlveda. "En competición no me afectaba tanto, porque estaba centrado en la carrera; pero en casa, o por las noches, sí me agobiaba al ver que otra gente encontraba equipo y yo seguía igual". Ante la duda, determinación. "Decidí no ponerme presión y disfrutar de las carreras lo máximo posible. Me centré en competir, porque un buen resultado era lo que más me podía ayudar a encontrar equipo". Eso, y su dilatada y solvente trayectoria, y las redes. Al cabo, un equipo se enteró a través de Twitter de que Sepúlveda estaba libre y se puso en contacto con él. Hoy por hoy, su continuidad en el pelotón profesional está apalabrada a falta de firma.

Eduardo Sepúlveda, en una fuga del Giro d'Italia 2020 con los colores de Movistar Team. Le acompañan Ben O'Connor y Jonathan Castroviejo.  GETTY IMAGES
Eduardo Sepúlveda, en una fuga del Giro d'Italia 2020 con los colores de Movistar Team. Le acompañan Ben O'Connor y Jonathan Castroviejo. GETTY IMAGES

Una avalancha en los DMs

No sólo los ciclistas recurren a las redes sociales para entrar en contacto con equipos: también los representantes de corredores hacen lo propio. "Es una vía para darse a conocer, una forma más de localizar a las personas pertinentes para discutir un posible fichaje", nos cuenta Marcelino Pacheco, de la agencia Gorama. "Por poner un ejemplo, las negociaciones para que el equipo malayo Terengannu incorporara a dos de mis corredores, el panameño Christofer Jurado y el colombiano Carlos Quintero, empezaron en una red social". El propio Pacheco recibe mensajes de corredores que buscan destino. "Particularmente en esta época. Y eso es a mí, que soy un agente modesto; no me quiero ni imaginar a un representante de más fama".

Los equipos también suelen recibir "una avalancha de DMs" en los meses de otoño. El responsable de redes sociales de un equipo español de segunda división nos comenta que recoge "un centenar" entre agosto y octubre; "y se ofrecen ciclistas de todo tipo, desde expertos de categoría superior hasta juveniles de otros continentes que prueban suerte a ciegas". No obstante, estas propuestas no suelen cristalizar: "En seis años, solo recuerdo un ciclista que haya fichado por este equipo a partir de un mensaje en redes sociales". Son casos aislados, sí, pero ocurren. No es cuestión de suerte, sino una consecuencia de atreverse. Y si no, que le pregunten a Eduardo Sepúlveda.