Un pelotón rendido a UAE Team Emirates y Tadej Pogačar: "Es el ciclista del siglo"
El esloveno da continuidad a su temporada de leyenda con un triunfo imperial en la Flecha Valona.
Previa de la Flecha Valona y todos hablan de lo mismo: ¿cómo batir a Pogačar? ¿Cómo le ganamos, si en 17 días de competición ha firmado 11 victorias? ¿Qué hacemos, si siendo escalador desafía a los clasicómanos en su terreno y les derrota como pasó en el Tour de Flandes? Este miércoles, camino del mítico Muro de Huy en el que Alejandro Valverde firmó cinco victorias, nadie se ha movido, UAE Team Emirates ha dominado y Tadej Pogačar se ha impuesto de forma inapelable.
Tal vez la respuesta a todas las preguntas sea anticiparse a su movimiento, pero es que Tadej también es capaz de imponerse atacando desde (muy) lejos. "Él es impredecible", ataja Tomás Gil, su director en UAE Team Emirates. "Todo depende de cómo se está sintiendo en carrera, que es algo que sólo sabe él. A veces nosotros somos los primeros sorprendidos por sus movimientos. Pero no pasa nada: si ataca, es porque se siente bien. En la Amstel Gold Race, por ejemplo, el ataque estaba planificado más adelante; pero, una vez ya estaba delante, nos la jugamos. Y digo jugar porque él se divierte".
Tal vez aislarle sea una buena alternativa, pero es que su UAE Team Emirates es un rodillo. "Es interesantísimo", reacciona Tom Southam, director de EF Education-EasyPost, "porque no sólo es un ciclista indescifrable, sino que además utiliza fenomenal a su equipo. Cuando quieren controlar, bloquean la carrera de cabo a rabo. No quieres admitir que todo se reduce a esperar a que cometa un error, pero…"
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— La Flèche Wallonne (@flechewallonne) April 19, 2023
⏮ Relive how Tornado @TamauPogi won the 2023 #FlecheWallonne 🏹 pic.twitter.com/CHa8B4zxYU
Tal vez sea eso; tal vez sea mejor esperar hasta el mismo final y sacar ventaja de algún fallo, pero es que Tadej Pogačar parece tocado por una varita y no se equivoca (casi) nunca. "Su único punto débil es ese momento en que se emociona y se olvida de comer", analiza el danés Matthias Skjelmose, 22 años, el 'primero de los mortales' (Mikel Landa dixit) en Huy, invocando al dios de las pájaras. "Jumbo-Visma se aprovechó de eso el año pasado en el Tour de Francia, así que dudo mucho que vuelva a tropezar con la misma piedra". Y ahí, en ese punto, Skjelmose, se rinde del todo, y su voz es la de todo el pelotón: "Es el ciclista del siglo. Antes de la carrera le he dicho a la tele danesa que estaría contentísimo si acabara segundo detrás de Tadej, porque probablemente acabe siendo el mejor de la historia. Y, aunque ahora no sonría mucho, os aseguro que estoy muy feliz".
A todas estas muestras de admiración contesta Pogačar con elegancia. "Bueno, está bien que Skjelmose diga eso de mí, pero yo me veo que en cada carrera está más cerca de mí… ¡Así que a lo mejor es él quien acaba siendo el ciclista del siglo!". Y, tras el elogio, se muestra humilde: "Siento el respeto del pelotón, sí, pero yo también intento respetar a todos los ciclistas del pelotón. Para mí, el ciclismo es eso".
En cuanto a la rendición de armas, lo analiza con frialdad. "Nos viene bien que todo el mundo nos mire, porque así disponemos de más margen de maniobra". Hoy, el pelotón entregó la carrera a UAE Team Emirates. Hace años 'Matxin' decía que sólo necesitaba dinero para construir el mejor equipo del mundo, y la Flecha Valona es una prueba fehaciente de que decía la verdad. De principio a fin, en una de las clásicas más prestigiosas, UAE eligió la escapada, la controló, la secó, y lanzó a su líder hacia la victoria. Y no lo hizo con una cohorte de superestrellas: la parte del león del trabajo correspondió a Michael Vink, un neozelandés de 31 años que esta temporada debuta en el ciclismo europeo y cuyo potencial físico detectaron en un simulador de ciclismo. El dinero fomenta; la audacia diferencia.
Desde su primera cabalgada triunfal este 13 de febrero en la Clásica Jaén Paraíso Interior, Pogačar ha coleccionado una lista de éxitos espectacular, de leyenda, por calidad y volumen. "No me aburro de ganar porque nadie lo haría; simplemente disfruto del estado de gracia que vivo en este momento mientras dura. De estadísticas no entiendo: voy a lo mío". El domingo se enfrentará a otro de los súper talentos del ciclismo actual, Remco Evenepoel, que le desafiará en la Liège-Bastogne-Liège camino del Giro d'Italia. En el horizonte lejano, la última frontera es la París-Roubaix: "Tendré que correrla algún día, aunque sólo sea por probar". Una promesa, una amenaza. "Pero, de momento, mejor la dejo a un lado". Los clasicómanos respiran tranquilos al sentir que su último reducto todavía está a salvo del 'ciclista del siglo'.